Un pequeño hotel de lujo con el mejor Spa de Sudamérica

Una cadena de experiencias transformadoras se van sucediendo durante toda la estadía de quién realiza estas imperdibles visitas.

Azur Hotel & SPA es, que se dice, una auténtica “serendipia” (o hallazgo inesperado). Además de confort y servicios cinco estrellas, el huésped que llega por algo más que una estadía de lujo, queda encantado por la historia de este edificio construido en 1915, y declarado de valor patrimonial y arquitectónico. Como todas las propiedades de su estirpe que acaban atrapadas por la dinámica voraz de las grandes metrópolis, la saga de usos y personajes que la habitaron a lo largo del siglo XX le otorgan un condimento especial a la experiencia del alojamiento, algo que sus dueños han sabido aprovechar.

El edificio es hoy una joya que combina arquitectura con un sinfín de detalles originales para descubrir. El criterio de preservación permitió rescatar escaleras de madera, vitrales, techos abovedados, y carpinterías originales con la clásica chapita indicando el número del aula del colegio qué alguna vez funcionó allí. Un pasillo de ladrillos conduce a las habitaciones, todas diferentes entre sí, que funcionan en los espacios originales de la antigua casa.

Pero no solamente es la revalorización de este edificio histórico lo que lo convierte en un hotel único en el país. Una cadena de experiencias transformadoras se van sucediendo durante toda la estadía de quién lo visita, en donde se destaca su SPA Baños de Azur, la joyita subterránea escondida del hotel.

Luego de 4 años de trabajo y puesta en valor, Azur Hotel lanzó este producto único que puso a la ciudad a la vanguardia mundial en materia de wellness y centros de bienestar. Baños de Azur fue recientemente galardonado como uno de los mejores Spas de Latinoamérica. Un templo dedicado a la relajación que tiene como concepto principal la búsqueda del verdadero bienestar. Un recorrido de 2hs en privado a la luz de las velas, donde la premisa está puesta en el agua en sus distintos estados y temperaturas, y sus beneficios comprobados para la salud. Un circuito donde cada sector ha sido diseñado como un ritual de desconexión de contemplación, aromas, sensaciones y silencio.

Incluso antes de ingresar al hotel, el perfume que se anticipa desde la calle ya deja adivinar que será una estadía destinada a involucrar todos los sentidos. Quizás sea el nuevo concepto de bienestar de los tiempos que corren hoy en día. No es casualidad que la hospitalidad detallada del hotel ya sea marca registrada en Córdoba. Y qué es lo que produce que una experiencia sea transformadora en la actualidad? Sin lugar a dudas, poder conectarse con uno mismo y con el entorno, una cualidad que cada vez resulta más difícil. Desde la genuina sonrisa y servicio del equipo de Azur, el aroma de sus pasillos, las velitas que se encienden en cada atardecer, la degustación de quesos y vinos de cortesía con los huéspedes cuando el sol cae, la bolsita de lavandas en la cama para un buen descanso, entre tantos detalles más, invitan a conectar cada uno de los sentidos, desafiando el concepto de hospitalidad de cualquier hotel.

Y porque bienestar y gastronomía siempre van de la mano, una propuesta que termina de coronar esta secuencia de experiencias en la terraza del hotel: La Despensa de Azur, un restaurante que pone a Córdoba en el foco, con sus productores artesanales, sus valles y sierras y los productos del monte nativo. La Despensa apuesta a lo simple y lo regional: mesones descontracturados para compartir, frescura, espontaneidad y calidad. La propuesta se basa en preparaciones abundantes y deliciosas con sabor a hogar. Mesones nutritivos para el desayuno, con productos desarrollados a partir de materia prima orgánica, pasando al almuerzo con un gran buffet de ensaladas frescas y proteínas de calidad, también con opciones vegetarianas, veganas y plant based. En el menú de la noche el ADN cobra su máximo protagonismo, a medida que una carta dinámica y creativa cambia constantemente, siguiendo el ciclo de los productores y la propia naturaleza, con platos

tradicionales -y no tanto- que invitan a viajar por nuestra provincia en una experiencia auténtica y profunda.

Enlazar, ser puente y permitir a los visitantes reconocer a Córdoba en sus espacios, sus sabores, su calidez, sus texturas, su servicio y sus olores. Poder conocer la historia de una provincia a través de una experiencia de alojamiento que realza el lujo perdido de lo simple y lo espontáneo, parece ser el arte que domina Azur. Un micromundo que esconde lo mejor de una provincia de forma auténtica, descontracturada y conmovedora. Volver a sentir. Qué es sino acaso el nuevo lujo hoy?

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