Un dirigible para vigilar los incendios y la contaminación

Su huella de carbono es mínima puesto que está fabricado con materiales ecológicos. Esta diseñado para estacionarse a 20 kilómetros de altura

Entre la barrera troposfera-estratosfera y la capa de ozono, habrá un vigía que en un futuro próximo será los ojos de los servicios de extinción de incendios, medirá el nivel de calidad del aire en las ciudades e incluso llevará internet a las zonas de la España desconectada. No es un satélite ni un dron, combina lo mejor de los dos mundos y en su desarrollo cuenta con participación española. Liderado por Thales Alenia Space, posee una primera base de lanzamiento en el sur de Francia y en un futuro tienen previsto construir otra en Asia.

Stratobus es un dirigible englobado dentro de los HAPS (del inglés High Altitude Pseudo-Satellites) diseñado para estacionarse a 20 kilómetros de altura. Con 115 metros de longitud (34 metros de diámetro), ocuparía lo que el Estadio Santiago Bernabéu de tamaño, hazaña que le permite llevar una carga útil (como sensores ópticos, radar, infrarrojo o híper espectral) de 250 kilos, mientras que un dron tan sólo puede cargar entre cinco y diez kilos. Además es compatible con el sistema Galileo (el GPS diseñado por la Agencia Espacial Europea).

Ecológico

La aeronave puede desplazarse por todo el mundo, dando una vuelta a la Tierra cada 90 minutos, además su huella de carbono es mínima puesto que está fabricada con materiales ecológicos y utiliza tecnologías limpias basadas en la energía solar. Stratobus cuenta con una cubierta móvil de células fotovoltaicas cuya función es alimentar los sistema de propulsión eléctrica. Otra gran ventaja es que al utilizar el empuje de la fuerza de Arquímedes para elevarse hasta la estratosfera, no requiere de una fase de lanzamiento, lo que disminuye sus costes frente a los de un satélite, además lo hace en un tiempo récord de 4 horas.

Entre las distintas funciones que puede desempeñar este dirigible están las de monitorizar la contaminación de una ciudad, vigilar los flujos migratorios en las fronteras, colaborar en el control de incendios o funcionar como un repetidor de telecomunicaciones entre otras. Se puede dotar al Stratobus con sensores que midan la calidad del aire en las ciudades con detectores terrestres adaptados.

Varias administraciones públicas han mostrado interés por el proyecto para funcionalidades como la vigilancia de incendios. A través de detectores tanto ópticos como infrarrojos, un Stratobus podría enviar datos sobre el fuego en tiempo real cubriendo un horizonte terrestre de hasta 500 kilómetros de radio (800.000 kilómetros cuadrados) en cuanto a horizonte óptico.

Por ahora se han realizado “pruebas para comprobar el funcionamiento de los sensores a 20 kilómetros de altura con un globo pequeño que asciende y cae en el día”, explicó el director de estrategia y relaciones instituciones de la empresa espacial, José Antonio Álvarez de Arcaya, este miércoles durante la presentación del proyecto. Otro de sus posibles usos sería el de reforzar la cobertura móvil en una zona concreta (por ejemplo debido a afluencias masivas durante las vacaciones) o para llevar conexión a una zona sin Internet, abarcando un radio de 140 kilómetros (60.000 kilómetros cuadrados).

Sobre los aviones comerciales

Este dirigible flotará sobre los aviones comerciales por lo que no es necesario tener en cuenta el tráfico aéreo más allá de los momentos de lanzamiento y descenso. También se estacionará por encima de las corrientes de chorro -vientos fuertes-, al contrario que los globos meteorológicos. Este diseño soporta vientos de hasta 80 o 90 kilómetros por hora (gracias a sus propulsores), lo que permitirá una vigilancia exacta de una zona determinada durante un largo período de tiempo, otra ventaja sobre los satélites. Con una autonomía de diez años, la clave del diseño está en los bajos costes que supone su lanzamiento, el casi coste cero que conlleva su mantenimiento (con un mantenimiento de una vez al año) y su carácter ecológico.

Para finales de 2019, principios del 2020 se construirá un prototipo a escala (de unos 40 metros de longitud) con el fin de probar los sistemas y para en el año 2022 está previsto el vuelo del primer prototipo, siendo ese mismo año el señalado para su comercialización.

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