Trabajo, TICs y Síndrome del Quemado

Por Ezequiel Zabale
Especialista en Derecho y Nuevas Tecnologías
Analista de Sistemas
Abogado
Profesor Universitario 

Durante los últimos cinco o siete años, hemos asistido a un proceso creciente de incorporación de tecnologías a nuestra vida cotidiana y a nuestra vida laboral. La tecnología ha invadido campos que hace 10 años pensábamos imposibles de compartir y muchos menos en forma habitual.

A la conjunción de herramientas de hardware, más herramientas de software, programas y aplicaciones se la conoce comúnmente bajo la sigla de TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación).

Ellas nos permiten el acceso a información, contenidos, comunicación, creatividad y, en general, facilitan la comunicación y la llegada de los mensajes en diversas formas.

La masificación de las PC de escritorio, las notebooks y las netbooks, sumado al abaratamiento del hardware (en especial de los celulares de alta gama, smartphones y tabletas), nos permite hoy, más que nunca, tener el mundo en la mano. Agregado a ello, como ensamble y en forma complementaria que hace y contribuye a la herramienta TICs, han aparecido un vasto número de aplicaciones que facilitan la comunicación y la puesta a disposición de información diversa índole: Facebook, Twitter, Line, WhatsApp, Sonico, Blogger, Linkedin, etc.

Las TICs han tenido una entrada deslumbrante en los ambientes de trabajo y en los diversos ámbitos labores. Bastará con citar algunos ejemplos. Un preventista que antes tomaba los pedidos manualmente, hoy los hace con un celular y una aplicación, de forma tal que al hacer el pedido, se despacha en la central un proceso para poner en funcionamiento la fabricación del pedido.

Un ingeniero, indispensablemente, utiliza un software de asistencia para el desarrollo. Un gerente financiero confía en sus sistemas administrativos informáticos para tomar decisiones. Tanto el ingeniero como el gerente financiero tienen su celular todo el día conectado a través de diversas aplicaciones y reciben sus mails en el mismo. Un taxista toma pedidos a través de una aplicación Web o de una red segura, donde el pasajero solicita el servicio a un gestor y ambos ganan en seguridad. Un empresario que cuenta con camiones puede chequear dónde se encuentran sus vehículos todo el tiempo, el consumo, los kilómetros recorridos y cuánto tiempo se desvió su chofer; el sistema es seguro para todos.

Estos son algunos de los miles de ejemplos laborales donde las TICs han entrado en nuestras vidas y ambientes de trabajo para quedarse.

Pero estas mismas aplicaciones que creemos salvadoras pueden convertirse en un verdadero calvario para cualquier trabajador, si no puede o no sabe desprenderse de las mismas, ya sea por imposición o por necesidad interna. Asimismo, para cualquier empresa puede convertirse en una fuente inagotable de problemas.

En este caso, nos interesa mucho analizar cómo la incorporación de las TICs en los ambientes laborales han contribuido sobremanera a aumentar los casos de Síndrome del Quemado, siendo ésta cierta afección que sufren las personas, en especial en los ámbitos de trabajo y que no les permite producir normalmente o de acuerdo a su real capacidad de trabajo. No se trata solo de stress laboral, sino de un plus, una especie de stress permanente[1].

En este punto, la existencia de las TICs que permite –u obliga-, según el caso, a estar enlazado –online- las 24 horas, implica prácticamente un trabajo sin descanso, lo que genera una situación permanente de trabajo, es decir, se trabaja aunque no se está en el horario típico de la jornada laboral.

Los casos de Síndrome del Quemado, por sobre uso de las TICs, han ido incrementado lo que implica un riesgo grave para el personal y para las empresas. El personal que se encuentra híper-conectado comienza a tener problemas de atención, cansancio permanente, fatiga y otros problemas físicos y psíquicos importantes, con riesgo de muerte (en general manifestados por paros cardíacos). No es que las TICs sean las únicas responsables, pero el uso intensivo en el trabajo sin tiempo de desconexión colabora con tales aspectos.

A los fines de prevenir tales situaciones, se recomienda a las empresas que limiten el uso de las TICs a sus empleados, ya sean de rango inferior (operarios, agentes de calle) o superior (gerencias, mandos medios). Dicha limitación, en general, importa, por ejemplo, NO recibir los mail en los celulares luego del horario físico de trabajo (sencillamente apagando las conexiones de datos) o bien ordenando responder los mails solo desde los lugares físicos y en horarios normales de trabajo. Lo mismo puede aplicarse a llamadas de proveedores o servicio técnico. Se podrían dar otros ejemplos en cada área[2].

Al hacer un uso responsable de las TICs en los ámbitos de trabajo, se contribuye a asegurar el desempeño laboral de los empleados, ciudad el recurso humano y de la propia empresa, reducir costos laborales y, en definitiva mejorar o asegurar el ámbito de trabajo.



[1] Parral, Pablo. El estrés laboral en el marco de los daños psíquicos originados en las nuevas tecnologías. LL. Mayo de 2013.

[2] En el caso del seguimiento satelital de autos y camiones, asegurar que dicho seguimiento no invada el ámbito de intimidad del trabajador, es decir que no se sienta “absolutamente controlado” sino solo controlar los aspectos de trabajo.

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