Es sabido que el Moto X tuvo un gran éxito, convirtiéndose en el modelo mas ambicioso de Motorola. Debido a esto, sus creadores decidieron repetir la estrategia, pero esta vez, dividiendo la experiencia en dos: un modelo gama media y otro de gama alta.
Se trata del Moto X Play y el Moto X Style:
El primero, de gama media, tiene terminales más potentes y algunos apartados, como la cámara o la pantalla, ganan protagonismo. Su estructura posee las mismas curvas del Moto X del año pasado, pero con algunos acabados modificados. Es de plástico cromado y tiene una proporción tamaño/peso algo pesada, pero encuentra su justificación en la batería. Su pantalla, un panel TFT LCD, tiene 5,5 pulgadas y se permite mostrar colores vibrantes. En cuanto a sus píxeles, la misma posee 403 ppp. Su rendimiento tiene mayor fluidez respecto de su antecesor, debido a su mejor gestión de la multitarea y mejor experiencia de uso. Motorola esta vez quiere apostar fuerte por la cámara y ellos mismos lanzaron un órdago al decir que iba a ser sobresaliente: el enfoque automático es un poco lento y los resultados que hemos podido hacer en la toma de contacto son buenos en interiores y con luz artificial.
El segundo, de gama más alta, tiene un procesador Snapdragron 808, menos sobresaliente pero más seguro en cuanto a temperatura y consumo de batería. Su diseño posee curvas que hacen que el agarre sea más cómodo, con una batería más pequeña que la del Play aunque igualmente es más pesado. El marco es de metal y, a diferencia del anterior, se puede elegir entre distintos materiales para su parte trasera (cuero, madera y plástico). La pantalla ocupa el 74% de la parte frontal, tiene 5,7 pulgadas con una resolución QHD de 1440 x 2560 píxeles. El panel posee TFT LCD y colores menos vibrantes pero brillantes. La cámara tiene unos cuantos trucos que el sensor de 21 megapíxeles del Play no tiene: más resolución de imagen, grabación de vídeo a 2160p 30fps o 1080p 60fps con HDR opcional.