Teléfonos inteligentes, relojes inteligentes y ahora… alcoholímetros inteligentes.
El consumo excesivo de alcohol sigue siendo una de las principales causas de muertes evitables en el mundo.
Y si bien beber alcohol con moderación es algo socialmente aceptado, el alcoholismo es todavía un tema tabú que se suele tratar en centros de rehabilitación aislados o en grupos de terapia anónimos.
Ahora, sin embargo, ambos problemas también se pueden abordar haciendo uso de la tecnología más innovadora.
Cálculo en tiempo real
“A todos nos ha tocado de alguna manera el tema del alcoholismo”, dice Brad Keays, el fundador y director ejecutivo de Soberlink.
Esta empresa de California, EE.UU., ha desarrollado un alcoholímetro digital con el que pretende cambiar la forma en que se trata la adicción al alcohol.
El aparato tiene un sensor que se conecta con la red de teléfonos móviles e internet, incorpora una pequeña cámara fotográfica que permite verificar la identidad del usuario y también cuenta con un sistema GPS para registrar las coordenadas de ubicación.
La idea es que el usuario sople al menos dos veces al día -aunque pueden ser más- a unas horas previamente establecidas.
En caso de que el resultado del test sea positivo, el dispositivo envía una alerta automática por mensaje de texto y correo electrónico a las personas que figuren en el llamado círculo de recuperación del paciente.
Generalmente este círculo lo suelen formar el médico y los seres cercanos que el usuario elija.
Y los datos llegan también al perfil que el usuario tiene en la página de Soberlink, donde en cuestión de 30 segundos después del test, aparece la cantidad de alcohol en la sangre y la verificación de la fotografía.
“Nunca ha habido en el pasado una forma igual de monitorear el consumo de alcohol en tiempo real”, señala Keays.
“Las empresas aseguradoras reembolsaban análisis de orina, pero había que ir hasta el laboratorio, hacerse una prueba, esperar los resultados… muchos de mis clientes lo hacían semanal o mensualmente”, explica.
“Ahora me dicen que esto es mucho más fácil: sólo necesitan 60 segundos por la mañana y 60 segundos por la noche“, cuenta.
Desde 2012, el doctor Gregory Skipper utiliza el alcoholímetro digital con sus pacientes en el centro que dirige en Santa Mónica, Los Ángeles.
“Pensé que era una idea noble que podía ser útil”, cuenta Skipper.
Al ser parte del tratamiento, no es iniciativa voluntaria de los pacientes utilizar este sistema. Aun así, Skipper asegura que rara vez se oponen a usarlo.
“Les ayuda a ser conscientes de la importancia de mantenerse sobrios; de alguna manera se sienten orgullosos de sus registros”.
¿Se le puede engañar?
La cámara fotográfica impide que una persona distinta al paciente sople.
Pero se puede encontrar la manera de engañar al sistema, sobre todo si no se establecen horas fijas para hacer las pruebas.
“Ayuda a los pacientes a ser conscientes de la importancia de mantenerse sobrios; de alguna manera se sienten orgullosos de sus registros”.
Así, una persona puede hacer su último test del día a las 5 de la tarde, beberse una botella de vino después y, al día siguiente, no hacerse el primer test hasta estar seguro de que no queda rastro del alcohol en sangre.
“Pero si vemos un soplido temprano en la tarde y tardío por la mañana, empezamos a sospechar”, señala Skipper.
“Lo que hacemos ahora es determinar la franja horaria en la que el usuario tiene que hacerse las pruebas, y si no siguen el horario, les mandamos hacerse un análisis de orina”, explica.
Contaminación ambiental
Otro de los inconvenientes que pueden surgir es que el dispositivo capte rastros de alcohol que no necesariamente proceden de una bebida.
Si la persona se ha puesto perfume o se ha enjuagado la boca con un producto dental, el resultado del test será positivo.
Por esto, cada vez que la prueba arroja un valor positivo de alcohol en sangre, el propio aparato le recomienda al usuario que sople otra vez pasados unos 15-30 minutos.
En ese tiempo, cualquier gota de alcohol accidental se habrá disipado.
Pero, ¿qué pasa si en el segundo intento la prueba sigue siendo positiva?
“Les llamamos y les preguntamos qué está pasando. De ahí podemos tomar alguna acción como ingresarlos en un programa residencial, pero no los echamos del programa, es una herramienta de aprendizaje”, indica Skipper.
Autorización oficial
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) dio el pasado julio la autorización para que el alcoholímetro digital sea considerado un dispositivo médico.
Esto abre muchas puertas a que pueda ser financiado por los seguros médicos.
Es una buena noticia más para Keays, que añade que su invento ha servido para que los pacientes recuperen la confianza de los suyos.
“Los seres queridos ya no le tienen que preguntar si ha bebido o no porque reciben las alertas automáticamente”, expone Keays.
“Dicen ‘estoy siendo monitoreado, estoy documentando mi sobriedad’…. documentando mi sobriedad, esta es una de mis frases favoritas que oigo de los clientes”.