La berlina oscura circula a 100 km/h, pero el ingeniero Eberhard Kaus no tiene sus manos al volante. No le preocupan las curvas ni el límite de velocidad ni la densidad del tráfico. Sus manos están apoyadas sobre el regazo y los pies, lejos de los pedales. Kaus no es un conductor normal. Trabaja para Mercedes y su coche es un prototipo que anticipa la que quizás sea la tecnología más revolucionaria de los últimos años: la conducción autónoma.
Según lo que prevén ingenieros como Kaus, los coches serán pronto tan inteligentes que el piloto será un pasajero más y la tecnología lo controlará todo. El jefe de Daimler, Dieter Zetsche, no ve nada similar: “Hace 125 años, construimos el primer carruaje sin caballos y ahora llegará el primero sin cochero”.
Los fabricantes no quieren quitarle todo el control al conductor ya que la diversión de manejar es un importante criterio de compra y un motor para toda la industria. Pero en situaciones rutinarias aburridas, como estar en medio de un embotellamiento, o en rutas monótonas, podría activar el piloto automático y dedicarse a otras tareas. Así lo ve al menos el jefe de desarrollo de Audi, Ulrich Hackenberg.
Kaus aún no se puede relajar. Su prototipo se para ante los semáforos rojos y ante los pasos peatonales y circula sólo en situaciones de tráfico complejo, pero aún pasarán varios años hasta que esa tecnología esté lista. De momento sólo funciona en distancias especialmente medidas. El piloto debe estar siempre aún alerta para controlar el coche si es necesario.
El director de desarrollo de Mercedes, Ralf Herrtwich, es optimista a pesar de los déficits actuales: la actual Clase S puede circular ya de forma autónoma. Para continuar con el desarrollo hay que ampliar el número de cámaras y sensores y equiparlas con un nuevo software. Entonces, el piloto automático ya no será ciencia ficción.
“Ya en esta década habrá un piloto automático para autopistas que controlará el coche a grandes velocidades“, afirma Herrtwich. Un sistema como el del prototipo de Kaus llegará en la siguiente generación de vehículos.
Herrtwich no es el único que cree en esos pronósticos ambiciosos. Carlos Ghosn, jefe de Renault y Nissan, mete más presión a sus ingenieros y promete que la conducción autónoma llegará para 2020. Ya está probando un Nissan Leaf convenientemente adaptado en un circuito. También el jefe de Tesla, Elon Musk, sueña con un coche sin piloto y ya anunció para la segunda mitad de la década vehículos eléctricos que serán capaces de realizar por sí mismos el 90 por ciento de las operaciones.
Todas las grandes firmas están recorriendo ese camino a mayor o menor velocidad. BMW ha puesto vehículos de manos libres en la autopista entre Múnich y Núremberg a modo de prueba. Audi mostró sus prototipos automáticos en enero en el Salón del Automóvil de Las Vegas. El proveedor de componentes Continental ya ha recorrido miles de millas por Nevada con un coche especial.
“Los retos tecnológicos son previsibles y se podrán solucionar en los próximos años”, dice Herrtwich. En paralelo se deben desarrollar leyes que lo permitan. “La Convención de Viena de 1968 establece que el conductor siempre tiene que tener el control del coche en todo momento”, explica el ingeniero. La industria y las autoridades ya están en contacto para que eso pueda cambiar de acuerdo a la tecnología.
El piloto automático no llegó de la noche a la mañana. Ya hace tiempo que los coches pueden estacionar solos. El Mercedes Clase S y el nuevo BMW X5 son los primeros en mantener por sí mismos la velocidad, la distancia y la dirección en caso de embotellamiento y a escasa velocidad. Y no pasa un mes sin que algún fabricante aporte nuevas funciones parcialmente autónomas. El último es Toyota, que acaba de presentar sistemas activos de seguimiento de dirección, manejo del volante y control de velocidad, pasos previos a la conducción plenamente automática.
Sorprendentemente, pocos conductores son escépticos y de hecho parecen dispuestos a compartir el manejo del coche, según las encuestas realizadas en Alemania. Los consultados esperan más seguridad y menos atascos y más tiempo para leer, relajarse y hablar.
Sin embargo, el investigador de Mercedes Eberhard Kaus está bajo una alta carga de estrés cuando está metido en su prototipo sin tocar el volante. Debe estar alerta. Cuando la tecnología sea un hecho para todos, él será el primero: “Yo me dejaría llevar de vacaciones por mi coche hoy mismo”.
Fuente: FortunaWeb