Pié de atleta: ¿Qué es y cómo se previene?

El Pié de Atleta es una patología micótica, causada por distintos agentes y en la que intervienen diversos factores. La Dra. Alicia Savoré, Jefa del Servicio de Dermatología de Grupo Gamma, nos explica sus causas, síntomas y cómo prevenirlo.

El término “pié de atleta” o Tiña Pedis se refiere a la infección superficial del pié causada por diferentes especies de hongos. Es muy frecuente, especialmente en adolescentes y adultos, raro en niños y presenta un ligero predominio en el sexo masculino.

Los agentes causales son los dermatofitos: Trichophytun rubrum, Trichophytun mentagrophytes (variedad interdigital) y el Epidemophyton floccosum. Estos microorganismos afectan la capa córnea de la piel y los anexos cutáneos (pelos y uñas) del hombre y ven favorecido su crecimiento por la humedad.

La transmisión se hace por el contacto directo piel a piel o por fómites contaminados (calzados, toallas, medias, etc).

Los factores predisponentes son: hiperhidrosis, calor, humedad, climas cálidos, falta de ventilación, calzado muy oclusivo, botines de trabajo, medias de nylon o de material sintético, natación, mal secado de la piel, baños públicos, diabetes, inmunosupresión y, a veces, puede existir una predisposición genética, siendo más común en algunas familias.

Clínicamente suele iniciarse como una lesión descamativa en el tercer o cuarto espacio interdigital de los pies, desprendiéndose la capa córnea en la parte más profunda del pliegue, originando una grieta de fondo rosado acompañada de un colgajo de epidermis. El proceso puede extenderse a la planta, ulcerarse e incluso sobreinfectarse. Las lesiones pueden ser asintomáticas o pruriginosas.

En las formas crónicas, la piel se torna hiperqueratósica, escamosa y descamativa, compromete los bordes laterales del pié y se extiende hasta las plantas. Se acompaña de escaso prurito o bien puede ser asintomática.

El proceso puede durar años y es común el compromiso de las uñas. Las mismas cambian de color, se engrosan o se desprenden.

Prevención:

  • Higiene diaria de los pies.
  • Secar con toalla seca, papel o secador en frío tratando de separar bien los dedos.
  • Evitar todo tipo de calzado cerrado.
  • Alternar los zapatos.
  • Medias de algodón, evitar las de materiales sintéticos, cambiarlas diariamente. En el caso de que el paciente transpire profusamente, se aconseja cambiar las medias y el calzado ni bien los sienta húmedos.
  • Utilizar zapatos de baños o sandalias para caminar alrededor de piscinas, gimnasios, duchas, habitaciones de hoteles, etc.
  • No compartir toallas, medias y calzados.
  • Corregir la hiperhidrosis, el pié plano y realizar un control periódico del pié diabético.

Diagnóstico: el dermatólogo realizará un exhaustivo examen de la piel y uñas del pié y si lo considera necesario solicitará un estudio micológico, que consiste en el raspado de piel o de escamas de uñas y ese material se observa directamente a través del microscopio y luego se cultiva en medios especiales.

Tratamiento: según criterio médico será: con cremas, lociones o polvos antimicóticos pudiéndose complementar, según el caso, con tratamiento oral.

Recordar que no toda erupción que aparezca en la piel del pié es de origen micótico, por ello consultar al dermatólogo y no automedicarse porque puede complicar la patología.

Fuente: Dra. Alicia Savoré, Jefa del Servicio de Dermatología de Grupo Gamma

 

 

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