Mucho se habló de la pulseada entre los efectos económicos de la cuarentena obligatoria (que son nefastos) versus la cantidad de contagios, pero poco se han mencionado las consecuencias sobre la salud mental que tantos meses de aislamiento pueden acarrear en las personas.
Para conocer un poco más acerca de esta “tercera preocupación”, ON24 consultó al director del Departamento de Neuropsiquiatría del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) Rosario, Hernán Klijnjan. “Las situaciones catastróficas se vinculan con altos niveles de depresión, ansiedad y comportamientos problemáticos, entre ellos consumo de sustancias y episodios violentos, por lo que si a eso le sumamos factores económicos, la probabilidad de que aumenten estas enfermedades es mayor”, consideró el especialista.
Si bien Klijnjan señaló que en este periodo de aislamiento se han incrementado las consultas vinculadas a la ansiedad y al pánico, principalmente, advirtió sobre un punto que resulta más alarmante aún: “Entramos a esta pandemia ya con una epidemia de problemas de salud mental, que vienen en aumento, por lo que lo más probable es que salgamos de ella con una mayor complejidad”.
En ese sentido, el profesional médico manifestó que “es una situación que preocupa porque todavía no estamos visualizando las consecuencias anímicas de los efectos económicos. Aún estamos viendo qué pasa, pero cuando la nueva normalidad nos muestre que quedamos muy mal económicamente, va a haber un rebrote”, sostuvo.
Klijnjan apuntó que, por ejemplo, en algunos países ya se está hablando de “auxilios psicológicos primarios”, es decir, entrenamiento a personas para que puedan realizar un primer approach hacia aquellas que están sufriendo algún tipo de estas enfermedades.
Concretamente, estas herramientas se podrían llevar adelante en las empresas, entre otros sectores, a través de los departamentos de Recursos Humanos, ya que -remarcó el especialista- “sirven para detectar a aquellos empleados que puedan tener algunos de estos síntomas de ansiedad o depresión, que generan mermas en el rendimiento”.
“Si estuviera a cargo de Recursos Humanos de una empresa, armaría lo que se denomina un triage con instrumentos de medición”, expresó, lo cual consiste en un test de 21 preguntas con opciones, donde el resultado sí lo debe analizar un especialista.
Klijnjan explicó que en este tipo de enfermedades hay factores que influyen de manera independiente. El confinamiento y la prohibición de realizar actividades cotidianas (deporte, sociales, religiosas) sería uno de ellos, a los que se sumarían los factores económicos y los “actuales”, es decir, el estímulo por la cantidad de información, aseveró.
“La angustia viene por los factores estresantes, que se vinculan con necesidades insatisfechas, que son individuales, es decir, quizá una persona mantuvo su sueldo en la cuarentena, pero para ella era muy importante ir a jugar al fútbol los jueves con sus amigos. Entonces, cualquier factor es válido para angustiarse en esta situación”, subrayó Klijnjan.
Consultado respecto a cuánto tiempo pueden llegar a padecer las personas estas enfermedades luego de levantada la cuarentena, el especialista indicó que si bien hay pocos estudios al respecto por la escasa experiencia que existe, estimó que pueden “mantenerse niveles de ansiedad al 50% durante meses”. Incluso, manifestó que hay gente que puede seguir muy temerosa ante determinadas situaciones particulares, aún con el virus controlado. “Secuelas va a haber, no sabemos bien durante qué tiempo, pero lo que se supone es que cuanto más tiempo de confinamiento, más operan los factores estresantes”, concluyó Klijnjan.
REDACCIÓN ON24