La pandemia del COVID-19, también conocido Coronavirus, ha obligado al mundo entero a tomar cartas en el asunto, atendiendo a las distintas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para comenzar a mitigar su propagación y evitar los contagios masivos.
Con cientos de miles de casos confirmados en más de cien países, de acuerdo a las últimas estadísticas oficiales, el deporte no está exento de este virus y también sufre sus consecuencias.
Ezequiel Garay jugador argentino en España, Daniele Rugani, de la Juventus, Manolo Gabbiadini, de la Sampdoria, Timo Hubers, del Hannover 96, y el entrenador del Arsenal, el español Mikael Arteta, son algunos de los protagonistas del fútbol que integran el grupo de deportistas contagiados. Trey Thompkins, basquetbolista del Real Madrid, Donovan Mitchell y Rudy Gobert, de Utah Jazz en la NBA y el ciclista argentino Maximiliano Richeze, son otros de los casos ya confirmados y en cuarentena obligada.
Las principales ligas de fútbol del mundo ya tomaron la decisión de suspender sus actividades hasta nuevo aviso, mientras estudian los pasos a seguir. Así, LaLiga de España, la Serie A de Italia, la Premier League inglesa, la Bundesliga alemana y la Ligue 1 francesa detendrán los partidos hasta el mes de abril, algunas de ellas completando un último fin de semana con encuentros a puertas cerradas.
La CONMEBOL anunció la postergación de los partidos de la próxima semana de la CONMEBOL Libertadores, mientras que FIFA dio lugar al pedido de las diez asociaciones miembro para que no se disputen las dos primeras fechas de las Eliminatorias Sudamericanas previstas del 26 al 31 de marzo.
La MLS, la NBA y la NHL, por citar algunos casos de ligas deportivas de los Estados Unidos, también tomaron decisiones similares. Pasando al automovilismo, el GP de China de la Fórmula 1 fue aplazado, mientras que los primeros tres GP del MotoGP en Qatar, Tailandia y Estados Unidos, fueron suspendidos.
La ATP suspendió su circuito mundial por las próximas seis semanas, afectando esto a los Masters 1000 de Indian Wells, Miami y Montecarlo, los ATP 250 de Houston y Marrakech y el ATP 500 de Barcelona, entre otros.
A esto se le suman, claro, torneos de golf, béisbol, ciclismo y hasta maratones, que deberán buscar un nuevo hueco en el calendario.
El caso más emblemático involucra a los Juegos Olímpicos de Tokio, a realizarse en el mes de julio en la capital japonesa. Si bien hace algunas semanas el mensaje de COI reafirmaba el compromiso por llevar adelante la cita olímpico en los plazos ya establecidos, por estas horas se analiza la viabilidad concreta de albergar el mayor evento deportivo del mundo y hasta se ha mencionado la posibilidad de que no se disputen este año.
LaLiga de España fue uno de los primeros torneos de fútbol que tomaron la decisión de parar su liga profesional por la propagación del COVID-19. Este parate obligatorio traerá, quiérase o no, importantes pérdidas económicas para los equipos y la organización del torneo. Según lo publicado por el diario AS, LaLiga ha publicado un pronóstico en cuanto a lo que serán las pérdidas para ambas partes en caso de que la temporada deba posponerse indefinidamente.
Hasta ahora, LaLiga estima que podrían perderse un total de 678 millones de euros si esto ocurriera. Dentro de esa cifra estarían incluidos 549 millones de euros por derechos de televisión, 88 millones por las suscripciones a LaLiga TV y 41.4 millones por la pérdida de venta de tickets para los partidos.
En el caso de la NBA, según estudios de especialistas, cada franquicia dejará de ganar en torno a 1.9 millones de dólares por cada partido que no juegue. Este monto surge a partir de distintas investigaciones del periodista Keith Smith, colaborador de Yahoo Sports y Forbes.
En total, serán 275 millones de dólares en pérdidas para fin de mes, contabilizando todos los partidos que debían disputarse, cifra que podría duplicarse en caso de suspenderse por completo la temporada, que adeuda más de 200 partidos.
Todo esto, incluso, podría ir un escalón más, afectando también el tope salarial de las franquicias para la temporada 2020-21. Este ya había sufrido una reducción (50% entre jugadores y propietarios), tras la tensión comercial y política con China, y el boicot planteado por dicho país a la competición. Por lo tanto, con 30 días sin competición, el tope bajará 4.58 millones, correspondientes a la división entre dos de los 275 millones esperados de pérdidas y la división de dicha cantidad entre las 30 franquicias del campeonato. Si no se jugara ningún partido más de liga regular, la reducción llegaría a los 8.3 millones de dólares.
La Fórmula 1, por posponer sus Grandes Premios de China y Vietnam, estima pérdidas de 85 millones de dólares mientras que en el caso del tenis, The Post and Courier, un periódico de Charleston, Estados Unidos, graficó las pérdidas del Volvo Car Open de esa ciudad, del circuito de la WTA. Con más de 90 mil espectadores y 2500 noches de hotel en la semana del certamen, este suele generar un impacto económico de 30 millones de dólares que no existirán en esta edición.
Por mencionar un caso sudamericano, lo que sucederá en, al menos el partido de los Jaguares, la franquicia argentina del Super Rugby, es destacable. A puertas cerradas, como todos los eventos deportivos a desarrollarse en Argentina, y sin siquiera la presencia de los medios que habían sido acreditados, el tradicional Fan Fest en el estadio de Vélez Sarsfield no se llevará cabo.
Este es uno de los principales ejes comerciales de la franquicia, con la presencia de todos sus patrocinadores en distintas activaciones con los miles de hinchas que se acercan a cada partido de local. Esto, claro, sin dejar de mencionar también la pérdida de ingresos por comida y merchandising.
En lo que refiere a las marcas deportivas, las principales empresas del sector como adidas, Nike, Puma y Under Armour ya manifestaron su preocupación por el seguro, y hasta ahora incalculable, perjuicio económico. Es que sus principales plantas de producción, muchas de ellas en distintas zonas de Asia, detuvieron su producción, afectando así al negocio global.
Sólo en China, Under Armour calculó una pérdida de 50 millones de dólares durante este primer trimestre del año. Adidas, a través de un comunicado, expresó: “Como la situación evoluciona día a día, la magnitud global del impacto en nuestro negocio de 2020 no puede ser cuantificada”. En lo que va del año, la marca contrajo un 85% su negocio en el gigante asiático.
Por último, continuando con la incertidumbre sobre la realización en tiempo y forma de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, resulta interesante destacar que en el mes de diciembre pasado, el Comité organizador actualizó el costo de los juegos: 12.3 mil millones de dólares. El nuevo Estadio Nacional por sí solo costó 1.3 mil millones, por citar un ejemplo.
Más de 2.2 mil millones de dólares fueron calculados en consumo relacionado al turismo por la cita olímpica, cifra que se evaporaría, claro está, en caso de no llevarse adelante, de acuerdo a cifras provistas por la consultora Nomura.
Patrick Vajda, un experto en seguros del deporte que trabaja para la empresa francesa SIACI Saint Honoré, explicó que, de todas formas, el Comité Olímpico Internacional cuenta con un seguro por cancelación, algo que ocurrió por primera vez en Moscú 1980.
El acuerdo del COI no es con una única aseguradora, sino con varias de distintos países, y según refleja el Diario La Nación, Vajda explicó: “Todos los riesgos están en efecto cubiertos con la excepción de los que están formalmente excluidos y que pueden ser añadidos. Dos riesgos principales pueden ser añadidos, el riesgo de terrorismo y las enfermedades contagiosas”.
Si bien el dinero cubierto por el seguro no alcanzaría para costear la suma total, “el máximo que se puede asegurar en caso de cancelación son 1.300 millones de dólares, quizás 1500 millones”, agregó el experto. Esto, se le sumaría a un fondo de reserva extra del COI, de 1000 millones.
Fuente: Agustín Luchtenberg – Marketing Registrado