Nueva Hyundai Santa Fe

La cuarta generación del SUV coreano gana calidad y confort de marcha, así como espacio interior

Desde su lanzamiento en 2000 y a lo largo de sus tres generaciones, Hyundai ya colocó más de 4 millones de unidades de la Santa Fe, demostrando que encontró el producto adecuado para crecer en el mercado de los SUV.

Ahora llega la cuarta generación, que se lanzó a nivel global hace unos meses en el pasado Salón de Ginebra y que mantiene muchos componentes del modelo anterior (plataforma y motores, entre otros), pero añade nuevo diseño, confort de marchas, habitabilidad y tecnología.

Hablamos de los cuatro cilindros 2.4 L nafta con 172 CV y 226 Nm, y del 2.2 turbodiésel con 200 caballos y 436 “torques”.

En la altura y sin turbo el impulsor naftero es menos pujante que el diésel, además de tener 28 caballos y 216 Nm menos a nivel del mar. Empuja bien desde la salida, aunque su mejor rango está sobre las 3.000 rpm, todo lo contrario del 2.2 TD que tras salir del letargo del turbo lag (apenas perceptible), empuja con una decisión brutal hasta más o menos las 3.500 vueltas.

Quizás si la mayor diferencia entre ambos es la transmisión automática a la que están adosados. El 2.4L hace sociedad con una transmisión de 6º, algo lenta de reacciones y que por momentos sobre reacciona, por ejemplo, a reducir hasta dos cambios y levantar demasiado el régimen de marcha, lo que conlleva un mayor gasto de combustible y mucho ruido.

El 2.2 TD estrena una nueva caja de ocho relaciones, mucho mejor relacionada para sacarle todo el provecho a este buen motor. Escala sin forzar la marcha, reacciona rápido y reduce lo justo para mantener el régimen de marcha donde debe estar. Sin duda el paquete mecánico a escoger.

La versión de prueba era 4×4 con un sistema de reparto de fuerza automático que fue optimizado. Utilizando los modos de conducción (normal, smart, eco y sport), puede llevar del 100% del torque al eje delantero hasta el 50% al posterior. Funciona bien, aunque no la sometimos a exigencias mayores que caminos de tierra y algo de arena.

La nueva Santa Fe mejoró mucho es la calibración de la suspensión. La marca dice que mantiene la misma arquitectura, pero se modificaron aspectos como los bujes y espirales para disminuir las vibraciones y rebotes, generando de paso un mayor aplomo en velocidad.

Además del trabajo de suspensiones la cuarta generación de este SUV crece levemente en largo (70 mm) y ancho (10 mm), y añade más espacio entre los ejes (65 mm), consiguiendo mejorar uno de los puntos débiles de la generación anterior: la habitabilidad en las filas posteriores.

Si bien hay versiones con 5 plazas, la Santa Fe es reconocida por ofrecerse con tres filas de asientos. La segunda línea tiene ahora una mejor habitabilidad, especialmente hacia las piernas, aunque la plaza central no es lo más cómoda del mundo. La tercera fila sigue siendo estrecha, sólo buena para niños, aunque ahora ofrece más lugar hacia adelante. Un punto a favor es el nuevo sistema de acceso a través de un botón, que mueve automáticamente uno de los asientos para dejar espacio hacia atrás.

Más calidad percibida

Un punto importante es la mejora en la calidad percibida del modelo, gracias nuevos materiales suaves al tacto y terminaciones más pulcras. El diseño del tablero y de la consola también nos gusta, ya que apunta a facilitar la interacción del conductor con los comandos del auto.

Hay pocos ruidos cuando se rueda, lo que nos dice que la marca se preocupó agregar más material aislante aun andando fuerte en ruta, y también por asfaltos rugosos e incluso tierra con calamina. Y de verdad que se podía conversar a un volumen moderado sin necesidad de subir la voz.

El equipamiento…

La nueva Santa Fe estaría llegando hacia fines de este año, inicios de 2019. En las unidades que manejamos en Chile encontramos volante multifunción, pantalla táctil de 7” con conectividad a Apple CarPlay y Android Auto, asientos eléctricos, ventilados y calefaccionados, head-up display, y control de crucero, entre los más destacados. También se puede incluir techo panorámico, climatizador bizona, tapizado en cuero y encendido por botón.

Ofrece un diseño actualizado, una mejora en la calidad interior, una mayor habitabilidad con espacio para siete pasajeros, y un mayor confort de marcha.

Nos gusta más la versión turbodiésel, por supuesto, ya que el otro motor no es refinado y gasta demasiado para estos tiempos. Además el gasolero tiene  la caja automática de 8 cambios que es una delicia.

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