Los aeropuertos del mundo se vuelven más “inteligentes”

En el año 2036, el número de pasajeros, ya se habrá duplicado. Ya habrá tecnología digital y inteligencia artificial

Con el aumento del tráfico aéreo, algunos aeropuertos, al borde de la congestión, se están modernizando recurriendo a la tecnología digital y a la inteligencia artificial, con el fin de mejorar el flujo de pasajeros gracias a la interacción de los propios usuarios.

“En los diez próximos años, si nada cambia, al menos 200 aeropuertos de todo el mundo serán incapaces, estructuralmente, de atender la demanda”, explica Sergio Colella, presidente de Europe Sita, brazo tecnológico y del ámbito de la innovación digital en el sector aéreo.

En 2036 como muy tarde, el número de pasajeros se habrá duplicado en un contexto de aumento de las clases medias en los países emergentes, del desarrollo de las aerolíneas de bajo costo y de las conexiones aéreas.

En Europa, varios aeropuertos importantes, como el de Frankfurt o Londres Heathtrow, ya están saturados y padecen una expansión limitada por imperativos medioambientales o por falta de espacio.

Desde el registro en línea o en terminales automáticos -ya muy expandidos- al embarque biométrico -que Sita probó en el aeropuerto Logan de Boston-, pasando por la facturación de equipajes automática, el paso de la frontera -lectura automatizada de pasaportes-, el aparcamiento (cuando un robot estaciona el auto), la tecnología digital persigue optimizar el flujo de pasajeros para evitar filas, absorber más viajeros y ganar espacio.

Según Sita, los equipos de autoservicio están presentes ya en más del 20% de los aeropuertos.

Las empresas emergentes rivalizan en imaginación y, mientras la tecnología ya existe, sólo queda “identificar e integrar los casos de utilización más pertinentes”, según Jean-Baptiste Nau, experto en transporte aéreo del gabinete Wavestone y coautor de un estudio sobre “el terminal aeroportuario del mañana”.

Lo único que sigue provocando congestiones y para lo que no se ha encontrado solución, por el momento, son los controles de seguridad, los Puestos de Inspección Fronterizos (PIF).

“Todo el mundo sueña con un puesto de tipo túnel, que escanearía a los pasajeros y su equipaje sin necesidad de detenerlos. Pero todavía estamos muy lejos de eso, a causa de la complejidad de los controles que hay que realizar”, subraya Nau.

En cuanto a la movilidad, algunos aeropuertos están probando el seguimiento de pasajeros a través del teléfono inteligente.

Mediante este sistema, se puede localizar al viajero y que este reciba en tiempo real información personalizada -sobre, por ejemplo, un cambio de puerta embarque- a través de una aplicación o con sensores repartidos por el aeropuerto.

Además, la inteligencia artificial también puede aplicarse para anticipar las consecuencias de cambios meteorológicos, huelgas, atascos, obras; informando al pasajero y gestionar así mejor los flujos. Un seguimiento digital del pasajero que también puede servir para obtener ingresos suplementarios.

En 2015, según datos de la organización internacional de aeropuertos ACI, los cánones pagados por las compañías aéreos estaban a la baja y sólo representaban el 55% de los ingresos de los aeropuertos. Los ingresos de las actividades no aeronáuticas (tiendas, aparcamiento, inmobiliaria, restauración…) estaban al alza y suponían un 45%.

Así, se busca la forma de sacar provecho de nuevos servicios creados por el auge del sector digital.

En el Salón de la aeronáutica de Farnborough, cerca de Londres, los industriales del sector tratan de recolectar, analizar y explotar -por ejemplo, en el mantenimiento predictivo- los preciosos datos de cada avión.

El día de mañana, el viajero recibirá no sólo informaciones sobre su viaje sino también anuncios personalizados para consumir en las tiendas o restaurantes del aeropuerto.

A largo plazo, los clientes podrán incluso hacer compras en línea y recibir sus pedidos en la puerta de embarque o en su domicilio, según Nau.

El cliente podrá pedir comidas, bebidas o el perfume que desee desde el espacio “business” y los ancianos podrá servirse de su teléfono para guiarse por el aeropuerto.

La terminal 4 del aeropuerto de Changi, en Singapur, inaugurado hace apenas un año, es el más puntero en esta materia, con un recorrido para pasajeros en el que prácticamente no hay ninguna intervención humana.

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