Lips, es una plataforma donde los trabajadores sexuales, los expertos en educación sexual, los artistas eróticos, la comunidad LGBT y todos los que así lo deseen pueden expresarse libremente sin miedo a la censura (injusta y desproporcionada) o el acoso.
En la mayoría de las redes sociales cualquier tipo de maifestación sexual (aunque sea mínima) corre el peligro de toparse de bruces con la censura. Sin embargo, hay una donde el sexo no está a expensas de censores tan implacables como parciales en sus juicios.
Facebook, Instagram, TikTok, Reddit y otras redes sociales cortan a las alas (a menudo sin ton ni son) a los contenidos de carácter sexual (también a aquellos con fines educativos).
Además, no pocas marcas enfocadas al público adulto no pueden anunciarse en las redes sociales “mainstream” por infringir políticas que lo mismo vetan contenido a todas luces punitivo como el porno infantil y el tráfico sexual como la desnudez, la sexualidad, el amor homosexual y el movimiento “body positive”.
Con control pero sin censuras
Lips monitoriza el contenido de sus usuarios, pero no censura contenido a la ligera y de manera injustificada.
En Lips, y como parte de su trabaje, Elefante también censura contenido, elimina posts y expulsa completamente de la plataforma a determinados usuarios, pero lo hace distinguiendo entre aquellos contenidos que son claramente ilegales y aquellos que, aunque colocando bajo los focos el sexo, no vulneran en realidad ninguna ley.
¿La consecuencia? Decenas de comunidades quedan excluidas de las redes sociales. Con el objetivo de dar voz a tales comunidades (tristemente silenciadas) nace precisamente Lips.
Lips es una web app progresiva y como tal su funcionalidad es equivalente al de una aplicación sin serlo exactamente. Cuando el usuario abre Lips en su teléfono móvil, se le explica como añadir la web app a su “home screen”. Y una vez instalada allí, Lips se abre como cualquier otra aplicación.
De esta forma, y desembarazándose del control de las tiendas de aplicaciones de iOS y Android (donde la red social no habría pasado quizás el corte de los censores), Lips pretende llegar a su target de una manera extraordinariamente eficaz desde el punto de vista de los costes.
Para su diseño Lips ha tomado además en consideración las necesidades de su público objetivo a fin de brindarle las funcionalidades que busca (y no encuentra) en otras redes sociales.
La UX de Lips está específicamente diseñada para mantener a raya a los trols.
Además, los trols tienen vetada la entrada a Lips. Para ahuyentar a eventuales trols todo aquel que desee publicar contenido en esta plataforma necesita previamente la aprobación de Lips.
La red social es además huérfana de comentarios y de funciones de mensajería para regatear a los trols y a sus eventuales zarpazos.
Lips ha atraído a usuarios como Gabrielle Alexa, una creadora de contenido “body positive” que valora la libertad que le permite esta red social a la hora de alumbrar sus contenidos. Apoyándose en Lips, Alexa puede publicar todo aquello que Instagram le censuraría manteniendo simultáneamente su audiencia de casi 30.000 “followers” en la filial de Facebook. Cuando Alexa genera contenido susceptible de ser censurado en Instagram, publica allí una “preview” e invita a sus seguidores a visitar su perfil en Lips para ver la versión completa.
Los responsables de Lips creen que su criatura ha elegido el momento perfecto para salir del cascarón, cuando redes sociales de nicho como Clubhouse, Substack o Patreon están en la cresta de la ola.
La red social está implementado asimismo un sistema de “machine learning” que pretende compilar datos de manera inteligente sobre el consentimiento sexual.
Pero Lips aspira sobre todo y todo a ser el refugio de todos aquellos que fueron desterrados en su día de otras plataformas 2.0.