Durante el segundo mes de la pandemia, en abril de 2020, Ignacio Sierra y Joaquín Villafañe decidieron hacer una apuesta al futuro buscando la satisfacción del público a través de un producto distinguido: Aconcagua Gin.
En poco tiempo, los emprendedores lograron producir más de 150 muestras y se mantuvieron constantes en busca del sabor perfecto. Tras de 18 meses de pruebas y errores, consiguieron vender más de 60 mil botellas mensuales.
Emprendedores
Con una inversión inicial de 30.000 dólares y una producción constante, la marca generó un consumo exponencial y se convirtió en uno de los productos más elegidos en la categoría.
Durante 2021, la empresa facturó una suma superior a los 40.000.000 de pesos. En 2002, las ganancias alcanzarán los 300 millones.
En la actualidad, Aconcagua Gin posee una planta 100% productiva a nivel local. Las ventas de la empresa se desarrollan a través de diversos distribuidores alrededor de todo el país.
Sus productos pueden encontrarse en los mejores rooftops de Buenos Aires y las botellas son reutilizables y perdurables en el tiempo.
La esencia del producto es extraída a partir de 7 botánicos: bayas de enebro, cáscara de limón, semillas de coriandro, raíz de regaliz y angélica, almendra y canela en rama.
Gin Aconcagua se desprende de un meticuloso proceso de maceración y destilación en alambique de cobre, ideal para servir bien frío en compañía de agua tónica en su versión tradicional.
Este trabajo hizo que Ignacio y Joaquín recibieran un premio en la ciudad de Londres por diferenciarse, en producto, packaging, sabor y calidad.
El próximo objetivo es transformarse en una marca exportadora para América y Europa.
Ignacio Sierra contó cómo surgió la idea del proyecto y los esfuerzos que se hicieron para sacar adelante la iniciativa.
“Nos juntábamos seguido a comer y ver en que emprender. Ideas fueron pasando varias hasta que nos dimos cuenta que la mayoría de la bebida destilada era importada, y que podíamos hacer un producto de alta calidad en Argentina y a un menor costo que un importado, con objetivo futuro de poder exportar”, reveló el cofundador de la marca.
“Con Joaquín nos juntábamos 3 o 4 veces por semana en su cocina. Habíamos hecho un curso online en plena pandemia de cómo destilar. Por eso compramos un destilador de 5 litros, creamos recetas y las llevábamos a cabo. Después de 200 pruebas, salió Aconcagua”.
Al ser consultado sobre la clave del negocio, el ingeniero industrial remarcó: “Es la calidad del packaging y lo que tiene por dentro la botella; es un envase atractivo para la compra, que luego se confirma con el sabor interior, acompañada de un valor 40% menor que un importado”.
La estimación de facturación anual para 2022 es de 300 millones de pesos, con 60.000 botellas fabricadas mensualmente, cuando inicialmente esa cifra era de apenas 5.000.
“Estamos en constante desarrollo de nuevos productos y la calidad de los mismos”, explicó Sierra, sobre lo que va a pasar en el futuro del emprendimiento.
“Desarrollamos un producto para sustituir al importado, siempre pensando en la posible devaluación del peso. Hoy ya estamos exportando a España, y en las próximas semanas a Uruguay y Paraguay”, destacó el protagonista de la historia.
Los próximos desafíos son “instalar la nueva planta de producción en ruta 6, en Exaltación de La Cruz, para fabricar 100.000 botellas mensuales y disponer de capacidad para exportar a un mayor volumen”.
Fuente: A24 Pymes