Como para con todas las tecnologías de moda, aparecen todo tipo de aplicaciones, hasta las más insólitas, como muestra uno de los nuevos métodos de explotación bovina de Aksaray, en Turquía. El sistema está compuesto por visores de realidad virtual para vacas, para que el animal disfrute de verdes prados y soñados paisajes virtuales sin moverse de la granja.
El realismo de las imágenes del metaverso resulta tan fiel y elocuente, que el ganado agradece su aparente felicidad con un incremento en la producción de leche igualmente sorprendente. Este experimento es creación de Izzet Kocak, un ganadero de Turquía.
Los argumentos de Kocak resultan muy convincentes: “Como el ganado está atrapado en el interior durante los duros inviernos, la idea consistía en utilizar la realidad virtual para hacer creer a las vacas que estaban pastando en el exterior, con la esperanza de que el bienestar animal elevará la producción láctea de cada mañana”. Los resultados iniciales son positivos, al pasar de 25 a 27 litros diarios gracias a tan singular innovación, un 8% más.
No obstante, no se ha considerado el costo de los visores de realidad virtual y el consumo de software y energía de los mismos. Tampoco los posibles desperfectos por el uso de unos dispositivos no diseñados para el uso animal. De hecho, cada vaca necesita un visor en cada ojo, una práctica ciertamente aparatosa hasta que no exista un modelo adaptado al cráneo vacuno.
Está por esperar la reacción de las asociaciones defensoras de los animales, quienes presumiblemente podrían denunciar un método que ya se probó con éxito en Moscú, con la complicidad de un equipo de veterinarios. Se desconoce el impacto a medio y largo plazo del metaverso en unos animales que perciben por la vista unas condiciones muy alejadas con la realidad. También está por conocer los verdaderos efectos secundarios de este engaño tecnológico, traducido en forma de mareos u otro tipo de respuestas impredecibles hasta la fecha.
Las consideraciones éticas también se escapan en un entorno actualmente huérfano de gobernanza. Mark Zuckerberg, el principal promotor del metaverso, lo describió como el sucesor del Internet móvil, en “un entorno virutal en el que podés estar presente con personas en espacios digitales, una especie de internet físico donde vivís la experiencia desde dentro en vez de mirar únicamente”.
El caso, es que las vacas sometidas al experimento de los visores de realidad virtual están expuestas a verdes prados durante horas, de forma que ese entorno ficticio parece generar un impulso emocional que repercute en una mayor productividad. “También están menos estresadas”, añade Kocak, quien está dispuesto a invertir en una decena de visores para tener al ganado enganchado a las nuevas tecnologías. El interés de este ganadero turco por promover la aparente felicidad entre sus 180 animales ya existía mucho antes de la irrupción del metaverso. De hecho, sus establos ya disponían de un equipo de sonido para reproducir música clásica y relajante a ciertas horas recurrentes del día.
El exitoso caso de uso de la explotación de Kocak coincide con el debate que se da en algunos países como España sobre la sostenibilidad o no de las macrogranjas de la ganadería extensiva. Por lo tanto, se ha planteado el uso industrial de visores de realidad virtual no solo en vacas, sino también en granjas porcinas. Mucho más complicado son las aves de corral, debido al tamaño de los visores y al elevado costo de los mismos por cada ave.