“No hay camino posible donde la ciberseguridad no sea cada vez más importante”, asegura Sebastián Bortnik, experto en seguridad informática y uno de los fundadores de Argentina Cibersegura.
La ONG, surgida en 2010, vela por la educación en seguridad informática especialmente en colegios, donde solo en 2017 dieron 850 charlas dirigidas a alumnos, docentes y padres de la mano de una red de 150 voluntarios. “Se nota una evolución en la información en estos ocho años. En las charlas vemos que los presentes ya saben lo que es el cyberbullying, el sexting, el grooming, cuando antes lo teníamos que explicar. Ahora hablamos de soluciones para una problemática que ya saben que existe”, explica Bortnick, quien en 2015 participó con una charla en TEDxRíodelaPlata que ya tiene más de 150.000 visualizaciones.
En esa charla, Bortnick habla del grooming, cuya ley, sancionada en 2013, fue uno de los grandes hitos de la organización. “Para nosotros fue un punto de inflexión. Luego de la sanción en el Senado pasó a Diputados donde quedó encajonada. Para que no perdiera estado parlamentario salimos a juntar firmas, a hablar a los medios y visibilizar la causa, hasta que un día nos llegó un mail de una diputada invitándonos a hablar al Congreso”, relata. Si bien el texto no quedó exactamente como lo habían planteado, Bortnik rescata su implementación: “A cinco años de su sanción, vemos que la ley sirvió para que la gente haga más denuncias y para aumentar las penas”.
En paralelo a su rol en la organización, desde hace dos años trabaja como responsable de Investigación en Onapsis, una empresa argentina radicada en Boston cuyo producto de seguridad informática tuvo como primer cliente al Ejército de los EE.UU. “Veo mucho contraste entre lo que pasa en ciberseguridad en el primer mundo con respecto a la Argentina y confirmé que todavía estamos un paso atrás. Es verdad que se avanzó mucho y las empresas más grandes ya tienen equipos de seguridad informática, pero en un país donde la fuerza de trabajo son las PyMEs, las veo muy atrasadas”, explica.
“En muchas empresas no suele haber equipo de seguridad informática sino que es el mismo de sistemas, y ese modelo está probado que no funciona porque hay conflicto de intereses. Para algunas compañías la barrera es económica; para otras, cultural. Personalmente creo que cada firma debería preguntarse con el presupuesto que tiene cuánto podría mejorar y seguro que es mucho”, asegura y agrega que otra barrera es la falta de profesionales especializados en la temática, cuyo faltante para 2020 va a ser de 2 millones.
A medida que se multiplican los ataques informáticos en todo el mundo, Bortnik destaca que un desafío a corto plazo es actualizar la regulación. “Una motivación de nuestros clientes para invertir en seguridad informática es que se los exige la regulación y el Estado los controla. Hay un desafío cultural de explicar cómo la seguridad agrega más valor al negocio pero, cuando se exige desde la regulación, el cambio avanza más rápido. A futuro todo va a depender de la tecnología y, si eso puede fallar y puede haber un problema de seguridad que afecte tu plata, tu salud o la infraestructura crítica de un país, no hay camino a futuro en que la ciberseguridad no sea importante”, concluye.
Fuente: revista Apertura