Aplicaciones como las que hacen que tu móvil te avise si te acercas demasiado a otra persona o que verifiquen tu identidad en los aeropuertos sin necesidad de pasaporte ni de auxiliares de vuelo que te franqueen el acceso al avión.
U otras que, si no puedes o no quieres viajar, te permitan ver hasta el más mínimo detalle de monumentos como el Coliseo, el Foro Romano o la Torre Eiffel, por ejemplo, a través de unas gafas de realidad virtual.
Aunque algunas regiones, como América Latina o Estados Unidos, marcan un récord en las cifras de los contagios por la COVID-19, otras empiezan a reabrir sus fronteras para la llegada de turistas, como es el caso de Europa.
Tras meses de fronteras cerradas, el impacto en el sector no es pequeño: sólo en abril, por ejemplo, mes de total confinamiento en varios países, el número de llegadas internacionales cayó un 97 % y la previsión para 2020 es que el turismo mundial pierda entre 843.000 millones y 1,1 billones de euros, según la Organización Mundial del Turismo (OMT).
Este organismo apoya el uso de aplicaciones que hagan más seguros los movimientos de personas y que contribuyan, de este modo, a impulsar la recuperación del turismo y frenar el avance de la enfermedad.
Esta misma semana, el organismo internacional anunció el lanzamiento de la aplicación de identificación turística (World Tourist Identification (WTID, por sus siglas en ingles), que, en su opinión agilizará y hará más seguro el proceso de identificación en las llegadas de turistas.
Según Marc Sansó, CEO de Elsebits y profesor de EAE Business School, aplicaciones que pueden ayudar a evitar el contacto con otras personas y objetos son también una tendencia para el turismo después de la pandemia.
Sansó ha destacado también la función de las aplicaciones en la difusión de informaciones y en permitir el contacto directo con emergencias, así como su importancia en facilitar la monitorización de pacientes y de nuevos contagios.
Pero para que funcionen, ha precisado, es necesario que un porcentaje representativo de la población las tenga descargadas.
Capacidad de adaptación
De acuerdo con la OMT, el sector turístico ha demostrado, durante la crisis generada por la COVID-19, capacidad de adaptarse y recuperarse de las adversidades, por lo que la innovación tecnológica es uno de los ámbitos en los que puede asumir un liderazgo.
Según Sansó, cuatro áreas de la tecnología tienen prioridad para el sector turístico. La primera sería el internet de las cosas, o sea, la conexión en red de los objetos, más allá de un ordenador o el teléfono inteligente.
Otra de ellas sería la tecnología de reconocimiento facial, que puede ayudar en el control de accesos sin la necesidad del contacto con otras personas.
En tercer lugar, la realidad virtual y la realidad aumentada, o la combinación entre las dos. Mientras la primera nos coloca en un “mundo” distinto del que estamos, la segunda complementa la realidad -a través de informaciones sobre un lugar turístico, por ejemplo, o dándonos los próximos horarios del autobús-.
La última de las áreas sería la robótica.
Para reducir los riesgos globales y locales provocados por la crisis sanitaria, la OMT lanzó a finales de marzo el “Desafío de Soluciones para devolver la salud al Turismo”.
Podían participar en la convocatoria empresas emergentes o ‘startups’ y emprendedores de todo el mundo con soluciones innovadoras para satisfacer las nuevas demandas tanto de los turistas como de los destinos. Las solicitudes fueron inscritas en tres categorías: salud para la prosperidad, salud para los destinos y salud para las personas.
En la última, está entre los cuatro finalistas la iniciativa española SmartOccupancy, del proveedor de soluciones Checkpoint. La propuesta de este proyecto es permitir ver, en tiempo real, el nivel de ocupación de los establecimientos.
De acuerdo con Marc Sansó, el desarrollo de estas tecnologías viene “de forma abrumadoramente mayoritaria” del sector privado, que ha mostrado un claro liderazgo en el ámbito de la innovación, frente al sector público.
La idea, asegura, es que los gobiernos y las organizaciones multilaterales fortalezcan las condiciones de inversión y medidas regulatorias para que las empresas privadas desarrollen las tecnologías, indicó EFE.
Fuente: iProUp