Falleció Mario Vargas Llosa, símbolo de la libertad y referente intelectual de la lengua española

El Nobel peruano murió el 13 de abril en Lima. Mantuvo una estrecha relación con el Gerardo Bongiovanni, con quien lideró la Fundación Internacional para la Libertad y a quien le dedicó uno de sus libros.

El escritor y pensador Mario Vargas Llosa falleció este sábado 13 de abril en Lima, a los 88 años. Según informó su hijo Álvaro, el autor de Conversación en La Catedral y La ciudad y los perros murió “en paz, rodeado de su familia”, cumpliendo con su deseo de que sus restos sean incinerados y sin que haya una ceremonia pública. “Gozó de una vida larga, múltiple y fructífera”, escribió.

Considerado uno de los mayores novelistas del siglo XX y una figura esencial del pensamiento liberal en lengua española, Vargas Llosa fue también un incansable defensor de la libertad política, económica y personal. Esa misma palabra —libertad— lo acompañó hasta el final como lema vital y como bandera intelectual, incluso al frente de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), que presidió desde su creación en 2002 con sede en Madrid, y que tuvo a Gerardo Bongiovanni, Presidente de Fundación Libertad de Rosario, como su director ejecutivo.

La relación entre ambos fue tan profunda como coherente. Compartieron causas, foros, debates y una misma visión: que ninguna forma de autoritarismo, ni de izquierda ni de derecha, puede justificarse. Juntos impulsaron encuentros internacionales en defensa de las democracias liberales, la economía de mercado, el estado de derecho y los derechos humanos.

Esa conexión intelectual y personal quedó reflejada en 2018, cuando Vargas Llosa presentó su ensayo La llamada de la tribu, una obra autobiográfica donde recorre su evolución ideológica desde el marxismo juvenil hacia el pensamiento liberal, a través del estudio de siete pensadores clave: Adam Smith, Friedrich Hayek, Karl Popper, Isaiah Berlin, Raymond Aron, Jean-François Revel y José Ortega y Gasset. El Nobel eligió dedicarle el libro a Bongiovanni. “Es como confirmar una amistad y una admiración de muchos años. Un gran honor”, expresó entonces el presidente de Fundación Libertad, quien participó de aquel emotivo acto en la Casa de las Américas, en Madrid.

Durante la presentación ante medios internacionales, fue una periodista italiana quien reveló el “condimento especial”: preguntó a Vargas Llosa a quién había dedicado su libro. El autor no dudó en señalar a su amigo argentino, en un gesto que reafirmó públicamente su estima y cercanía.

Un legado literario y político

Ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, Vargas Llosa no solo dejó una obra colosal con más de medio centenar de libros traducidos a decenas de idiomas. También se distinguió por una postura crítica frente a los populismos y las dictaduras de cualquier signo. Denunció el chavismo, el castrismo y el kirchnerismo con la misma firmeza con la que años antes había cuestionado al fujimorismo en su propio país.

No fue un intelectual complaciente. Ni con los poderosos, ni con sus lectores, ni con sus críticos. Desde la ficción o el ensayo, desde una columna o un discurso, Vargas Llosa habló siempre con la libertad de quien no respondía a consignas ni partidos. Sostuvo que la política debía vivirse con intensidad, pero que ningún poder podía silenciar la voz del disenso.

Sus posiciones incomodaron tanto a gobiernos como a instituciones. Fue censurado por la dictadura argentina en 1977 y resistido por sectores progresistas cuando en 2011 inauguró la Feria del Libro de Buenos Aires. Lo acusaron de “neoliberal” por no alinearse con el relato hegemónico de entonces. Él respondió con ideas. Y, como recordó años después, con tristeza: “Un grupo de escritores encabezado por el director de la Biblioteca Nacional me quiso prohibir que hablara por mis ideas políticas. ¡Escritores!”

 

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