En un adelanto de nuestra revista de Julio, el Dr Mario Tourn, nos acerca a la línea de fuego de la “guerra global” contra el Coronavirus. La situación sanitaria de Rosario y las enseñanzas que recoge de una momento inédito para fortalecer el sistema.
¿Cuál es su balance a 4 meses de cuarentena?
Pasaron muchas cosas desde aquel 20 de marzo al día de hoy -justamente 20 de julio-.
Nos enfrentamos a algo desconocido que estaba en la calle, no en los libros; no podemos negar que los resultados de la cuarentena en el Gran Rosario han sido buenos. El nivel de contagios y mortalidad en relación a otras poblaciones similares estuvo más controlado.
Ahora en términos socioeconómicos la situación es delicada: cerraron muchas pymes, pequeños emprendimientos y si bien no están permitidos los despidos, se sabe que muchas empresas que aún siguen en pie están mal y tarde o temprano prescindirán de personal.
¿Cuál sería entonces la salida, una diagonal tal vez entre lo sanitario y lo económico?
Correcto, es buscar algo intermedio apelando a la conciencia y responsabilidad de los ciudadanos. Ya sabemos qué es lo que hay que hacer para cuidarnos. No necesitamos una ley para saber que no debemos estimular una reunión enorme para el día del amigo, ya sabemos que tenemos que ir a negocios de cercanía, sabemos también que tenemos que resguardar a nuestros adultos mayores.
¿Cuáles fueron los costos de la pandemia para su sector?
La pandemia nos consumió infinidad de recursos. Por un lado, la incertidumbre de lo que vendría nos llevó en marzo a stockearnos de muchísimos elementos de protección personal. Y como todas las instituciones del país hicieron lo mismo y no había tanta disponibilidad, los precios se incrementaron hasta 10 veces.
También asumimos muchos otros costos en elementos de protección y prevención para la atención del paciente covid y para la seguridad de los pacientes en general. Puedo enumerar los separadores de acrílico en todos los puestos de trabajo, los triage que se hacen en cada entrada de nuestras instituciones, los ámbitos de circulación exclusiva para pacientes sospechosos, el personal dedicado especialmente a la atención de pacientes sospechosos, el distanciamiento en turnos, etc.
Si a todo ese gasto incurrido le agregamos que, por suerte, hubo en Rosario muy pocos casos de COVID, sumado a que con el aislamiento de marzo y abril, la atención de las otras patologías disminuyó a menos del 20 %, se entenderá que la resultante económica para las instituciones es muy mala.
Recién en este mes de julio volvimos a trabajar a un nivel cercano al 80 % del mismo mes del año anterior
Pandemia aparte, ¿Cuál es el retraso arancelario por inflación?
En el último año perdimos más de 15 puntos contra la inflación general. Ahora si tomamos en cuenta la inflación de la actividad médico asistencial, que incluye muchos productos dolarizados a dólar “no oficial” y sumado a los incrementos de costos por la pandemia, tenemos un atraso arancelario de entre 20 y 25 puntos
A su vez ustedes deben enfrentar la nueva paritaria
Es cierto, en julio comienza el nuevo período paritario. Las instituciones prestadoras estamos en el medio. Necesitamos del aumento de nuestros aranceles para cubrir nuestros costos y mejorar las condiciones salariales de nuestros empleados.
¿La pandemia puede llegar a acercar los acuerdos?
Yo creo que sí, que puede ayudar a acercar las posiciones, las Cámaras empresarias que representan al sector prestador, están trabajando intensamente con el Gobierno, los financiadores y el Sindicato para lograr una propuesta aceptable para todas las partes.
No todo el mundo quedará parado de la misma manera después de la pandemia. ¿Cómo imagina al sector el día después? ¿Tenderá a concentrarse para minimizar costos?
La pandemia dejará a todo el sector salud muy golpeado. Lo lógico sería lograr consensos para corregir las ineficiencias del sistema de salud. El ejemplo más gráfico es el tecnológico. Hay equipos muy valiosos como resonadores, tomógrafos, donde cada sector -público, privado – tiene los suyos. Incluso hay obras sociales que tienen sus propios efectores
¿Usted se refiere a que hay una sobredimensión de la cantidad de equipamiento por paciente?
Exacto, eso es una de las tantas ineficiencias del sistema. Estamos multiplicando la oferta cuando podríamos trabajar más coordinados, complementandonos.
Habrá un cambio estructural mucho más importante que va mucho más allá de otros de los que se está hablando pero que no son significativos.
¿Por ejemplo?
Se habla de la telemedicina como una práctica que se consolida a partir del Covid 19. La realidad es que es una modalidad que no deslumbró ni a médicos ni a pacientes.
Lo trascendental que dejará esta pandemia será un ordenamiento general del sistema de salud argentino.
Luego del gran sacrificio que hicimos en todo el sector, nos merecemos una estructura más eficiente.