La normalización del suministro de agua para el norte y oeste de Rosario llegará en dos años

La segunda etapa del acueducto Gran Rosario comenzará en breve su ejecución y, luego de 24 meses de obras, promete duplicar la capacidad de producción de agua

La segunda etapa del acueducto Gran Rosario comenzará en breve su ejecución y, luego de 24 meses de obras, promete duplicar la capacidad de producción de agua para la zona oeste de la ciudad. Sin embargo, la coyuntura actual se muestra desfavorable para los trabajos de Aguas Santafesinas, debido al ausentismo por Covid y la pronunciada bajante del río Paraná.

Según Guillermo Lanfranco, vocero de la compañía, explicó que actualmente, la empresa tiene varias inversiones activas, entre las que destaca la segunda etapa del acueducto Gran Rosario. El mismo abastece a Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez, el norte de Rosraio y San Lorenzo. Una vez concretadas las nuevas obras, podrán mejorar el abastecimiento en Rosario, sobre todo en el oeste, e incorporar Ibarlucea y reforzar Funes.

Se estima que el acueducto llevará un total de dos años para su culminación y puesta en marcha, con una inversión que ronda los 5 mil millones de pesos. Además, “la obra tiene otra etapa que va por Circunvalación hasta Provincias Unidas. Ésta es una licitación que todavía no está publicada”, explicó Lanfranco.

Sobre el impacto de la “ola Omicron” en la empresa explicó: “hace algunos días faltaban el 10% de los operarios por contagio o contacto estrecho, pero la proporción está en aumento. “El impacto del ausentismo es mayor en equipos técnicos. La planta necesita personal para poder operar”.

Mientas tanto, la bajante del Paraná tampoco contribuye al óptimo funcionamiento de la estructura. “Exige un esfuerzo de todos, de infraestructura y de gastos. Necesitamos poner bombas a un menor nivel isométrico y tenés que compensar eso con recurso humano para mantenimiento”, apuntó.

El funcionario además advirtió: “el pronóstico que sigue no es bueno a corto plazo”. En gran parte, el vocero atribuye la prolongada bajante a que “las condiciones antrópicas de la cuenca del río han cambiado de forma permanente con nuevas zonas productivas, menos bosques y pérdida de pisos húmedos”. En este sentido y apoyándose sobre las estadísticas del Instituto Nacional del Agua, sostuvo que desde las mediciones de 1965, la región no vivía semejante crisis hídrica.

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