A principios del mes de junio de este año la empresa constructora Fundar, acompañada del Museo Castagnino+Macro y la Municipalidad de Rosario, convocó a concurso para intervenir de manera artística la medianera de uno de sus edificios. La obra es un homenaje al Arquitecto Hernán Ferruchi, colaborador destacado que falleció en el atentado perpetrado en la ciudad de Nueva York en octubre de 2017.
El edificio elegido fue “Carmen”, un proyecto de viviendas ubicado sobre Av. Pellegrini 1568. El mismo se integra a la fachada urbana del sector completando la altura de las construcciones del tramo. A su vez, se levanta sobre ese basamento una torre de 13 pisos que permite observar la ciudad 360 grados a la redonda, ya que cuenta con amplios ventanales con vista a los 4 puntos cardinales.
La generosa vereda de Pellegrini conduce al ingreso, un frente vidriado separa el ámbito público del privado, aunque se adivina una presencia que le da la impronta al hall-patio de acceso. A la derecha se observa la pared medianera de 14 metros de altura por 25 de ancho, en la cual actualmente se aprecia el mural comparable a los mejores frescos de todas las épocas.
Sus autoras, rosarinas de fama mundial ellas, Vanessa Galdeano y Analí Chanquia, conforman el reconocido Grupo Medianeras, muchas veces acompañadas por colaboradores externos, resultaron seleccionadas como ganadoras del Concurso Memorial.
El equipo logró plasmar en su propuesta el espíritu de la convocatoria y, a juicio del jurado, el homenaje fue interpretado de forma sobresaliente para honrar la memoria de Hernán.
El mural se impone como parte inherente de la arquitectura del edificio, integrando por un lado, la calle donde circula la vida a diario, el hall patio que recibe al usuario, y finalmente el camino que guía al peatón hasta los medios de elevación, ascensores y escaleras.
Es la primera vez que una de las obras de Fundar suma una pieza de este tipo. La misma consigue armonizar distintos elementos y otorga diversas escalas de percepción para el espectador desde el patio, desde una ventana en altura, desde la calle a través del frente vidriado; cada vista es diferente y se convierte en una pequeña obra de arte en sí misma.
En este caso, menos no es más, el Mural aterriza sobre el muro, lo redefine, lo califica, lo ilumina en una cromaticidad moderada y rica, dialoga con todas las partes monocromáticas del edificio que lo rodea en silencio esperando los pasos de los primeros habitantes.
El proyecto se termina para Fundar y sus arquitectos, el mural queda formando parte indisoluble, es un todo que cumple la intención del inicio y empieza a ser el nuevo espacio de vida. Hernán puede sentir su sueño cumplido.