Las nuevas generaciones comienzan a priorizar otro tipo de cuestiones personales sobre lo económico. Así nació el concepto de salario emocional como un componente fundamental para lograr que los empleados elijan continuar en la compañía, más allá de las propuestas que ofrece el mercado.
El salario emocional, se refiere a todas aquellas retribuciones no económicas que el trabajador puede obtener de la empresa y cuyo objetivo es incentivar de forma positiva la imagen que tiene sobre su ambiente laboral e incrementar su productividad, así como satisfacer las necesidades personales, familiares o profesionales que manifiesta, mejorando su calidad de vida y fomentando un buen clima organizacional.
Estas retribuciones podrían constituir un factor fundamental para el desarrollo de los trabajadores al interior y fuera de la empresa influyendo notablemente en su productividad, lo que sin duda representa un valioso beneficio para la organización. Además, a través de un buen salario emocional, la empresa también logrará disminuir la rotación de personal y el ausentismo, lo que se traducirá en la reducción de costos administrativos.
De acuerdo con un estudio global realizado por Gallup, México es el país con mayor insatisfacción laboral en América Latina, ya que solo el 12% de los trabajadores se encuentra feliz en su trabajo actual.
Los horarios cada vez más extendidos en la oficina hacen complicado que las personas puedan mantener un equilibrio entre su vida personal y sus actividades laborales, por lo que crear esquemas que faciliten esta tarea se ha convertido en una misión fundamental para aquellas empresas que buscan ofrecer un mejor salario emocional a sus trabajadores.
Crear esquemas que fomenten la participación de los trabajadores en la toma de decisiones permite que se sientan más informados sobre el acontecer diario de la empresa y genera un mayor nivel de compromiso con sus labores cotidianas, ya que perciben con mayor claridad la importancia de su esfuerzo para el funcionamiento correcto de la compañía.
Reconocer durante alguna junta de trabajo o evento corporativo cuando alguien ha hecho un buen trabajo, puede ser un excelente incentivo no sólo para que el departamento o persona en cuestión continúe esforzándose diariamente, sino también para elevar la competitividad y con ella el desempeño de todas las personas que colaboran en la organización.
Implementar programas que faciliten el crecimiento profesional de los trabajadores de una institución es esencial para ofrecer un salario emocional competitivo. Al permitirles mantener una actualización constante de conocimientos, la empresa obtendrá colaboradores mejor capacitados y mucho más felices.
Además de la capacitación, las oportunidades que percibe un trabajador al interior de la empresa para acceder a un mejor puesto muchas veces funcionan como un factor decisivo de su permanencia en ella, de su nivel de compromiso, e incluso de su productividad. Cuando un trabajador no percibe posibilidades de crecimiento puede instalarse fácilmente en una zona de confort en la que realice el mínimo esfuerzo, ya que sin importar cuanto haga difícilmente podrá aspirar a una promoción.
La forma en la que se vivan los valores institucionales también juega un papel fundamental en el salario emocional que las organizaciones ofrecen a sus colaboradores, pues permite que éstos se sientan identificados con la filosofía, la misión y la cultura organizacional de la empresa en la que laboran, genera un mejor ambiente de trabajo y permite a los trabajadores entender mucho mejor el rumbo que llevan sus actividades diarias.
Fuente: ExpoK