Presente en el evento Nuevas Herramientas de Gestión para Empresas Agroalimentarias Santafesinas desarrollado en Fundación Libertad a principios de mes; Daniel Funes de Rioja dio su opinión acerca de la coyuntura y las expectativas del sector alimentario para 2017.
Usted habla de una industria alimentaria que es competitiva, pero que a la vez no lo es, ¿cómo se traduce ese concepto?
La industria de alimentos es de las más competitivas, no hay ranking en el que no aparezca como la más competitiva; ahora, mirando el plano internacional, no lo somos por un cúmulo de cuestiones fiscales, de logística e infraestructura.
El costo logístico entre una economía regional y un puerto de exportación es entre 3 y 5 veces más caro que el que existe entre un puerto argentino y algún puerto internacional. Necesitamos energía para producir, la realidad es que hoy estamos con problemas -y probablemente así sigamos por un tiempo- respecto al déficit energético (…) Todas estas cuestiones vienen afectando los índices de competitividad. Sumémosle a ello el acceso al financiamiento en una moneda afectada por la inflación, que significó una suba de las tasas de interés.
¿Es viable el sector con una inflación esperada para el año que viene de un 17%?
Eso depende de cuestiones macroeconómicas; y hasta ahora en esas definiciones el gobierno ha sido asertivo. Lo importante es ser previsibles, y creemos que el gobierno está dando señales para esa previsibilidad. Esto no quiere decir que no haya problemas, sí los hay, y debemos trabajarlos.
¿Y con el dólar a 15 pesos?
No se trata sólo de eso; yo siempre hablo de competitividad sistémica. Argentina ha querido solucionar los problemas corriendo la vara del dólar y se siguen ocultando las mismas dificultades, como son los trámites excesivos, tiempos prolongados de gestión de las habilitaciones, hasta la carga fiscal o los sobrecostos.
Lo que hay que hacer es trabajar sobre las causas y no sobre los efectos, porque si no, terminamos yendo al camino fácil que es el de la devaluación. La posición de la COPAL es de competitividad sistémica.
¿Cuál es el panorama de las economías regionales?
Estamos esperando noticias en cuanto a los reintegros de exportación y discutiendo otras medidas, como por ejemplo, la línea de financiamiento 400 del Banco Nación que ha bajado la tasa a al 11%; entre otras cuestiones complementarias que tienen que ver en general con la industria alimentaria y otras que son más específicas para cada sector.
Se habla mucho de China y el comercio de alimentos, ¿cuál es la postura de las pymes agroalimentarias respecto a la exportación? ¿Falta gimnasia exportadora?
Si a una empresa le falta gimnasia exportadora es porque no ha podido tenerla, no porque no quiera. Ahí es donde hay que buscar las redes en las que la colaboración pública y privada es esencial. China es muy importante para la Argentina pero ellos prefieren importar las materias primas y hacer la fabricación allí; nosotros tenemos que ser agresivos y efectivos en exportar productos con valor agregado. Ese es el secreto.
¿Hay algún mercado no conquistado a conquistar?
Todos, hemos llegado a tener 180. Esta apertura de Estados Unidos con el tema cárnico y también con los limones parecen indicios importantes para nuestro sector; y diría que la aspiración también es profundizar el comercio de alimentos en el mercado latinoamericano y sobre todo con el Mercosur. Nuestro nivel de comercio intra Mercosur es bajo, debemos reforzar el ala Atlántico y también la Alianza Pacífico.
¿Cuál es el balance de este año?
Los números marcan una contracción promedio del 2,8 / 2,9%, en este contexto hay algunos sectores que han estado un poco mejor y otros un poco peor (…) Mirando hacia el futuro, vemos que la economía efectivamente va a crecer en 2017 en el orden del 3%, estamos con mucho entusiasmo de que así sea.