Ceferino Reato regresa al periodismo histórico, ya abandonando la década de los ’70 a la que le dedicó cuatro grandes obras encabezadas por Operación Traviata, para entrar en la Argentina del 2001 donde también se vulneraron los derechos humanos.
La reconstrucción de esas 12 noches por las que pasaron 5 presidentes, con la fuente invalorable de muchos de sus protagonistas ayuda a entender el origen del kirchnerismo y las crisis recurrentes del país.
¿Por qué es oportuno analizar hoy el 2001?
El 2001 tiene una gran influencia en la agenda política actual, la Argentina de hoy es la hija de la crisis del 2001, así como los Kirchner fueron los hijos políticos de la crisis.
Cristina siempre habla del 2001 como el origen de una nueva Argentina. Y es así como se formó un nuevo consenso, ya no importó el mercado y sí importó el estado, no importó tanto la inversión sino el consumo, no importó tanto la inflación y sí importó el trabajo. Empleo que no es el de antes, porque los subsidios sociales están vistos se miden como empleo. Hoy este consenso está agotado y ahora la inflación importa.
La caída de Fernando De la Rúa mostró una vez más que el “no peronismo” no puede terminar sus mandatos. Hoy el desafío lo tiene Mauricio Macri
Macri aspira a corregir el déficit de De la Rúa que no era el líder del espacio. Macri dice “soy el líder del cambio”y por eso desangra a Sergio Massa y no lo quiere con él.
Un espacio no puede tener dos cabezas, hay que saber leer bien la historia.
Además de su condición de no líder De la Rúa parecía un hombre abstraído de la realidad, incluso extraviado. ¿Era realmente así?
Alfonsín decía que era un aletargado, muchos dicen que se le había explotado la personalidad ante la situación de crisis, en realidad él estaba vencido mucho antes de la caída. De la Rúa no era líder en su espacio, no solo se le fueron funcionarios del Frepaso sino del propio radicalismo. Tampoco contaba con el apoyo de Raúl Alfonsín.
¿Cómo era la relación entre ellos?
Tenían mala relación desde lo personal solo era educada.
¿Fue un golpe o cayó solo?
Cristina Kirchner está convencida que fue un golpe blando no tradicional. Yo no estoy muy convencido de eso, creo que hay elementos a favor y en contra de esa hipótesis, en mi libro pongo todo y que el lector saque sus conclusiones.
En la hipótesis de un golpe, ¿cuánto tuvo que ver Duhalde?
Los saqueos del conurbano estuvieron organizados y eso está probado lo que pasa es que Eduardo Duhalde dice que siempre estuvo en contra, que él es un hombre de orden. Pero también dijo que no quería ser presidente pero hizo todo para serlo.
¿Y cuánto tuvo que ver Alfonsín siguiendo la hipótesis del golpe?
Raúl Alfonsín era el árbitro de esa crisis y se llevaba mucho mejor con el peronismo que con De la Rúa y gente de su propio partido. Fue un elemento importante en la caída de De la Rúa y fue el que decide en la interna bonaerense entre Carlos Ruckauf y Duhalde.
Cuenta el propio Ruckauf que Alfonsín le dice:“si es usted el presidente lo voy a apoyar pero si es Duhalde mejor”.
¿Qué rol jugaba Néstor Kirchner en esa época?
Kirchner era un gobernador más de las provincias chicas que quería ser presidente en el 2007, pero una serie de decisiones como no aceptar ser jefe de gabinete ni de Ramón Puerta ni de Duhalde, como el hecho de que era una provincia bien administrada que había apoyado a Duhalde en el ´99 y como Duhalde no quería que su sucesor fuera Carlos Menem, terminó siendo el candidato.
¿Alfonsín tuvo que ver en esa decisión?
No.
En el libro plantea que Argentina ve en sus crisis una solución a sus problemas. ¿Cómo se interpreta eso?
Como dice Juan Carlos De Pablo somos un país que no soluciona los problemas económicos y los va dejando y los problemas se solucionan cuando llega la crisis.
La crisis llevo la devaluación a más del 300 % y dejamos que el dólar se vaya a donde se tenga que ir porque se especulaba que el colchón de la competitividad sería muy alto y eso favorecería la recuperación. Todos dejaron ir al dólar y el asalariado pagó las consecuencias y la crisis fue la solución.
En los libros se recomienda hacer el ajuste donde haya que recortar pero en la Argentina funciona la devaluación, porque la sensación es que es pareja para todos y los sindicatos la aceptan.
¿Si la solución es la crisis, cómo hará el próximo presidente que hereda inflación, cepo, pobreza, subsidios, pero sin llegar a ninguna situación precisamente de crisis?
Justamente es el desafío del nuevo presidente, por eso como decía antes, cuenta el liderazgo.
Deberá combinar esas medidas de jarabe amargo con medidas políticas que compensen ese desagrado como acelerar caudas jurídicas contra la corrupción, tirar carne humana al circo. Compensar con cosas que a la clase media le gusta como medidas anti corrupción. Pero si él se equivoca en economía habrá crisis.
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