– Por Agustina Leonardi
El 16 de diciembre, el gobierno nacional puso punto final al cepo cambiario que regía desde fines de octubre de 2011. Luego de cuatro años de pedir autorización a la AFIP para comprar dólares para atesorar, de convivir con diversos tipos de cambios (dólar tarjeta, dólar oficial, dólar blue, dólar “contado con liqui”), el gobierno impulsó la unificación del tipo de cambio al mismo tiempo que levantó restricciones para las exportaciones e importaciones. Una verdadera recuperación de libertades. Tras esta medida, emergió la confianza de los agentes económicos en el sistema financiero y, muestra de ello, es el repunte que se verificó desde el fin del cepo en los depósitos en dólares en las entidades financieras.
En forma concreta, al 8 de enero –último dato oficial disponible al momento de escribir esta nota-, y a sólo tres semanas de haber finalizado las restricciones cambiarias, los depósitos en dó- lares se ubicaron en 12.207 millones de dólares, subiendo en 1.923 millones de dólares en dicho período. La composición de estos depósitos al 16 de diciembre estaba conformada por 1.293 millones de dólares correspondientes al sector público y el resto al ámbito privado (U$S 8.991 millones). En el primer caso, el incremento fue del 8,5% y en el segundo del 20,1%. En términos absolutos, esto implica un ascenso de los depósitos de la órbita pública de $111 millones y de los privados de 1.812 millones.
Como puede advertirse en el gráfico, con el cepo, la incertidumbre y la desconfianza se instalaron entre las personas y empresas, quienes, ante el temor de una eventual confiscación de los depósitos, retiraron los mismos del sistema financiero. El punto mínimo de la serie se alcanza en abril de 2014, por debajo de los U$S 8.000 millones. Luego de esta drástica caída, se recuperaron levemente para ubicarse en torno a los U$S 10.000 millones a mediado del año pasado y tomar impulso en diciembre último, cuando el nuevo gobierno puso fin al cerrojo. Así, el valor alcanzado en enero de este año es el más alto desde abril de 2012. Además, el levantamiento de las restricciones cambiarias y los mayores depósitos en moneda estadounidense permitieron incrementar las reservas del BCRA, que registraron un alza de poco más de U$S 1.500 millones desde el fin de las trabas para la compra de divisas.
El cepo fue una medida que solo trajo problemas a la economía. Además de significar una verdadera violación de las libertades individuales, en materia estrictamente económica derivó en caída de reservas –desde que se implementó, las mismas cayeron en U$S 23.400 millones-, desalentó inversiones, aumentó las restricciones al comercio internacional, generó distintos mercados para la cotización del dólar y dañó la confianza de los agentes económicos en el sistema financiero. Algunos de los beneficios de haber terminado con este esquema perverso ya están a la vista. Es de esperar, entonces, que el gobierno complemente esta acertada decisión con otras tan necesarias como ésta para emprender un camino de normalización y crecimiento económico. En este marco, se encuentran contener severamente la expansión fiscal y reducir la inflación.