Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Advertíamos hace un par de semanas en esta columna que a partir de la constitución formal en Buenos Aires de la mesa santafesina de la alianza Cambiemos, se desataría una guerra fría dentro del FPCyS vernáculo. Hoy estamos en condiciones de afirmar que esa contienda soterrada ya comenzó y tiene fecha límite: el armado de las listas el año que viene: marzo – abril si Lifschitz toma la decisión de desdoblarlas, ó junio Julio si por el contrario las adosa a las nacionales.
La denominada Guerra Fría entre EEUU y Rusia duró desde la post guerra mundial en 1947 hasta la disolución de la Unión Soviética (inicio de la Perestroika en 1985, caída del muro de Berlín en 1989 y golpe de Estado en la URSS de 1991). En el interín hubo momentos de gran tensión, como en 1962 con la crisis de los misiles en Cuba, pero ninguna de las dos potencias tomó acciones directas contra el otro.
Lo mismo sucederá en el FPCyS santafesino desde que el 28 de mayo último se formara la Mesa de Cambiemos Santa Fe en esta capital, oficializada en Capital Federal el pasado 2 de agosto. Esta semana que terminó fue una remake de la “crisis de los misiles” de Cuba entre radicales y socialistas, como consecuencia del difícil trance interno que atraviesa el radicalismo con dos facciones (MAR y Universidad) tributando simultáneamente en Cambiemos y el FPCyS y otra (NEO) ofendida, pero sin sacar los pies del plato del FPCyS.
Todo comenzó cuando el Vicegobernador radical Carlos Fascendini ventiló en un estudio de televisión de esta capital lo que bulle en el sector “ultra aliado” NEO: los radicales (Universidad y MAR) que se fueron a Cambiemos deberían entregar los cargos que tienen en el gobierno (¿200?). Fascendini enardeció cuando el colega Mario Galoppo le hizo notar que Mario Barletta había declarado que José Corral será Gobernador en el 2019 por Cambiemos, y descerrajó la frase de la discordia: “la banda de Corral y Barletta deberían dejar los cargos en el gobierno provincial”.
El Gobernador Lifschitz seguramente interpretó que NEO (a través del mismísimo Vicegobernador) le estaba marcando la cancha y respondió exageradamente, asegurando que no le pedirá la renuncia a ningún funcionario radical para seguir preservando la entidad del FPCyS en su gobierno. Fascendini no le pidió a Lifschitz que echara funcionarios de Cambiemos; más bien conminó a sus correligionarios a que dejen voluntariamente los cargos. Mientras unos (los radicales que comparten el FPCyS con Cambiemos) esbozaron una sonrisa socarrona por el oportuno e inesperado respaldo, los socios de NEO bramaron: “Miguel bancó a los traidores”.
Lifschitz quiso curarse en salud y agravó la enfermedad.
El senador Felipe Michlig salió a aplacar los ánimos despegando a su amigo gobernador del conflicto, señalando que “hizo lo correcto” al decir que intentará mantener a todos los sectores dentro del FPCyS; pero cargó duro contra sus correligionarios de “doble status”: “Corral (presidente de la convención nacional) y Galdeano (presidente de la UCR en Santa Fe) ocupan esos lugares fruto de un acuerdo interno, y tomaron la decisión de formar parte de la mesa provincial de Cambiemos sin debatirlo y tomar una decisión orgánica, y no de forma unilateral como lo hicieron. Tendrían que haber sido más cautelosos porque nos involucran a todos”.
¿Hasta cuándo seguirán las escaramuzas?. Hasta el momento de armar las listas para las elecciones provinciales el año que viene. Ahí cada sector radical deberá definir pertenencia; mas allá que los dirigentes de NEO aseguren que los radicales de Universidad y MAR “ya se fueron hace rato” del FPCyS.
La reforma constitucional está en marcha
Evidentemente el Gobernador juega fuerte. Se advirtió en la reseña política precedente cuando cortó de cuajo cualquier intentona secesionista en su gabinete. Este lunes correrá el riesgo político de anunciar la reforma de la Constitución provincial, cuando ni siquiera dentro de su propio Partido están convencidos de la oportunidad, y mucho menos el momento que quiere Lifschitz: el año que viene.
Paralelamente con el diálogo político encarado con los Partidos, el Poder Ejecutivo consultó a renombrados constitucionalistas para que dentro del marco de los artículos 114 y 115 de la Constitución, identifiquen qué instituciones merecen una actualización respecto a la Constitución Nacional de 1994.
Los Partidos políticos con representación parlamentaria manifestaron la necesidad de adecuar nuestra Carta Magna a la Nacional, pero difieren en la oportunidad coincidiendo en su mayoría que debería ser durante 2018. Todos sospechan (y también los radicales de Cambiemos) que detrás de tan solemne decisión se esconde la verdadera intención gubernamental: la reelección.
Pullaro: o arregla o cambia
El hiperactivo Ministro de Seguridad Maximiliano Pullaro está atravesando la bisagra de su gestión: o acuerda con la policía el manejo de la calle y sus sórdidos derivados; ó sigue a fondo con las premisas acordadas junto al Gobernador: cambiar un sempiterno modo de actuar que históricamente convino a las dos partes: la policía que podía seguir teniendo el poder real (el que da el monopolio de la fuerza en manos del Estado con el manejo de la información, y el actuar en la calle conviviendo con el delito, pero también con el ciudadano común que necesita de su presencia no solo en la prevención del delito, sino en los detalles de su vida como un accidente de tránsito ó violencia doméstica); y los políticos que creían tener las espaldas cubiertas al precio de resultar rehenes de una institución con 140 años de antigüedad.
Basta con ver los señoriales edificios de las Unidades Regionales para caer en la cuenta del poder que siempre ostentó la policía.
La “fuerza” sabe que se vienen cambios profundos y manda señales: la escalada de asesinatos, violencia y robos en el Departamento Rosario (23 muertos en 30 días y Santa Fe no va en zaga) generó mucho malestar en la población que se refleja palmariamente en las encuestas: la inseguridad supera a la inflación y el miedo al desempleo.
Muy pronto se conocerán medidas revolucionarias. Plataformas tecnológicas que van a permitir construir información criminal y mapas de calor en tiempo real. Desaparecerán las tradicionales comisarías barriales para dar lugar a las “megacomisarías”; patrullajes por cuadrículas geo referenciadas; mas de 100 móviles adaptados especialmente con tecnología de última generación, similar a la observada en los países del primer mundo; entre otras innovaciones que seguramente los senadores que estuvieron hace una semana en California (acompañados por el Gobernador en la primera fase de la visita) observaron allí.
Mientras tanto, la seguridad libra su propia batalla con la justicia. Unos y otros se defienden con elementos valederos desde lo técnico; pero la sociedad ya dio su veredicto cual jurados populares: la justicia deja en libertad a los “choros”. Y encima cobran sueldos siderales para hacer mal su trabajo.
Argentina vive instancias de cambio de ciclo político y cultural (lo que Elisa Carrió denominaba “parir la República”) con idas y vueltas; yerros y aciertos, pero con una ciudadanía exitista y poco proclive a la paciencia. Macri, Lifschitz y todos los gobernantes deberán tomar certera nota de ello.