Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Fue una de las jugadas más fuertes y arriesgadas del Gobernador Miguel Lifschitz en estos 70 días de gobierno, pero decidió poner lo mejor en la cancha al anunciar en Las Parejas junto al equipo del Ministerio de la Producción una inversión de 1200 millones de pesos para desarrollar las industrias santafesinas (cerca de nueve mil millones de pesos le insumirá al Ejecutivo la política salarial de este año por culpa de la inflación): “queremos conformar el equipo de Santa Fe industrial con el que vamos a salir a la cancha para ganar y por goleada”, definió futbolísticamente el Gobernador de la misma manera que había cerrado el plenario interministerial hace una semana atrás: ganar por goleada en todos los frentes.
Esa es la obsesión de Miguel Lifschitz: ganar por goleada para construir la legitimidad política que las urnas le negaron.
“Este plan es de lo más ambicioso que podemos presentar”, definió el Ministro de la Producción Luis Contigiani, quien en Las Parejas se calzó definitivamente la camiseta para jugar en las grandes ligas de la política santafesina; pero fue prudente: “estamos tomando muchos riesgos y muchos compromisos”, advirtió, a sabiendas de que cuenta con todo el respaldo de la Federación de Industriales Santafesinos que arrimó propuestas para el Plan de Desarrollo Industrial: “muchos de los puntos plasmados surgieron del Foro Industrial que hicimos el año pasado”, contaba entusiasmado el Vice Pte de la Fisfe Alejandro Taborda, confiado en haber logrado una sintonía casi inédita con la actual gestión provincial: “Fisfe apoya el Plan con todas las fuerzas porque se abre un ambiente amigable para la producción”, repitió el industrial santafesino, preocupado por el horizonte nacional del sector donde avizoran nubarrones. “vamos a vivir un semestre complicado, las decisiones del gobierno nacional van a incidir en nuestras empresas”, pronosticó Taborda.
En un auditorio colmado de empresarios pymes, Lifschitz tocó las fibras más sensibles a quienes cadamañana levantan las persianas de las fábricas junto a sus empleados, cuando en su homilía industrialista y con tono de mitin político les aseguraba que “no queremos un proyecto que apunte a las grandes corporaciones ni al capital financiero”.
Contigiani había preparado el ambiente con un soliloquio desarrollista que hubiera emocionado hasta las lágrimas al dueto Frondizi – Frigerio (el abuelo del actual ministro del Interior de Macri): “vamos a dar una dinámica desarrollista, porque el país creció pero no se desarrolló, y para Santa Fe el signo distintivo son las Pymes porque Santa Fe es tierra de Pymes”, arengó el ministro productivo santafesino, quien le había marcado el surco al Gobernador (que tambièn anunció que habrà medidas especiales para invertir en el Norte provincial) cuando señaló que “vamos hacia la competitividad, pero no desde lo financiero”. El sistema financiero el año pasado incrementó un 62 % sus beneficios.
El “secreto” para convencer a los bancos santafesinos de financiar esta patriada industrialista de Lifschitz estuvo en advertir por parte de los funcionarios de Producción y Hacienda que existe una línea de inversión productiva que tiene el BCRA, la cual obliga a los bancos a colocar el 15 % promedio de los depósitos a plazo fijo en inversiones productivas para las pymes a una tasa del 22 %a anual que, con el subsidio provincial quedará en el 14 %.
Emiliano Pietropaolo tiene 32 años y es el técnicamente solvente y políticamente prometedor secretario de Industrias de la Provincia (viene de cuna industrial, su padre fue gerente general del frigorìfico FRIAR de Reconquista de cuya municipalidad fue secretario de la producción) fue quien tuvo a su cargo coordinar el andamiaje con el que se construyó el Plan, que después revistieron todas las otras áreas del Ministerio, junto a otras reparticiones del gobierno como Hacienda, Medio Ambiente, Innovación.
Acompañado por su antecesor Antonio Bonfatti (una fuerte señal política hacia adentro y hacia afuera) y con la sutil certeza de un samurái, Lifschiz le marco desde Las Parejas los tiempos políticos al gobierno nacional que, ocupado por desactivar el campo minado que le dejó el kirchnerismo, la producción por ahora solo forma parte del bienintencionado componente discursivo. Para el economista Salvador Distéfano en Argentina sigue siendo un muy buen negocio apostar a la especulación financiera. El campo tampoco está del todo tranquilo, aún con las medidas tomadas en su favor.
El ambicioso anuncio de Las Parejas (que Lifschitz, ingeniero al fin, quiere ver cristalizado dentro de los próximos veinte días) no es un hecho aislado: desde la EPE se consolida un nuevo paradigma para el sector industrial que consume más de la mitad de la energía de la Provincia a través de más de tres mil grandes clientes. Acaban de poner en funciones a Diego Alonso y Andrés Pozzi para el Sur y el Norte para que trabajen codo a codo con estos grandes clientes industriales, asesorándolos e intercambiando información necesaria; en definitiva y como se fijó en Las Parejas, generar un ambiente de diálogo con quienes generan riqueza.
Mientras tanto el directorio de la EPE (que factura 11 mil millones de pesos anuales) recibe y visita en sus terruños a grupos de intendentes y presidentes comunales para conocer sus problemas “en el territorio, como quiere el Gobernador”; el vicepresidente de la Empresa y operador político radical NEO del Departamento San Justo Fabián Bastía, es uno de los puntales – por su experiencia política – para llevar a cabo esa faena político ejecutiva.
Mientras tanto, en el fértil terreno de la política partidaria, el sureño diputado nacional de Cambiemos Ricardo Spinozzi dejó en claro que identificar a Miguel Del Sel como un “gran junta votos” no lo exime de otras virtudes “como su gran generosidad en la política pocas veces vista”, diagnosticó quien aprendió al lado de Reutemann que el pragmatismo en política siempre te otorga una vida más.
Los Diputados nacionales dieron el sí
El PRO aceptó el convite del Gobernador Lifschitz a la reunión del jueves pasado en Casa de Gobierno, dejando expuestos a sus socios radicales en Cambiemos Hugo Marcucci y Mario Barletta quienes pegaron el faltazo. No le hubiera hecho ninguna gracia al ex Gobernador Bonfatti escuchar de boca de algunos diputados kirchneristas la admisión del problema del narcotráfico en la Provincia como parte de un fenómeno global, cuando en su gestión lisa y llanamente lo negaban. Y si existìa, como en Rosario, era por culpa del gobierno provincial.
La interna peronista que todos piden y nadie quiere
El peronismo santafesino trata de que las ondas gravitacionales del Big Bang nacional no lleguen a estas tierras que supo poner a resguardo el federalismo.
El 8 de mayo deberán elegirse, vía internas o acuerdos, las nuevas autoridades partidarias. Y aquì las aguas se dividen: Agustìn Rossi aspira a una lista de unidad, pero su ex- delfín Luis Rubeo milita la interna “para hacer participar a todo el mundo y legitimar con el voto de los afiliados a las futuras autoridades”, entiende. Los 11 senadores justicialistas quieren tallar fuerte y, porque no, designar – via internas o acuerdos – al futuro presidente del Partido, para lo cual trabajan en el hombre del consenso (¿Oscar Lamberto?, ¿Ricardo Olivera?).
El senador nacional y último candidato a Gobernador del peronismo santafesino Omar Perotti prefiere – fiel a su estilo misterioso – no aparecer en los radares de la politica interna partidaria; mientras el ex- diputado bielsista Pablo Dibert, auspiciado por María Eugenia Bielsa, confiesa, camina los territorios en busca de adhesiones para jugar en la interna.
La política está jugando fuerte en Argentina. El Papa Francisco, a su espiritual manera, también.