Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Octubre, mes paradigmático del “cambio de ciclo” nacional que tanto desvela al candidato oficialista Scioli, a quien la oposición lastima asociándolo, no solo con la continuidad del kirchnerismo, sino a su plena sumisión ó, para degradarlo aún más, sometimiento a los designios del mandato presidencial entre tenebrosas bambalinas. Pero también en la política doméstica este décimo mes del año en el calendario gregoriano y octavo del antiguo calendario romano, será el período en el que Miguel Lifschitz definirá la grilla de Ministros que lo acompañarán en su expectante gestión.
Scioli desespera para que la población que aún no decidió el voto comprenda que a partir del 11 de diciembre – en caso de resultar electo – los decretos los firmará él, sin esotéricas ataduras a un poder extraño que tratará de difuminar lo más rápido posible.
Senadores se ofrecen
Rumbo a las elecciones generales del 25, la agenda nos mostró al candidato a Senador Nacional peronista Omar Perotti compartiendo una cena de gala junto a Daniel Scioli en Rosario rodeados de empresarios; a su competidor socialista Hermes Binner en un original almuerzo benéfico del Hospital de Niños servido sobre el mítico puente colgante de esta capital e insistiendo en que todos los jubilados del país deberían gozar del 82% móvil que otorga Santa Fe a sus pasivos provinciales, “pese a los incumplimientos que tiene la Nación para con la Caja de Jubilaciones de Santa Fe”. Y a Reutemann, quien sigue criticando al gobierno kirchnerista porque no apoyó al campo, mientras en los ratos libres le hace acordar a la gente que el socialismo – con Binner precisamente – fue quien permitió que la inseguridad y el narcotráfico se adueñaran de la Provincia.
El fulgurante representante de Sergio Massa para la senaduría nacional Eduardo Romagnoli, junto al primer diputado Alejandro Grandinetti caminaron por la peatonal santafesina preocupado por los chicos y jóvenes que no estudian ni trabajan “y peor aún, muchos que pasan hambre”, dijo el empresario rosarino, presidente del mercado ganadero Rosgan, quien había encabezado un encuentro privado con los 8 referentes mundiales de la Cámara de Comercio Italiana, con el fin de promocionar a las pymes santafesinas.
El Frente Progresista vernáculo trata de remontar el lastimoso cuarto lugar de Binner en las PASO del 9 de agosto, apostando a que los socios radicales aliados a Macri militen el corte de la sábana del candidato presidencial del PRO dejando fuera a Reutemann, para ensobrar junto a Macri la “boleta corta” de Binner Senador y Hugo Marcucci Diputado nacional. Toda una hazaña en una elección de neto corte presidencialista.
Para aderezar un poco más la confusión, el socialismo introducirá en el sobre la boleta de Margarita Stolbizer Presidente (quien se enojó con Binner por la estrategia localista) junto a la de Binner-Marcucci-Comi. Pero en los afiches figura Binner con la icónica imagen de la tijerita. “Voten al candidato a Presidente que quieran, pero piensen en Santa Fe poniendo a Binner senador nacional”, arengó el Gobernador Bonfatti.
El socialismo santafesino sospecha que su candidato estrella, el que marcó un hito en la historia partidaria al consagrarse primer Gobernador socialista del país en el año 2007, y que hace dos años superara los 800 mil votos como cabeza de lista de diputados nacionales (cargo que ostenta hasta el 2017) ahora pugna por no quedar último el domingo 25, fruto de la alquimia de la original “boleta corta” que al decir del diputado radical Julián Galdeano “preservó el FPCyS en Santa Fe, que es lo que verdaderamente interesa”.
El objetivo de mínima del Frente santafesino es ubicar en una banca del Congreso nacional a la segunda candidata a diputada nacional María de los Angeles “Chiqui” González, ordenada detrás el radical Hugo Marcucci.
Scioli busca evitar el ballotage.
Con reiterados elogios hacia la figura y proyección política de Omar Perotti, pasó por Rosario el candidato a Presidente Daniel Scioli, quien compartió la cena Celeste y Blanca en el imponente Salón Metropolitano que estaba colmado de empresarios y dirigentes peronistas.
El gobernador bonaerense decidió sujetarse en este último tramo de campaña a una línea discursiva –aplicada inclusive para las respuestas periodísticas – plagada de slogans y referencias productivistas, tales como industrializar la ruralidad; fortalecer el federalismo; ayudar a las empresas y definiciones de coyuntura como por ejemplo ante el interrogante de por qué no debate: “debato todos los días con la gente, los empresarios, los jubilados, los trabajadores”.
“Gobernaré para el círculo celeste y blanco y no para el círculo rojo”; “me preparé toda la vida para ser Presidente”. “Soy el candidato más previsible, confiable y coherente”; “hay que ir a la certidumbre, la previsibilidad, lo transparente”, son los sostenes discursivos en los cuales se apoya para seducir el esquivo voto independiente que tironean Macri y Massa.
Scioli se cuida de no despertar la ira de “la Señora” (así la llamó el gremialista Antonio Caló a la Presidente Cristina Fernández) ó los jacobinos de La Cámpora, y les dice a los empresarios lo mismo que les diría Macri ó Massa, pero al revés para que no se note: en lugar de pregonar que no hay inversiones porque hay cepo, y Argentina no arregla con los fondos buitres; que con este tipo de cambio no se puede exportar, y que el déficit fiscal impide ayudar a la producción, les pide con voz en cuello casi a manera de ruego: “inviertan, produzcan, siembren, que yo les voy a garantizar rentabilidad, mercados, inversiones, seguridad”.
Les reclama por favor que confían en él, que además de ser previsible, confiable y transparente, “sé lo que hay que hacer; sé lo que está bien y lo que está mal; sé lo que hay que cambiar y lo que hay que profundizar; ténganme confianza y fe”(si no la hubiera acuñado Menem, está a un paso de la célebre consigna “Síganme, jo los voy a defraudar”).
Scioli es un predicador de meta mensajes, signos y señales con los cuales dice sin decir para evadir al cristinismo y llegar a los indecisos. Se evidencia que no quiere caer en el incierto ballotage. La presencia en Rosario a su lado de Julián Domínguez, titular de la Cámara de Diputados de la Nación y perdedor de las PASO bonaerenses frente a Aníbal Fernández fue otra señal clara de las personas con las que quiere rodearse.
Gestos, símbolos: en la cena de Rosario no estaba presente el primer candidato a diputado nacional Marcos Cleri (La Cámpora) y Scioli no mencionó ni una sola vez a la Presidente en su discurso. Tampoco estuvo el “Chivo” Rossi a pesar de que había llegado a Rosario minutos antes que el Gobernador bonaerense. La presencia de los tres diputados provinciales del Movimiento Evita, organización adversaria de La Cámpora, fue un signo de que si Scioli llegare a ser Presidente de la Nación, reemplazará paulatinamente a La Cámpora por el movimiento que lidera a nivel nacional Emilio Pérsico, de estrecha llegada al sciolismo; y para variar, al Papa Francisco.
Además de Caló y el presidente del BAPRO Gustavo Marangoni, ocupó el atril dejado por Scioli el Secretario de Seguridad Sergio Berni. “La Producción, el trabajo y la seguridad”, la agenda de la sociedad”, nos resumió Perotti, a quien Scioli exaltó al extremo de vaticinar en su discurso que “Omar va a ser un gran protagonista en los años que viene para la Provincia de Santa Fe”. Scioli lo ungió para el 2019, y lo ratificó momentos más tarde en su alocución el dirigente de la CGT Antonio Caló: “en el 2019 Omar será Gobernador”.
Tarea para el hogar para el FPCyS, que por estas horas se encuentra en la agitada faena de ir delineando el cuerpo de colaboradores de Miguel Lifschitz, quien afrontará el desafío de encarar la tercera sucesión frentista en la Provincia, con un peronismo entusiasmado y acechante si logra retener el poder nacional, que no medirá esfuerzos por regresar al Sillón del Brigadier en el 2019 y el Palacio de calle Salta en esta capital, para lo cual ya se pertrechan para el desembarco en el Concejo Municipal en diciembre próximo.
Rumbo al gabinete
El reducido cónclave bilateral que negocia el gabinete de Lifschitz se reunirá otra vez la semana que viene, aunque estamos en condiciones de adelantar que el infranqueable Gobernador electo ya tiene “in péctore” los nombres de la mayoría de sus futuros Ministros. Quedan por resolver una o dos carteras, para inmediatamente enviar al Parlamento la modificación a la Ley de Ministerios para disolver el actual Ministerio de Aguas Servicios Pùblicos y Medio Ambiente (quizás para transformarlo en Ministerio de Infraestructura), crear la Secretaria de Estado de Medio Ambiente, y probablemente también el Ministerio de Energía.
Se sabe que Lifschitz quiere reservarse para sí el Ministerio de la Producción (¿un hombre de la Fisfe del interior iría allí?) y que los radicales NEO no se andan con chicas a la hora de pedir: van por Desarrollo Social; mientras susurran que “hay un Ministro (el de Seguridad) que es decisión pura y exclusiva del Gobernador electo”, vale decir que no entra en la negociación bilateral.
Octubre será el mes de las grandes definiciones nacionales y provinciales.