Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Enero fue un mes para el olvido. Un par de mapas satelitales muestran con desgarradora crudeza la intensidad hídrica que aún los expertos no logran encuadrar científicamente.
Para algunos – como el Ing. Blotta de Rosario- es la consecuencia históricamente natural de un año climatológicamente “neutro”; otros opinan que es el profetizado cambio climático ya está entre nosotros y llegó para quedarse y cambiar paradigmas. En el medio se instaló el debate agronómico sobre los viejos y nuevos prototipos productivos en torno de la “agriculturización extractiva” y su responsabilidad en los efectos posteriores -no las causas – de las exorbitantes lluvias. Pero una cosa es innegable: al gobierno del Ing. Miguel Lifschitz la tormenta lo agarró sin el paraguas hidráulico adecuado.
Es verdad que mientras diluviaba con registros asombrosos (cientos de milímetros focalizados en días y hasta en horas) sólo quedaba esperar a que pase. Pero no es menos cierto que las obras hidráulicas no estaban o estaban desatendidas; “a mí me dijeron que teníamos que prepararnos para un año seco”, supo excusarse el Gobernador. Hoy Carlos Paoli, del Instituto Nacional del agua asegura que estos fenómenos serán cada vez más recurrentes. ¿Y entonces?. El diputado provincial radical Santiago Macheroni acuñó una frase direccional: no hay que “blumberizar” el tema ante la desesperante coyuntura. Obras hacen falta, pero no “a tontas ni a locas”.
El agua se llevó las esperanzas de cientos de productores, no sólo en la cuenca lechera, sino basta con mirar la proyección satelital para advertir que el Departamento General López también se pareció en enero a un gran parque acuático. Y adelantó el debate político; quiérase o no la debilidad “hidráulicamente estructural” del gobierno (que le costó la cabeza al Secretario de Recursos Hídricos de la Provincia y puso en jaque al propio Ministro del área) fue hábilmente aprovechada por la oposición, básicamente el PRO, que supo encontrar la veta por donde colar las críticas en el momento justo. Con la ayuda inestimable de un ala del radicalismo.
El Gobernador reaccionó como pudo y a su manera; se calzó las botas y se puso al frente de la situación. La eyección del Secretario de Recursos Hídricos no calmó, ni ahí, lo caldeados ánimos de los productores.
Las entidades rurales de la devastada cuenca lechera publicaron un severo documento con sonido a tambores de guerra contra el gobierno provincial por la falta de previsión hidráulica. En el Sur, el senador por General López Lisandro Enrico prefirió poner manos a la obra y convocar en Venado Tuerto “a todo el mundo”, funcionarios provinciales incluidos, para debatir por qué no se hicieron las obras (Córdoba admitió que detectó más de 650 obras hidráulicas ilegales) y, de paso, también comenzar a debatir el nuevo modelo productivo. El parlamento santafesino le debe a la población rural el nuevo código de aguas.
Para el agotado sector tambero los gobiernos nacionales y provinciales prometieron el auxilio de un fondo lácteo de 400 millones de pesos, que precisamente las entidades ruralistas desairaron. “Es nada”, resumieron.
No faltó quien se acordara que el mutualismo mueve más de 12 mil millones de pesos en la Provincia; ¿cuánta de esa plata está en las entidades mutualistas de la zona lechera afectada?; ¿no podría volcarse con ayuda del estado hacia los tamberos afectados habida cuenta que Nación ni Provincia están en condiciones de poner más de lo que dijeron?. Consultado por este Diario, el Ministro de la Producción Luis Contigiani respondió que “el Ministerio estaría dispuesto a jugar fuerte mediante el subsidio de tasa, si las mutuales se disponen a movilizar fondos para asistir a los tamberos en emergencia”. En Romang, por ejemplo, la mutual de un Club otorga créditos de hasta 100 mil pesos a productores con tasas de 19% aproximadamente. En Sunchales, el ejemplo también está a punto de reproducirse. En horas aciagas la economía social puede demostrar que está presente.
Lo que la correntada se llevó
El columnista político del Diario decano La Capital de Rosario Mauricio Maronna esta vez fue categórico: “si el socialismo no recupera la affectio societatis tendrá que preparar las maletas en el 2019”, estampó en su columna editorial.
El analista describe la tortuosa relación con un sector del radicalismo provincial – Grupo Universidad – que definitivamente ya milita en Cambiemos y está gestionando el divorcio vincular con el FPCyS, que Miguel Lifschitz no detendrá, ni mucho menos.
El Gobernador considera que el Intendente santafesino José Corral, jefe político del sector Universidad, cruzó el Rubicón al azuzar al despedido Secretario de Recursos Hídricos Roberto Porta para que lapide públicamente al socialista, y amigo del Gobernador, Ministro de Infraestructura José Garivay, acompañándolo junto a Mario Barletta en el disruptivo discurso.
Miguel Lifschitz considera que durante enero la crisis hídrica lo tuvo a la defensiva, corriendo detrás de los problemas y dándole chances electoralistas al PRO (el peronismo intentó colar algunas críticas, pero sabe que el adversario que tiene en común con el socialismo son los de las remeras amarillas).
Lifschitz está dispuesto a retomar la iniciativa política, y dejó en claro que Porta pudo haber sido tan solo el inicio. “Cuando las barbas de tu vecino veas remojar, pon las tuyas a pelar”, aconseja el refrán.
Para peor, la semana pasada un nuevo escándalo tuvo a la Provincia en la mira de los medios nacionales, a raíz de un piletín de lona fotografiado (por agentes del Servicio Penitenciario según el semanario Sin Mordaza que las publicó) en la cárcel de Coronda, hecho que agregado a otros comentarios sobre el accionar de peligrosos reos dio pie al título “presos VIP en Santa Fe”.
En paralelo, si no se conjura un conflicto existente con el personal y una seria denuncia judicial efectuada, el Puerto de Santa Fe podría sumar esta semana un nuevo motivo de bullicio político que la oposición sabrá usufructuar.
Arranca febrero, fin de las vacaciones para los políticos. Comienza la cuenta regresiva hacia junio, mes en el que habrá que confeccionar las listas.
El Gobernador dictó el decreto de unificación electoral, pero aún resta la resolución que fija los plazos. ¿Se comprometerá el Ing. Miguel Lifschitz con las elecciones nacionales?. ¿Bancará con todo el peso de su gobierno la lista oficialista?. ¿Quien la encabezará?. ¿Será el intendente de Santa Fe José Corral el que enfrente a su propio Partido enrolado en el FPCyS con la infantería de Cambiemos?; ¿o dejará que lo haga solamente el PRO?; ¿habilitarán desde del comando en jefe porteño del PRO internas en Santa Fe?. ¿Qué hará el peronismo con Agustín Rossi, hoy día único candidato autoproclamado del sector?. ¿Eduardo Romagnoli será el cabeza de lista del Frente Renovador?.
Demasiadas preguntas cuyas respuestas comenzarán a dilucidarse a partir de este mes; “siempre y cuando el tiempo no nos vuelva a sorprender”, razonó un Ministro provincial. De todos modos, las elecciones no se suspenden por mal tiempo.