Considerando que aún restan 539 días de gestión del presente gobierno, hemos decidió realizar un balance de la economía argentina, para saber dónde estamos parados y cuáles serán las claves hasta el final del mandato.
El lunes, la Corte Suprema de los Estados Unidos decidió no dar lugar al pedido argentino y de esta forma se vuelve al fallo inicial del Juez Thomas Griesa que ordena el pago del 100% de la deuda en poder de los holdouts (unos US$ 1.330 millones). Este fallo sienta un precedente y podría extenderse al resto de los acreedores que no ingresaron a los canjes de deuda, totalizando una suma de U$S 15.000 millones. Esta cifra equivale a más de la mitad de reservas actuales, aunque no necesariamente el eventual pago debe hacerse en efectivo.
Así existen tres escenarios posibles (i) buscar un acuerdo extrajudicial con los holdouts, lo cual cuenta con el aval de Griesa; (ii) no acatar el fallo y buscar hacer el pago mediante el cambio de jurisdicción, para lo cual se necesita la aprobación del 85% de los tenedores de bonos y además sentaría un presente negativo significativo para futuros financiadores (sin mencionar que Griesa advirtió en forma clara que no debe buscarse esta vía) ; y (iii) entrar en cesación de pago tanto a los bonistas que ingresaron a los canjes de 2005 y 2010 como a los holdouts. Sin dudas hay varios escenarios pero lo concreto es que Argentina tiene que sentarse a negociar con el Juez y los acreedores, y en esta vía parece avanzarse según las noticias de las últimas horas.
Esta situación, si bien es complicada, es un capítulo más de una historia como país y por lo tanto hay que mirar para adelante. Lo cierto es queestamos a 16 meses de las elecciones presidenciales y la economía nacional presenta varios frentes de tormenta, pero todavía cuenta con algunas fortalezas que deberán potenciarse para solucionar los serios inconvenientes de una economía cada día más alicaída.
Presentamos a continuación estas 7 claves que hay que monitorear y conocer para entender la realidad actual:
1. La deuda – Los holdouts y los buitres
Si algo faltaba para terminar de completar el crítico escenario de estanflación en el que se encuentra Argentina es haber recibido el rechazo de la apelación de los holdouts por parte del Tribunal Superior de los Estados Unidos. Esta medida implica que el país debe afrontar el pago de unos u$s 1.330 millones a los denominados “fondos buitres”, con lo cual el escenario para los próximos meses se avizora complicado, independientemente de la medida que tome el gobierno de Cristina Kirchner en cuanto al cumplimiento o no del mismo. En principio hay tres alternativas que el gobierno puede elegir:
i. Pagarle a los holdouts
ii. Intentar una solución negociada con los holdouts
iii. Declararse en default
Tanto la primera como la última opción acarrean un costo político y económico de envergadura, por lo que una posible negociación sería más viable. Esto se debe a que este contexto entra en conflicto con la estrategia que – sin consultarlo ni anunciarlo – eligió el Gobierno de cara al cierre del ciclo político. En tal sentido, nos referimos a la búsqueda de financiamiento internacional que permita transcurrir los próximos meses sin sobresaltos en materia económica (hoy una cuasi utopía).
2. La caída de reservas y la falta de financiamiento
En la recta final del primer semestre del año y con una fuerte devaluación al inicio del 2014 mediante, las reservas internacionales se encuentran por debajo de los u$s 29.000 millones. Esto implica un retroceso de unos u$s 1.750 millones desde el nivel con el que se comenzó el año. Una caída especialmente preocupante considerando que la primera mitad del año es el período en el que habitualmente se produce el mayor ingreso de divisas al país.
Una alternativa plausible era la búsqueda de financiamiento internacional durante el segundo semestre. Hoy, con este camino vedado, se incrementa la presión sobre la política cambiaria y el desenlace es abierto.
Una salida negociada en la problemática de la deuda (mencionada en el punto anterior) permite retomar el camino de retorno a los mercados de deuda voluntaria, que fuera comenzado a desandar con los acuerdos en CIADI, Repsol y Club de París.
3. La inflación
Sin dudas la más preocupante. La inflación de mayo fue del 2,28% de acuerdo con el promedio de mediciones alternativas a la oficial elaboradas por consultoras privadas y que todos los meses dan a conocer diputados de la oposición en el Congreso Nacional. Estos valores distan del índice de precios al consumidor oficial que registró una suba del 1,4 % para el mes de mayo.
En este punto deben destacarse dos aspectos. Por un lado, la inflación ya se encuentra en un 40% interanual (guarismo más que preocupante de por sí) y amenaza con acelerarse. Por si esto fuera poco, el hecho que la brecha entre las lecturas de INDEC y las privadas no haya demorado en ampliarse echa por tierra las expectativas de recuperación en la credibilidad de las estadísticas oficiales. Es sabido que lo que no se mide no se controla y lo que no se controla, menos aún, puede ser gestionado. Al dar la espalda al problema el gobierno, tácitamente, renuncia a solucionarlo.
4. El déficit fiscal
La aceleración del crecimiento del gasto público sin recursos para financiarlas. Hoy, las erogaciones del Estado crecen a un ritmo del 40% anual y las necesidades de financiamiento del Gobierno pueden ascender a $ 220.000 millones este año. De esta forma el desequilibrio primario llegaría a 3,4% del PBI mientras que el déficit fiscal podría ubicarse en torno al 4,9% contra los 2,8% y 4,2% alcanzados el año pasado. Hace semanas atrás la apuesta del gobierno parecía ser compensar financiamiento del Banco Central con financiamiento externo, posibilidad que hoyluce más limitada.
5. La pobreza y el desempleo
Sin dudas el desempleo se encuentra en uno de los niveles más bajos de los últimos 20 años. Según informó el INDEC, en el primer trimestre del año de este año sólo 7,1% de la población económicamente activa (PEA) se encontraba desempleada; hace un año, el guarismo era del 7,4%, mientras que en la crisis de 2002 había llegado a superar el 20 por ciento. Pero el freno de la actividad ya generó una luz de alarma entre los trabajadores.
Por su parte el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) calcula que la pobreza es del 27,5%, y ubicaron la indigencia en el orden del 5,5% para el último trimestre del año pasado.
6. Contracción de la actividad
La actividad económica continúa en retroceso y la desaceleración es cada vez más preocupante. Los distintos indicadores (tanto privados como públicos) que miden el nivel de actividad dan cuenta de la coyuntura estancada del mercado interno, a la par que el incremento de precios golpea fuerte el bolsillo de los ciudadanos.
Al igual que en el caso de la inflación, el creciente descrédito del oficialismo en materia de indicadores lleva a que hoy exista una medición “blue” del nivel de actividad. El “PBI Congreso” (conocido el miércoles), marcó una retracción del 0,4% para el primer trimestre del año. Sumado a una contracción del 0,6% en el último parcial del 2013, se decreta la recesión de la economía argentina. Considerando la inflación mencionada, el escenario es unívoco: “estanflación”.
7. Elevado precio de materias primas y liquidez global
Los precios récord de las commodities agrícolas que fueron en gran medida responsables del boom económico y el fuerte efecto riqueza de los últimos años. Lo más favorable es que todo indica que no perderían su inercia en el mediano plazo, ya que la demanda de alimentos se conjuga con un creciente uso de los granos como biocombustibles o como alimento animal, ante el creciente consumo de carne en los países de Asia. En el corto plazo buenas siembras en los principales países productores difícilmente impulsen fuertes subas como las observadas en los años anteriores.
Claramente se trata de un factor a apalancar para la recuperación de la economía, traccionando la competitividad del sector a través de políticas activas. Esto debe contrastar con el desaliento que implica una vocación de apropiación de riqueza de este sector.
Las tasas de interés bajas y la gran liquidez mundial llevan a los inversores a buscar mejores rendimientos en los mercados emergentes, entre ellos, la Argentina, a pesar de que no tiene la estabilidad de reglas del juego que harían más aprovechable la situación, esta tendencia continuará el año próximo y sin dudas representa una oportunidad para el país.
En este sentido, una recomposición de las instituciones permitiría borrar de un plumazo algunas restricciones que hoy pesan sobre el desarrollo de proyectos de inversión, en especial en lo que refiere a mejoras de infraestructura. Para muestra, el sector energético o la infraestructura ferrovial.
En síntesis, no existen los almuerzos gratis, las deudas hay que pagarlas, pero no es el fin. La economía Argentina se puede encaminar con un ajuste fiscal y sin crisis. Es hora de dejar el discurso a un lado y aplicar las políticas económicas que han funcionado en el resto del mundo sin que la herencia a futuro sea ruinosa. En él mientras tanto, el escenario más probable si el gobierno no modifica su estrategia, es mayor caída del nivel de actividad, menor consumo, tensiones cambiarias y aumento de la conflictividad social y política. Así como hoy los argentinos seguimos los resultados del Mundial de Fútbol de Brasil, hay también siete partidos clave para el devenir económico del país. Simplemente hay que estar a la altura para jugarlos.