Sin candidato oficial, histórico debate presidencial

El debate presidencial convocado por Argentina Debate la noche del 04.10.2015 en la Facultad de Derecho (UBA) de Buenos Aires fue un excelente ejercicio. Estuvo bien organizado y ejecutado al nivel de estándares internacionales.

Sus defectos y algunas limitaciones se irán sin duda superando a medida que se repita en el tiempo. El debate debe ser desde ya un “derecho adquirido” para la  ciudadanía de aquí hacia el futuro.

Sobre todo, este debate acabó con muchos mitos:

1) No resultó cierto que el que va primero tiene más para perder (a falta de Daniel Scioli tampoco se transformó en un ataque de “todos contra Macri”, como algunos pensaban).

2) No fue un escenario aburrido,

3) Despertó el interés suficiente como para tener una audiencia importante, pese a que su transmisión se hizo por un número limitado de canales,

4) Resultó bastante civilizado y una muestra de convivencia sin evitar algunos contrapuntos interesantes y

5) Hubo exposiciones concretas y actitudes que sirvieron para clarificar algunos puntos y posibilitaron cierta diferenciación entre posiciones y candidatos.

Al final, fue muy mala la decisión la del candidato oficial Daniel Scioli (Frente para la Victoria, kirchnerismo) de no concurrir.

Más allá de que pueda o no pagar un precio ante el electorado por su actitud, quedó en evidencia  el verdadero pensamiento del gobierno y del mismo candidato oficial  sobre la confrontación de ideas y propuestas: una verdadera actitud de desprecio no sólo a los otros candidatos sino hacia a toda la ciudadanía. Las explicaciones de por qué Scioli decidió no presentarse (“no hay ley que regule los debates”, “iba a recibir agresiones”, “yo debato todos los días”) resultaron casi más insostenibles que su misma ausencia.

Fue interesante advertir que muchos candidatos plantearon a sus contrapartes la posibilidad de lograr acuerdos en algunos aspectos. Así se abre el camino a un ambiente de diálogo entre las fuerzas políticas y a la posibilidad de adoptar un núcleo mínimo de políticas de Estado, tantas veces declamadas pero nunca acordadas ni concretadas.

Es repudiable que el canal de todos los argentinos no trasmitiera el evento y, en cambio, haya televisado fútbol, mientras ese mismo canal y la cadena nacional se usan en casi todas las ocasiones para mensajes partidarios.

Es decir que además de bajarse Scioli, se “bajó” Canal 7 y también los medios paraoficiales (Canal 9 y otros que en un principio comprometieron su asistencia), lo que demostró la identidad de intereses y actitudes entre todos ellos: hablar sin escuchar, propagandizar sin confrontar opiniones.

Fue también negativa la actitud de canales privados como El Trece/TN  Telefé, que no retransmitieron el evento y de esa forma podrían haber potenciado significativamente la audiencia.

Más allá del siempre subjetivo juicio acerca de quién ganó y de que las apreciaciones sobre los desempeños están siempre muy teñidas por las preferencias políticas e ideológicas de quien las evalúa, me permito hacer algunos comentarios sobre las intervenciones de los candidatos:

  • Mauricio Macri (Cambiemos) fue quien mejor logró ensamblar lo que hizo en su propia actuación en el gobierno con sus propuestas para el país, resultando convincente en temas como educación y desarrollo de infraestructura. Fue también quien mostró la más amplia actitud de tomar eventuales propuestas de otros sectores. En algunos momentos tuvo un grado de precisión adecuado de sus propuestas, en otros no.
  • Sergio Massa (Frente Renovador) fue el más claro y esquemático para exponer sus posiciones, aunque quizás menos, en esta ocasión, que en sus acostumbradas intervenciones en TV. Logró el mejor golpe de efecto, pero muy apropiado, al pedir “segundos de silencio” sobre la inasistencia de Daniel Scioli. Es quien tiene la actitud gestual más “presidencial” y reiteró también algunas propuestas precisas.
  • Margarita Stolbizer (Progresistas) fue por momentos la más segura y demostró que su fuerte son temas institucionales y sociales, pero es más débil en otros temas. No quiso criticar específicamente a Aníbal Fernández como candidato en la provincia, pensando que de esa forma beneficiaba a la candidata de Cambiemos.
  • Nicolás Del Caño (Frente de Izquierda) fue el más ideologizado, pero también el más inseguro, si bien lazó algunas preguntas filosas a otros candidatos. Desaprovechó una oportunidad para presentar las ideas de la izquierda avanzada de una manera más original.
  • Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal) fue mucho mejor en los diagnósticos que en las soluciones, pese a que paradójicamente podría haber aprovechado más algunos logros de San Luis. Es por momentos demasiado aplomado y “tranquilo”.

No hubo un claro “ganador” y ese puede ser uno de los buenos puntos del debate: exponer explícitamente algunas ideas y actitudes de los candidatos. El perdedor, por supuesto, fue el ausente Daniel Scioli.

Si los candidatos terminan haciendo algo diferente a lo que dicen eso no es culpa del debate.

Y si el debate, como normalmente ocurre en muchos lados, no logra que haya un cambio significativo de votos, ese tampoco es el punto: es un mecanismo necesario en una democracia para tratar de clarificar ideas, confrontar posiciones y eventualmente un “documento” que queda para reclamar a los candidatos.

No sería una mala idea que incluso pudiera hacerse un debate adicional antes del 26.10.2015 y otro más en el caso de una segunda vuelta.

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