Al momento de redactar esta columna no están firmes las fechas en las que se celebrarán las distintas elecciones a lo largo y a lo ancho de Argentina. Especulaciones abundan en el horizonte político, con diversas posibilidades que orbitan sobre similares meses. Parece ser que las listas en Santa Fe cerrarán en algún momento de febrero de 2019, con PASO en abril y elecciones generales para la Provincia y para Rosario en junio. ¿Y las nacionales? Suena agosto para las primarias, octubre para las generales, y noviembre para la inevitable segunda vuelta. ¿Es que alguien espera una victoria en primera vuelta de cualquier candidato? Nadie lo espera, nadie lo vaticina. Las reglas que nuestra Constitución Nacional fijó en 1994 parecen casi infranqueables.
El Gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, todavía no estampó su autógrafo en el decreto que validará y confirmará las fechas eleccionarias de 2019 en el territorio provincial. Es que quiere jugar hasta último minuto con las cartas que le quedan previo a que sea Antonio Bonfatti, el exgobernador, el que le robe el trueno y se convierta en la nueva (vieja) figurita del socialismo vernáculo (¿aunque hay algún otro tipo de socialismo en la escena nacional?). Bonfatti ya se proclamó como caballo principal de la carrera para el Frente Progresista Cívico y Social, aunque algunos todavía ponderan a un Maximiliano Pullaro, actual Ministro de Seguridad (la cartera más vapuleada de la actual gestión), como potrillo en disputa con el dueño del circo. ¿Chances de que Pullaro le haga sombra? 26% a 6% a favor de Bonfatti, según las últimas encuestas que circulan.
Omar Perotti, el senador nacional que supiera ser un adalid del kirchnerismo sin mostrarlo demasiado, quiere también ser gobernador de Santa Fe. Difícil saber si tendrá interna o correra solito hasta las generales. La exvicegobernadora, María Eugenia Bielsa, siempre retumba en los pasillos. Nombre de peso para un peronismo que quiere recuperar la Provincia después de tres mandatos consecutivos socialistas. Al mismo tiempo que Cambiemos dirimirá sus diferencias entre José Corral, el dos veces intendente de Ciudad de Santa Fe, y Federico Angelini, el armador principalísimo del PRO por estas pampas.
¿Y de Rosario? Mejor ni hablar, porque ahí todavía las piecitas no están todas en el tablero. Algunos actores principales ya los conocemos bien, aunque no se han parapetado debajo del foco. Otros actores de reparto ya empezaron a correr rápido. Aunque sus chances dependen de los patrones de estancia que definen el juego de tronos. Treinta años de socialismo y una hegemonía que corre peligro de caerse. El trono de hierro está en disputa.
Las fechas no serán menores. Es que muchos quieren jugar en las provinciales y en las nacionales. Quieren, si pierden en una, poder participar en la otra. Casi como si las elecciones fuesen para beneficio de ellos y no para beneficio de nosotros. El día en que la política argentina empieza a entender que la democracia y el gobierno deben estar a favor de los gobernados y no de los gobernantes, las cosas habrán cambiado realmente. Mientras tanto, ¡buena suerte y hasta luego!
Por Garret Edwards – Director de Investigaciones Jurídicas de Fundación Libertad