Por Ernesto Edwards . Filósofo y periodista . Desde Mar del Plata . @FILOROCKER
Tras la denuncia pública del colectivo Actrices Argentinas contra Juan Darthés, este sería un momento ideal para que los abusos machistas se terminen de una buena vez. Pero también que todos sus responsables queden incluidos, y que algunos, como Marcelo Tinelli, no se hagan más los distraídos.
Pongamos en claro algunos conceptos. Más que hablar de “televisión basura”, con el Showmatch de Marcelo Tinelli podríamos referirnos a la misma como expresión de la “sociedad basura” en que vivimos.
Algunos cuantos años atrás, en el campo de la cultura popular argentina parecía que no se podía hablar de otra cuestión, a nivel televisivo, que del siempre cuestionable Marcelo Tinelli y su despreciable segmento “Bailando por un sueño” (o por un culo, porque de eso se trata), el mismo que desde 2006 ha venido sosteniendo al lamentablemente interminable Showmatch, que con su propuesta de “televisión basura” soporta a toda una pantalla que se debatía (ya no) por el primer lugar en las preferencias de un público que nunca estuvo en condiciones de apreciar y evaluar ningún tipo de propuesta en cuanto a su mayor o menor calidad, con una sociedad tan inclinada a una desenfrenada coprofagia capaz de consumir descontroladamente toneladas de desperdicios sin darse cuenta de que son arrastrados de la nariz por un establishment televisivo, siempre tan funcional al poder de turno. Y ello sucede porque está demostrado que mientras más se aturde a la gente, menos capacidad crítica le queda para resistir y rebelarse.
Y si bien es absolutamente cierto que estamos transitando por un período innegablemente democrático, con un gobierno elegido mayoritariamente, sin embargo, aún en esta democracia imperfecta de treinta y cinco años que celebramos, este programa sexista y que discrimina tanto a la mujer reduciéndola a un objeto, que ha pasado a ser el Gran Cabaret Televisivo, y el estandarte del ex “rubro 59” trasladado a la pantalla chica, es de presencia imprescindible para una grilla que provoca tanta hipnótica estupidización, entre desfiles de desnudeces de todo tipo, primerísimos primeros planos de corte ginecológico, escándalos y peleas varios, y ese costado desagradable de apelar a cualquier poco creíble golpe bajo que busque sensibilizar a los menos advertidos, con ese pretexto de los “sueños por cumplir” que no les importan a nadie.
Y todo, sin necesidad de hacer un racconto de un producto que no se renueva, que cae permanentemente en los mismos lugares comunes de la obviedad y la vulgaridad, que apela permanentemente a comprar voluntades justamente a través del dinero de cada contrato, en esa especie de prostitución espiritual a que son sometidos todos y cada uno de los participantes de este mega show, sean integrantes de ese impresentable jurado, siempre tan paradigmático a la hora de mostrar todo lo que no hay que hacer para evaluar a alguien, sean los participantes en los que da lo mismo que sean una figurita conocida o un 4 de copas, sean las integrantes de su siempre renovable cuerpo de bailarinas, total que todos deberán resignarse a la provocación y la degradación. Sin olvidarnos de que hay que ser muy tonto para seguir creyendo que lo que suceda con la suerte de los supuestos participantes depende de la voluntad del público a través de lo que gasta en los sucesivos votos telefónicos. Porque Showmatch no es otra cosa que el análogo televisivo de lo que vienen siendo los torneos de fútbol que organiza la AFA. Así como era Grondona quien parecía decidir qué equipo salía campeón y cuáles ascendían o descendían, en el Bailando… es posible que ya esté decidido qué personaje será el favorecido la semana próxima, y todo dependería de lo que Tinelli entienda que le conviene más a su negocio.
Siempre funcional al sistema con tanta estupidez y pornografía por parte de Tinelli, Showmatch es el ámbito televisivo más propicio para exhibir la más descarnada degradación humana, vinculada directamente con permitir cualquier tipo de humillación, dinero de por medio, actividad que, sin dudas, se emparenta con la prostitución. Porque prostituirse no es solamente hacer un comercio carnal. Prostituirse, que según su etimología significa exhibir para la venta, es también alquilar el alma, someter el espíritu, claudicar los valores más básicos e innegociables para la persona. Valores como la dignidad.
Canal 13 pone al aire su máxima esperanza para la pelea por el rating. Esperanza compartida con el Gobierno de turno que sea, que también depende de la imbecilización de la gente para seguir gobernando con un pueblo atontado por las estupideces que mira al compás de ese prostíbulo televisivo que propone Tinelli, como expresión de la “sociedad basura”.
La denuncia de Thelma Fardín contra Juan Darthés por una posible violación en Nicaragua en 2009 cuando la actriz era menor, en el marco de una gira internacional, la misma se hizo con el elenco mayoritariamente adolescente de ese gran éxito televisivo que fue “Patito Feo”, y que, no parece casual, tenía como Productor General a Marcelo Tinelli, el mismo que la noche de la jornada en que Darthés fue denunciado se rasgó las vestiduras en la apertura de su programa.
Es posible que la decidida actitud de estas actrices provoque una cadena de denuncias que no fueron realizadas en su momento, fuese por temor, vergüenza o el motivo que sea. Y mostraría honestidad intelectual de parte de todas si las mismas denuncias incluyen también a representantes de otro sector político, como Víctor Hugo Morales, aparentemente un acosador de colegas, pero de quien nadie quiso hacerse eco. Y revisar el pasado reciente de varios conductores radiales y televisivos. Y, claro, no sólo de Ciudad de Buenos Aires. No vayamos tan lejos.
Todos estamos en contra de la violencia machista y de la matriz cultural patriarcal que oprime y degrada a la mujer desde tiempos antiguos. Y es bueno que todos abran los ojos. También es cierto que son momentos en que se debe actuar con seriedad, responsabilidad y prudencia, para que nunca pierdan credibilidad y que nadie visualice sus acciones como una mera cacería o venganza al estilo de “Las brujas de Salem”.
Por último, muchos lamentamos que durante casi treinta temporadas, para los despistados, se haya identificado un temazo como “Twist and shout”, de The Beatles, con esta bazofia llamada Showmatch.
Tinelli, cada vez que muchos ponemos “Showmatch”, Mirá Cómo Nos Ponemos.