Mujeres, educación y progreso

Las argentinas no son la excepción. En un estudio realizado por  la Unidad de Inteligencia Económica de The Economist se determinó que las mujeres argentinas ocupan el primer lugar en la región en esperanza de vida escolar, vale decir, que tienen menores niveles de deserción.

Este dato nos sólo nos influye como comunidad sino que el país logra beneficiarse también de esta fuerza productiva. La educación sigue siendo una de las herramientas más importantes para una sociedad en desarrollo. Tal como lo explica Paula Córdoba, Gerente de Asuntos Corporativos de Intel para Argentina, Paraguay y Uruguay, “hoy en día 66 millones de niñas no van a la escuela en todo el mundo, debido a una serie de barreras, ya sea financiera y/o cultural. Pero sabemos que los potenciales beneficios sociales y económicos de la reducción de este número son significativos. Cuando un 10% más de las niñas van a la escuela el PBI de un país puede aumentar en un 3%”

Para las mujeres que viven en los países en desarrollo, Internet puede ser una puerta de entrada a una serie de beneficios tangibles, como las oportunidades de trabajo y educación, y beneficios menos tangibles, tales como la confianza y la autoestima. En este contexto, un estudio realizado en Argentina revela que el 63% de las mujeres considera importante contar con una computadora en el hogar para trabajar, mantenerse informada o bien para poder utilizarla en la educación de los niños o de ellas mismas.

Y cuando una mujer está enfocada en progresar tiene un efecto multiplicador que influye positivamente en aquellos que la rodean. Como es el caso de Paula Córdoba, “En Intel, yo trabajo en un conjunto de programas y alianzas destinadas a empoderar a las niñas y las mujeres mediante la educación y la tecnología. También estamos organizando eventos sobre empleo en la comunidad y participando de en una serie de conferencias para discutir sobre la situación empresarial para invertir en las niñas y las mujeres.”

En esta economía cada vez más global, Intel reconoce que la curiosidad, el pensamiento crítico y una base sólida en matemáticas y ciencias son necesarios para la fuerza laboral del futuro para competir por los puestos de trabajo de alta tecnología del siglo 21. Tan sólo en la última década, Intel y la Fundación Intel ha invertido más de mil millones, y los empleados de Intel han donado cerca de 3 millones de horas de trabajo voluntario para mejorar la educación en más de 60 países. Asimismo, en colaboración con diversas ONGs, Gobiernos y Empresas, Intel estuvo presente en diversos eventos, conferencias y congresos de Educación y de Responsabilidad Social Empresaria. 

En 2013 se capacitaron más de 2000 docentes con el programa Intel® Educar a través de diferentes iniciativas presenciales  en las Provincias de Neuquén, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza, Entre Rios, Misiones. Y con Intel® Aprender se capacitaron más de 500 jóvenes el año pasado.

Pero esto es sólo un aporte más. Habrá que continuar fomentando la educación en todos los sectores y aprovechar el empuje de las mujeres por construir una mejor calidad de vida y contribuir así a un mundo mejor. 

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