JULIO CALZADA – SOFÍA CORINA |
La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) emiten –en forma conjunta todos los años- un informe sobre Perspectivas Agrícolas para los próximos 10 años. El informe proyecta un debilitamiento de la demanda de alimentos en conjunto con una mejora en la productividad unitaria. Sin embargo, las barreras comerciales podrían restringir el aprovisionamiento de alimentos en los países importadores. |
Por el lado de la demanda…
El informe indica que una década después del brusco aumento en los precios de los alimentos en el 2007-08, las condiciones en los mercados agrícolas mundiales son ahora distintas. La producción ha crecido notablemente en todos los productos básicos y en 2017 se habría alcanzado los más altos niveles en la mayoría de los cereales, carnes, productos lácteos y pescados. Al mismo tiempo los stocks de cereales alcanzaron máximos históricos. Pero la OCDE-FAO indica que el crecimiento de la demanda comenzó a debilitarse. Gran parte del impulso a la demanda durante la última década provino del aumento de los ingresos per cápita en la República Popular China, que estimuló la demanda del país de carne, pescado y piensos (alimento seco para ganado). Esta fuente de crecimiento de la demanda se estaría desacelerando y las nuevas fuentes a escala mundial no serían suficientes –en los próximos años- para mantener el crecimiento general.
Como resultado, y esto no es positivo para Argentina, se espera que los precios de los productos agrícolas básicos se mantengan en bajos niveles o relativamente estables. Los altos niveles de existencias actuales hacen poco probable un repunte en los precios en los próximos años.
Concretamente, la OCDE FAO proyecta para el periodo 2018-2027 un debilitamiento del crecimiento en la demanda de alimentos debido a una disminución de la tasa de crecimiento poblacional en términos globales. La mayor parte del consumo adicional en la próxima década se originaría en regiones con un alto crecimiento poblacional como África Subsahariana, India y Medio Oriente y África del Norte. Estas zonas seguirán siendo dependientes de las importaciones de alimentos en los diez próximos años, por lo que podrían verse desfavorecidas por las políticas proteccionistas.
Cuando hablamos de Medio Oriente y África del Norte nos referimos a los siguientes países: Qatar, Emiratos Árabes, Baréin, Kuwait, Arabia Saudita, Omán, Líbano, Irak, Libia, Irán, Argelia, Tunez, Jordania, Egipto, Marruecos, Siria, Autoridad de Palestina, Sudán, Siria, Yemén y Mauritania.
Al referirnos a África Subsahariana, en la definición de ACNUR -la Agencia de la ONU para los Refugiados- comprende todos los países de África que no limitan con el Mediterráneo. Incluye a un total de 49 países situados al sur del desierto del Sahara. Lamentablemente, esta región acoge a la mitad de la población más pobre del mundo, además de los 10 países más carenciados del planeta. Nueve de ellos están inmersos en las más graves emergencias humanitarias a nivel mundial con gran cantidad de personas refugiadas y desplazadas. África subsahariana contiene países como Tanzania, Uganda, Yibuti, Etiopía, Eritrea, Somalia, Malawi, Sudán del Sur, Somalia, Yubuti, Eritrea, Nigeria, Mali, Costa de Marfil, Guinea–Bisáu, Angola, Zambia y Mozambique, entre otros.
Volviendo al análisis mundial de la OCDE-FAO este organismo indica que sus proyecciones tienen en cuenta las tendencias que espera en la demanda en comida, alimento animal y combustible (etanol, biodiesel). Para estas instituciones, la demanda en la próxima década será traccionada principalmente por la alimentación animal y, en un segundo plano, por la alimentación humana.
En lo que respecta al forraje, el crecimiento entre el 2018 y el 2027 podría llegar a ser de aproximadamente 260 Mt de alimento forrajero adicional; un poco menos que la expansión de la década anterior, en la que la demanda creció más de 300 Mt. La demanda de alimento forrajero también superaría el crecimiento en la demanda de carne. China es el principal demandante de forraje, sin embargo, a diferencia de la década anterior, el crecimiento sería más lento en los próximos 10 años. Por su parte, se estima que el maíz jugará un papel más importante en la mezcla de alimentos forrajeros en el gigante asiático.
En tanto, el consumo humano per cápita de cereales y raíces (y tubérculos) aumentaría menos del 2% en los próximos 10 años. Este lento crecimiento se debe a que muchos países presentan el consumo per cápita muy cerca de los niveles de saturación. Por lo tanto, el leve aumento de la demanda dependería del crecimiento de la población en la próxima década. Las regiones con la mayor expansión de población serían -como dijimos antes- África Subsahariana, India, Medio Oriente y África del Norte. Se espera que la demanda de cereales crezca principalmente en las regiones de bajos ingresos, como el África subsahariana. Aquí el consumo per cápita aumentaría en un 6% durante la próxima década. Hay que tener en cuenta que en las regiones de bajos ingresos los cereales representan aproximadamente dos tercios de la energía de la dieta, en comparación con alrededor de un tercio en regiones desarrolladas.
En la última década (2007-2017), el maíz representó casi 330 Mt de los 520 Mt de demanda adicional de cereales, o más del 60%. Sobre la perspectiva del período en estudio, la demanda de maíz crecería en 164 Mt en el período 2018-2027, lo que representaría solamente el 46% del crecimiento de la demanda. Esta desaceleración en el crecimiento es consistente con la evolución de los mercados de biocombustibles.
El trigo y el arroz vienen mostrando una mayor preferencia en el consumo mundial de cereales y en la ingesta de calorías, excepto en el África Subsahariana donde el maíz blanco juega un papel importante. Para el arroz y el trigo, se espera que el crecimiento de la demanda en el período 2018-2027 sea más robusta con 97 Mt de demanda adicional de trigo y 66 Mt de demanda adicional de arroz, la mayor parte para uso alimenticio.
El crecimiento de la demanda de productos cárnicos se vería desacelerado en la próxima década debido a la variación regional en las preferencias y a las restricciones económicas de cada región, como por ejemplo el África subsahariana. China, en particular, ya habría realizado la transición hacia niveles relativamente altos de consumo de carne por habitante, por lo que no se esperan aumentos en la demanda de carnes que sean significativos.
En contraste con las carnes, los lácteos se expandirían más rápidamente en la próxima década, especialmente motorizados por India, donde el crecimiento del ingreso es más fuerte y las preferencias dietéticas se traducen en un aumento per cápita del consumo de productos lácteos.
En cuanto a biocombustibles se espera una demanda muy estable, con un crecimiento más modesto en el uso de productos agrícolas para la producción de biocombustibles respecto a la década anterior. Las fuertes inversiones realizadas entre el 2007-2017 en plantas, las políticas gubernamentales aplicadas por los distintos países y el aumento relativamente moderado que se espera en el precio del petróleo crudo serían los factores que no traccionarían una mayor demanda de biocombustibles. Al igual que con el etanol, se espera que la demanda de biodiesel disminuya en el mercado europeo y en los Estados Unidos, lo que reduciría la demanda de aceite vegetal como materia prima. En cambio, se espera una expansión del consumo de Biocombustibles en Brasil, Argentina, Indonesia y en otros países en desarrollo principalmente a través de medidas gubernamentales más favorables. Hablamos aquí tanto de etanol como del biodiesel.
En definitiva, para los cereales, la carne, el pescado y el aceite vegetal, las tasas de crecimiento esperadas para el período 2018/2027 serían aproximadamente la mitad de las tasas evidenciadas en la década anterior. La desaceleración sería en el futuro particularmente pronunciada para el aceite vegetal, ya que fue el producto de más rápido crecimiento en la última década. A pesar de la desaceleración, el aceite vegetal seguiría teniendo una tasa de crecimiento importante junto con los productos lácteos frescos y azúcar. Una buena noticia para Argentina, el principal exportador mundial de aceite de soja.
Por el lado de la oferta…
Se prevé que la producción mundial de productos agrícolas y piscícolas crezca alrededor del 16% en la próxima década, pero con una considerable variación entre las regiones. En este sentido, se espera un fuerte crecimiento en África subsahariana, sur y este de Asia, Medio Oriente y África del Norte. Por el contrario, se prevé que el crecimiento de la producción en el mundo desarrollado sea mucho menor, especialmente en Europa Occidental.
A los fines de entender las cuestiones de geopolítica agroalimentaria, el sur de Asia comprende países de gran población como India, Bangladesh, Pakistán y otros como Bhután, Maldivas, Nepal y Sri Lanka.
El informe indica que las políticas agrícolas de India se centraran en satisfacer las necesidades de alimentación de la población, de allí el crecimiento esperado en la producción de alimentos.
El este de Asia está compuesta por cinco paísesː China, Mongolia, Corea del Norte, Corea del Sur y Japón, Hong Kong, Macao y Taiwán.
Nota: La figura muestra el valor neto estimado de la producción agrícola y pesquera, en miles de millones de USD, medido en precios constantes de 2004-6. Regiones como se define en la Figura 1.14.
Fuente: OCDE / FAO (2018), “Panorama agrícola de la OCDE y la FAO”, Estadísticas de la OCDE sobre la agricultura
A nivel de cultivos agrícolas, el crecimiento en la producción se lograría principalmente mediante un incremento en la productividad por hectárea con pequeños cambios en el uso global de la tierra. La intensificación y la eficiencia en las prácticas agrícolas mediante el empleo de semillas mejoradas, fertilizantes y otras tecnologías elevarán los rendimientos en la próxima década.
Cereales y oleaginosas en el mundo
Para los cereales se espera que la producción mundial se expanda en un 13% para el 2027, sostenida en gran parte por mayores rendimientos y no por un mayor uso de la tierra (a excepción del maíz en América Latina). Para el trigo, la Federación de Rusia está emergiendo como un importante jugador en los mercados internacionales, superando a la Unión Europea en 2016 para convertirse en el principal exportador. Para el maíz, crecerían las exportaciones de Brasil, Argentina y Rusia mientras que declinaría para los Estados Unidos. En cuanto al arroz, se espera que Vietnam siga siendo el principal proveedor en los mercados internacionales.
Para las oleaginosas se espera que la producción mundial se expanda alrededor del 1,5% anual; muy por debajo de las tasas de crecimiento de la última década. Brasil y Estados Unidos seguirán siendo los productores de soja más grandes del mundo. El cultivo de soja se expandirá en área sembrada en América Latina y mejorará su productividad en el período 2018/2027, especialmente en Brasil y Argentina. En tanto, el uso de alimento balanceado con proteínas crecerá más lentamente en el mundo en línea con las expectativas de una más baja tasa de crecimiento de la producción pecuaria. Por otro lado, la participación de las harinas proteicas en las raciones de alimentos de China habría llegado a un punto máximo. Se espera que la demanda de aceite vegetal crezca más lentamente debido al crecimiento desacelerado en el uso para alimentación en los países en desarrollo y el estancamiento previsto en la demanda como materia prima para biodiesel. Cuando hablamos de aceite vegetal, nos referimos a aceite de soja, palma, colza, maíz y otros.
Finalmente, ¿qué pasará con la producción en América?
Para la OCDE-FAO, América (norte, centro y sur) es el principal productor de la mayoría de los productos básicos analizados por el Outlook. La región representa casi el 90% de la producción de soja mundial y también posee una gran participación en la producción mundial de cereales (28%), específicamente maíz (52% del total mundial). También es un gran productor de productos con un alto valor agregado como harina proteica, azúcar y biodiesel, donde representa el 41%, 39% y 42% de producción global, respectivamente.
Según las proyecciones a 10 años, el uso agrícola de la tierra en la región se expandirá aproximadamente en 11 millones de hectáreas. El cultivo de soja representará aproximadamente el 62% de la expansión del área cultivada. En este sentido, se prevé que Paraguay expanda significativamente su área de soja, mientras que Brasil lo haga con el doble cultivo, es decir, en un mismo lote de una misma campaña se realice soja y maíz de segunda. La producción mundial de soja seguirá dominada por los Estados Unidos y Brasil. Además, se proyecta que el 46% de la producción de soja se exporte (principalmente a China) y alrededor del 54% de la producción total se procese en la región.
El desarrollo de la producción de harina proteica será esencial para alimentar al sector ganadero de la región. Estados Unidos y Brasil continuarán produciendo la mayor parte de los suministros de carne del mundo, con un crecimiento de cabezas en ambos países. Se espera que la producción crezca en un 17% para la carne de vaca y de cerdo, el 16% para las aves de corral y el 9% para las ovejas.
Otros productos animales como la leche y los huevos crecerán a niveles similarmente robustos. Por último, Colombia se convertiría en un exportador neto de aceite vegetal en el período analizado, ampliando su área de cultivo de palma.
Con el área cosechada expandiéndose y aumentando la productividad de los cultivos por hectárea, se prevé que la producción en América crecerá un 14% en la próxima década, con el cultivo de soja liderando la expansión.
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