El Presidente de nuestra entidad, Alberto Padoán, viene reiterando en numerosas oportunidades su convencimiento de “que las medidas dispuestas por el Gobierno Nacional a partir de fines del año 2015 basadas en la conjunción de rebaja de retenciones, eliminación del mecanismo de ROE verde como cuotificación de exportaciones (es decir, limitando el volumen que se puede despachar al exterior) y la mejora en los precio de los granos post salida del cepo cambiario han impulsado fuertemente la inversión, producción y comercialización en el sector primario y en las industrias relacionadas”. Este fenómeno visible en la actualidad tenderá a consolidarse en el mediano y largo plazo, ya que numerosas inversiones en ejecución tienen sus tiempos de maduración y finalización en los próximos meses y años.
Como consecuencia de estas medidas de política económica, las expectativas de cara a la próxima década pasaron de un probable de aumento de la producción de granos en Argentina del 5% en los próximos diez años a nada menos que el 29%, con picos del 64% en el caso del maíz o del 48% para el trigo. En efecto, se nota un incremento mucho mayor para el caso de los cereales, que promedia el 51%, que en oleaginosas, con una media del 11% y el 8% para la soja. Estos datos surgen del Escenario de Referencia Agroindustrial Mundial y Argentino al 2025 (ERAMA 2025) de Fundación INAI.
Tengamos presente que este informe es del año pasado, con lo cual las próximas medidas de políticas públicas para la soja a partir del 2018 mejorarán las perspectivas futuras de siembra y cosecha de la oleaginosa.
Respecto de las exportaciones, las medidas adoptadas por el Gobierno mejoraron también las perspectivas futuras. Pasaron de una suba en 10 años del 1,7% en la campaña 2014/15 a un incremento del 36,8% para el 2025/2026 en el informe de la Fundación INAI, un año después. Todo esto medido en toneladas. Se destaca, nuevamente, un aumento importante en las expectativas futuras de despachos de cereales para el 2025/2026 con un promedio de 49%, mientras que las exportaciones de semillas oleaginosas aumentarían un 0,5%. Los despachos de maíz subirían nada menos que un 82% mientras que los de trigo se mantendrían más estables como grano, con un 3,7%.
Por otro lado, los granos sería la categoría que más fuertemente crecerán en participación en la balanza comercial, con una suba del 37%, mientras que las harinas y pellets apenas subirían un 8% y los aceites vegetales un 1,4%.
Salvo algunas situaciones puntuales, Argentina cuenta con una capacidad operativa suficiente para almacenar, procesar y despachar este volumen de granos.
Empezando por capacidad de procesamiento, nos enfocaremos exclusivamente en la industrialización de oleaginosas por ser ésta la actividad económica destacada de nuestra región del Gran Rosario. Hoy, a nivel país, la capacidad instalada de procesamiento de oleaginosas medida en toneladas por año alcanza las 67 Mt, un 113% de la producción actual de oleaginosas (estimada en 59,2 Mt) y un 102% de la producción potencial en una década, de 65,8 Mt. Como vemos, la capacidad de crushing actual de Argentina alcanza perfectamente para atender la producción futura de oleaginosas.
Si nos centramos específicamente en la capacidad instalada en las plantas del Gran Rosario, éstas pueden hoy procesar algo más de 52 millones de toneladas por año, representando el 88% de la producción nacional actual y el 80% del output potencial para la campaña 2025/26. Sin embargo, ya se han anunciado inversiones privadas por parte de algunas de las principales plantas de nuestra región que permitirían adecuarse a las necesidades del futuro próximo. Nos referimos a las inversiones de Renova, Terminal 6, el posible nuevo puerto de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) en Timbúes y otras inversiones adicionales como las de la firma Dreyfus quien tiene previsto invertir en mejoras y ampliaciones en sus fábricas y terminales del Gran Rosario. El presidente de la Bolsa ha expresado su convencimiento de que hay excelentes perspectivas de crecimiento en la Industria Oleaginosa, con muchas obras en ejecución. Ha indicado lo siguiente: “la planta de Renova en Timbúes aumentará su capacidad de molienda de 20 mil a 30 mil toneladas diarias, sumado a las inversiones que proyecta Aceitera General Deheza (AGD) en Puerto San Martín y otras inversiones adicionales, el Gran Rosario podría aumentar su capacidad de crushing un 10%, o incluso más, en el mediano plazo”.
Otro punto donde Argentina se encuentra en una buena y óptima situación para despachar eficientemente las crecientes producciones de granos y derivados, es en lo referido a la capacidad de carga de sus terminales portuarias. Evaluemos principalmente las instalaciones portuarias del Gran Rosario, desde donde hoy se embarca entre el 65% y el 70% del total de despachos internacionales de granos de Argentina y el 96% de harinas y aceites. Pensemos que esta participación, además, está llamada a mantenerse o incrementarse habida cuenta que el NOA y NEA constituyen las regiones donde más se espera se incremente la producción de granos en el futuro, siendo su salida natural a terceros países, las propias terminales del Gran Rosario (especialmente cuando se ponga a punto las líneas férreas que conecten ambos puntos haciendo más eficiente el transporte de la mercadería, aspecto en el cual trabaja el Gobierno Nacional con el Ferrocarril Belgrano Cargas).
Hoy, la capacidad instalada permite cargar a los buques de ultramar el 106% de la producción nacional de granos, el 227% de la de subproductos, el 433% de la de aceites y el 618% del biodiesel. En diez años, sin embargo, las instalaciones actuales en funcionamiento podrán cubrir con comodidad las necesidades de despacho de subproductos. Alguna limitación podría existir en el despacho de granos, donde según nuestras estimaciones, para la campaña 2025/26 la capacidad instalada de las terminales portuarias de nuestra zona podría llegar a cubrir el 90% de la producción de granos. Pero pensemos, que estamos computando toda la futura producción de granos de Argentina (unos 140 millones de toneladas), la cual no toda va a ser exportada como grano. Y además están los Puertos localizados en Bahía Blanca, Quequén, Ramallo y otras terminales perfectamente preparadas para cargar los granos que se necesiten despachar al exterior.
En materia de embarques de bienes primarios al exterior y de recepción, descarga, almacenaje y despacho de cereales (que como hemos visto serán los que más aumentarán su demanda logística) ya han sobresalido los anuncios de empresas privadas del sector buscando poner a punto sus estructuras para dar respuesta a estas necesidades. Uno de los problemas es la congestión vial, especialmente en el Gran Rosario, con el agravante que la época de cosecha del maíz coincide en gran medida con la de soja.
Hemos dejado de lado en el presente análisis el caso del transporte vial y ferroviario, que tal como se ha abordado en distintos artículos de este Informativo Semanal representa hoy una de las desventajas competitivas para nuestro país en lo que se refiere al abastecimiento de granos y subproductos al mundo localizados fuera de la zona núcleo de producción de Argentina. Dependemos demasiado del medio de transporte más caro, el camión, en largos trayectos como por ejemplo en las producciones del norte argentino. A 320 km, de acuerdo a nuestras estimaciones, Argentina tiene un flete camionero un 73% más caro que en Estados Unidos y un 66% más caro que en Brasil por cada tonelada de granos que se mueve por kilómetro. En distancias de 1.150 km, la comparación con Brasil también nos es desfavorable: nuestros hermanos limítrofes tienen un costo de 3,4 centavos la tonelada-kilómetro mientras que Argentina, de acuerdo al tarifario oficial, se ubica en 5,6 centavos la tn/Km.
Sin embargo, desde el sector público nacional, se ha anunciado un ambicioso plan de infraestructura ferroviario y vial para los próximos 20 años, que bien ejecutado podrá resolver parte importante de estos inconvenientes aunque quedarán, a la postre, los 400.000 kilómetros de caminos rurales que recurrentemente se inhabilitan por exceso de agua, dejando virtualmente paralizada las labores en los campos y la posibilidad de sacar el grano de los lotes. Padoán ha indicado su convencimiento de que “medidas que contribuyan al financiamiento de las obras viales y ferroviarias, como los contratos de Participación Público Privada (PPP) que impulsa el Ministerio de Finanzas, pueden ser de gran utilidad para el desarrollo de la región y del país”.
Yendo a la cuestión del almacenaje de granos surgen algunas preguntas a formularse. Una de ellas es si nuestro país debería invertir en silos fijos comerciales, ya que tiene una gran dependencia del “silo bolsa” como forma de almacenaje. En esta decisión deberán primarse consideraciones técnicas, económicas, ambientales y sociales para tomar el rumbo adecuado que considere la eficiencia del sistema comercial como un todo.
Hoy por hoy, como puede verse en el cuadro 1, la capacidad fija de almacenaje en manos de productores ronda las 16 millones de toneladas, a las que se suman otros 61 millones que pueden ser estoqueadas en estructuras fijas por parte del sector comercial (es decir, acopios, cooperativas, industrias, terminales portuarias, etc.).
Esta capacidad de almacenaje en instalaciones fijas total de 77,4 Mt representa el 64% de la producción total de granos actual, estimada en 120 millones de toneladas, y el 55% de la producción potencial para el ciclo 2025/26 previsto en 140 millones. Hoy, el diferencial entre producción y capacidad almacenaje fijo se cubre con silo bolsa (estimativamente, unas 40 Mt se guardan en este tipo de estructuras plásticas). Si se prevé cubrir todo el aumento de la producción con silo bolsa, deberíamos estar hablando de 63 millones de toneladas guardadas en estructuras temporales de este estilo; ello es, 23 Mt más que ahora demandando unos 115.000 silo bolsa adicionales a tal fin (considerando que como media cada uno tiene una capacidad de guardado de 200 toneladas).
Como podemos ver, los distintos eslabones del sector agroindustrial –principalmente el sector privado- han mostrado dinamismo a la hora de adecuar su estructura a los desafíos productivos de la Argentina, aunque es posible que la perspectiva de una mayor producción y exportación de granos presente algunos desafíos logísticos adicionales que deberán atenderse. Lo que sí es importante destacar es precisamente lo dicho antes: la enorme capacidad de respuesta que ha mostrado el productor argentino y la agroindustria en los últimos 30 años, invirtiendo fuertemente y ampliando su capacidad de producción e industrialización para todos los productos agrícolas y especialmente en sus tres granos principales (soja, maíz y trigo). Esto es un rasgo que distingue a Argentina y es reconocido por quienes nos visitan desde distintas partes del mundo. Por ello, con algunas limitaciones que hemos expuesto, Argentina está perfectamente en condiciones de avanzar hacia nuevas fronteras productivas que generen mayor producción de granos, exportaciones e incremento en el valor agregado.
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