Es positivo que el presidente se haya reunido con diputados del PRO y sus aliados. El nivel paupérrimo de muchos legisladores de La Libertad Avanza y la supremacía kirchnerista en las cámaras hacen que la buena sintonía con los aliados naturales sea imprescindible para que no se frenen reformas ni se cometan errores graves, como la designación de Lijo como candidato a la Corte Suprema.
Cuando el gobierno cuenta con el apoyo de los no kirchneristas, puede avanzar, como sucedió con la Ley de Bases. Sin embargo, cuando actúa a ciegas, como en el caso de Lijo, se convierte en presa fácil del kirchnerismo y comienzan los rumores sobre la repartija de juzgados o la ampliación de la Corte, que son los nefastos objetivos de los K. El presidente debe entender que, si la gente está soportando la difícil situación económica, es porque tiene una visión de futuro.
El sufrimiento de la población no puede ir acompañado de impunidad para los delincuentes. Cuando los kirchneristas hablan de jueces, sólo piensan en la impunidad de CFK y de todos los delincuentes que integran la organización delictiva llamada kirchnerismo. El pacto entre la gente y Milei es la lucha contra la casta, no el favorecimiento de la peor casta.
Otro motivo por el cual es bueno construir consensos entre quienes impulsan el cambio es la cantidad de manifestaciones contra el progreso que inundan Argentina. Entre ellas, se encuentran protestas como la de la Iglesia, que se manifiesta en contra de un oleoducto que permitirá exportar el petróleo de Vaca Muerta.
No sabemos desde cuándo los obispos son expertos en ecología y petróleo, pero es impresionante la cantidad de enemigos del progreso que hay en Argentina. Un país pobre que necesita urgentemente vender al mundo para paliar la pobreza, no puede permitirse estas imbecilidades.
La Iglesia argentina está llena de personas que piensan como Bergoglio, quien ha sido un flagelo para el país con su agenda pobrista y su alianza con personajes nefastos como Grabois y el peronismo más rancio. El Papa no visita Argentina, pero anuncia que recibirá en Roma a la CGT. Si no fuera tan detestable, sería patético.
Por otro lado, el sindicalismo sigue tomando como rehén a los ciudadanos que trabajan y no pueden llevar una vida normal. Las escenas vistas en Aeroparque, con personas que necesitaban viajar y no podían porque se lo impedían los sindicalistas de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas con medidas no anunciadas muestran lo nefasto de estas organizaciones.
La gente es rehén de esa gentuza. El gobierno debe actuar con la misma destreza que mostró con los piqueteros, quienes también tomaban a la gente como rehén con cortes que impedían la circulación. En el caso de los piqueteros, funcionó bien la fórmula de denunciar la corrupción en el Ministerio de Desarrollo Social y la prohibición de cortar las calles, implementada por Patricia Bullrich.
Ya no hay piquetes en la calle, y los grandes beneficiados son los ciudadanos que pueden circular libremente. Este caso debe ser un ejemplo para actuar contra el sindicalismo corrupto que usa a los ciudadanos como herramienta de extorsión. Cuando lo hacen, cometen delitos, y deben ser tratados como delincuentes.
Argentina está llena de organizaciones mafiosas enquistadas en las instituciones. El gobierno debe mostrar que siempre está del lado de los ciudadanos y en contra de los mafiosos.
Lo que está sucediendo en algunos países muestra que los populismos de izquierda que vuelven al poder se presentan como moderados en campaña, pero se radicalizan en el gobierno.
Gente como Pedro Sánchez en España o Lula en Brasil son cómplices de Maduro y atacan la libertad de expresión en redes sociales, especialmente en Twitter, bajo el pretexto de combatir “discursos de odio”. No nos engañemos: para ellos, “discurso de odio” es simplemente ir contra sus objetivos. Si nos enteramos al instante de los encarcelados y asesinados en Venezuela es gracias a Twitter.
Nos enteramos de la lucha de las valientes mujeres de Irán por las redes sociales, de las atrocidades de Hamas asesinando, violando y secuestrando civiles en territorio israelí, desatando una guerra. También nos informamos sobre el sometimiento de las mujeres afganas a manos de los talibanes, la brutalidad de la dictadura en Nicaragua y la resistencia heroica de los ucranianos.
Todo esto, y más, lo sabemos gracias a Twitter. Por eso quieren acabar con esta plataforma. No esperamos nada de políticos como los de Corea del Norte, pero el avance contra la libertad de expresión y el aval a tiranos viene de gente que pretendía mostrarse como moderada. Eso mismo hubiera pasado si Massa ganaba las elecciones. El populismo de izquierda sin dinero es, siempre, autoritario y corrupto.
Al gobierno se lo apoya criticando lo malo y respaldando lo bueno, advirtiéndole de los riesgos que conlleva hacer acuerdos con quienes hundieron al país y, ahora, buscan impunidad.