Gustavo Segré es posiblemente el argentino que más entienda las relaciones comerciales entre Argentina y Brasil. Altamente demandado por el periodismo especializado, a partir del Covid 19, su análisis se impuso en el prime time de los medios nacionales, aunque siempre aclara: “no soy periodista”.
En verdad, el “lado B” de Segré, puede resultar sumamente atractivo para cualquier pyme. Radicado en San Pablo, dirige la Consultora Center Group, desde donde asiste a empresas argentinas que ya comercian o pretenden hacerlo con el gigante latinoamericano.
Hacer negocios con “un pie adentro” de Brasil, tiene infinitas ventajas competitivas, desde el financiamiento a tasas sustancialmente inferiores, a la apertura de canales de venta propios. Esa “llave” es el expertise menos conocido del analista.
ON24, comparte la charla que Segré ofreció a las empresas santafesinas en plena pandemia
El modelo económico brasilero
Mucha gente pregunta las diferencias entre Argentina y Brasil. Yo estoy dando un ejemplo donde pretendo que la gente se sitúe en el mar con dos buzos, donde el buzo brasileño estaba nadando hacia arriba tratando de llegar a la superficie con el propósito de llegar este año al equilibrio fiscal, recordando que Brasil realizó en el gobierno anterior de Michel Temer dos importantísimas reformas: La reforma del Congelamiento del Gasto Público, una ley que determina que el gasto público sólo puede ser ajustado en relación a la inflación del año anterior, no puede haber aumento del gasto porque sí.
Ésta, con una ley que Fernando Enrique Cardoso había instrumentado -la ley de Responsabilidad Fiscal-, coloca límites claros para que cualquier presidente, gobernador o intendente administre el dinero público. Entre otras cosas esta ley no permite que, por ejemplo, en los últimos meses de un gobierno, se pase a planta permanente empleados que estaban en la nómina de cargos de confianza.
En esta situación se da otra circunstancia que da muestra del buzo que subía, que es la Reforma Laboral de Temer, que arranca de cuajo toda intervención del sindicalismo en la economía diaria, donde el empleado tiene la libertad de pagar o no pagar la cuota sindical y para eso el sindicato lo tiene que convencer dando un buen servicio. Para concluir las reformas, viene la situación de la Reforma Previsional con un clarísimo objetivo: disminuir la necesidad de financiación que tenía el Estado para cubrir el déficit previsional.
Antes del Covid-19, las proyecciones que tenía Brasil para el 2020 era un crecimiento en el orden de un 2,3 a un 2,5%, con un crecimiento del 3,5% para el año que viene, con una tasa de inflación anual de un 3,7% aproximadamente, con una tasa de interés del 3,75% y con un superávit de la balanza comercial entre U$S 47.000 y U$S 48.000 millones.
Brasil también había tenido una importante entrada de dólares, siendo el cuarto país en el mundo que recibió inversiones directas productivas. Entre el superávit de la balanza comercial y la entrada de dólares a través de inversiones directas del exterior estamos hablando de u$s 125.000 millones. Además, después de haber entregado el Presidente Cardoso en el 2003, un Banco Central con reservas por u$s 17.000 millones, hoy Brasil tiene u$s 380.000 millones. En este contexto con una tasa de desempleo que iba bajando, al buzo brasileño que iba nadando hacia la superficie, le colocan un ancla que se llama Covid-19 y claramente comienza a sumergirse de nuevo.
Cuando hacemos el mismo análisis para el buzo argentino, estamos hablando que antes del Covid 19 era un buzo que estaba bajando. Todos sabemos en qué estado estaba la macroeconomía argentina, agregada a la situación del cambio de gobierno.
Cuando llega el Covid 19 las posiciones de ambos países también son contrapuestas, tal como antes.
La Corte Suprema de Brasil determinó hace semanas atrás que Bolsonaro no tiene potestad para flexibilizar el aislamiento social, aquí no tenemos cuarentena, es un aislamiento social recomendado. Nadie me puede parar, ni decomisar un auto. En ese contexto, donde él no tiene autonomía para flexibilizar, podría haber dicho lo que dijo hoy: “yo no tengo responsabilidad en las muertes, son los gobernadores e intendentes los legitimados por la Corte Suprema y los que determinan si se flexibiliza o no la cuarentena. En lugar de decir eso sale a provocar, y en ese medio término se genera un problema enorme con la salida de su Ministro de Salud, que toma una exposición importante porque era la persona fusible entre las locuras verborrágicas de Bolsonaro y la necesidad de Brasil de no parar la economía. Pocos días después se va su Ministro de Justicia, Sergio Moro.
Esto sirvió como termómetro para medir la imagen de Bolsonaro, que venía con una imagen positiva desde inicios de su gestión del 33% y curiosamente se sigue manteniendo, a partir de sus fanáticos militantes. Lo curioso de esto es que la base electoral de Bolsonaro se sustentaba en la gente contraria a la corrupción, de clase media y con nivel educativo elevado. Esa gente no lo apoya ya a Bolsonaro porque no es incondicional. Ahora los que lo apoyan es gente de bajos recursos. Hoy 54 millones están siendo asistidos por el Estado con una ayuda de u$s 120 mensuales por tres meses.
En todo este contexto el único gladiador que tiene Bolsonaro se llama Paulo Guedes, es el que de alguna manera explica todo lo bueno que tiene una economía liberal en el manejo de un país. Propuso ahora un congelamiento de los sueldos públicos que permitirá un ahorro de u$s 23.000 millones en auxilio a la falta de recaudación de tributos de provincias y municipios. Por su parte, el Presidente del Banco Central de Brasil, Roberto Campos Neto, dijo que Brasil no va a emitir porque no quiere perder el control de la emisión monetaria, recordando que en Brasil nadie piensa en dólares y que la forma de ahorrar dinero es siempre en reales. Como si eso fuera poco, el presidente Donald Trump junto con ocho países, le ofrecieron a Brasil un swap de u$s 60.000 millones.
En este contexto, Guedes, en un modo muy categórico dijo que “Brasil es un país próspero, marcando la diferencia con el modelo de Argentina y Venezuela”.
El Mercosur
Cuando Argentina suspende la participación en las negociaciones queda claramente demostrado que el punto de la balanza que generó todo esto se llama Lacalle Pou, porque hasta las elecciones uruguayas teníamos un gobierno de derecha con Brasil, un gobierno de izquierda con Argentina, un gobierno de centro derecha con Paraguay y la duda era qué iba a ocurrir con Uruguay. Si en Uruguay hubiera ganado la izquierda, estoy seguro que Argentina no hubiera salido de las negociaciones con el Mercosur, pero ganó la derecha, con un modelo muy parecido al modelo brasilero, con todo lo que se refiere a un control fiscal, a una reducción del Estado, tal como lo hace Paulo Guedes como Ministro de Economía. Para citar un ejemplo, en Petrobrás salieron 51.000 trabajadores y la empresa continúa su ritmo. En Brasil bajó la nafta y no hay congelamiento de ningún tipo de producto. Es un gobierno claramente liberal.
En esa situación, Bolsonaro, Lacalle Pou y Mario Abdo en Paraguay dicen: Necesitamos en función de lo que ya estaba previsto, pero ahora mucho más con el Covid-19, que el Mercosur se abra al mundo, porque va a quedar un mercado domésticamente restringido, necesitamos hacer una reducción del arancel externo común porque eso va a generar la motivación de las empresas locales para que mejoren la competitividad de los productos y que el consumidor, que va a tener menos plata, pueda comprar más cosas.
Y les voy a dar un ejemplo personal. Desde mi casa en San Pablo, al aeropuerto de Guarulhos, hace cuatro años atrás un taxi me salía 120 reales. Se abre la posibilidad de las aplicaciones (Cabify, Uber,…), se legalizan, y hoy, cuatro años después sin ajuste de inflación, pago 60 reales. Yo tenía que ir igual al aeropuerto, pero me ahorro 60 reales que los gasto o los invierto y genero que una empresa me venda bienes o servicios y demande mano de obra. Entonces en la reducción del costo que cada uno paga por un bien o servicio, se consigue aumentar la demanda de otros y ese es el objetivo que tienen Brasil, paraguay y Uruguay para pedir la reducción del arancel externo común.
Siendo que como está negociando con Corea del Sur, con Líbano, con India (que el Mercosur ya había negociado) y con Canadá, en los acuerdos previstos tanto de la Unión Europea como del EFTA, y éste no iba a ser diferente, lo primero que se abre es el mercado de los países emergentes. Estos países con los cuales nosotros hacemos acuerdos, permiten que nuestros productos ingresen allá sin arancel externo común y en un plazo de 5, 10 o 15 años, yo tengo que estar adecuado para que esos productos puedan entrar acá con una reducción del arancel externo común. Al margen de eso, Brasil proponía que una lista de 10.000 productos pudieran ingresar al país con aranceles más bajos. Estos productos son bienes de capital e insumos que Brasil no produce para bajar los costos de producción y así beneficiar al consumidor. Y es ahí donde la “ilustre diplomacia argentina” (lo digo con mucha ironía), que parece no haber leído un libro de relaciones internacionales, en vez de aplicar la Teoría de la Geometría Variable, que fue la que se tomó en Uruguay y Paraguay cuando se conformó el MERCOSUR, para darle más plazos y así adaptar las producciones de cada país, resuelve suspender las negociaciones y le deja un campo fértil a los otros 3 países para negociar. Porque si el día de mañana vuelve tiene que aceptar lo que ya se ha negociado.
Brasil: la oportunidad argentina
¿Por qué Brasil puede ser nuestra salvación? Primero por una cuestión de escala y de mercado. Brasil tiene en este momento (pre Covid 19), 18 millones de personas de clase alta y 113 millones de habitantes de clase media. Suponiendo que la pandemia afecte mucho a la clase media, y que se pierda el 30% de esa clase media -aclaro que no hay ninguna estimación de una pérdida tan drástica- estamos hablando de 18 millones de personas de clase alta y 80 millones de personas de clase media. Es dos veces la cantidad de habitantes de Argentina, ni hablar si hablamos del mercado de consumo argentino.
Aún en un año como éste, el PBI Agropecuario de Brasil va a crecer el 2%. Todo lo que tenga que ver con los agronegocios, y que Argentina pueda traccionar de productos, de insumos en función de ese sector puede ser una buena demanda para crecimiento de la exportación argentina.
Con una temática interesante: Brasil es uno de los únicos países en el mundo que tiene superávit comercial con China. Fueron u$s 28.000 millones el año pasado y en este momento tiene un superávit comercial de u$s 9.000 millones en los primeros e meses. Siendo que las exportaciones brasileñas a China, en enero-marzo 2020 en relación al mismo período en 2019, crecieron el 7,4% a pesar de la pandemia.
Brasil está con una intención de crecimiento de productividad muy interesante porque tiene una tasa de interés que va a continuar bajando. Para fin de año hay una previsión de una tasa del 3%, pero claro, no es una tasa de interés que las empresas puedan llegar a tomar, pero se consiguen tasas de menos del 10% anual y para las empresas que no tienen histórico financiero la tasa es del 12%.
Para pymes: Cómo poner un pie en Brasil y financiarse con tasas brasileras
El negocio que nosotros planteamos con varios clientes de Argentina, es instalar una empresa acá, varios ya lo han hecho. Esa empresa vende localmente en reales a los brasileños, descuenta las “duplicatas” que es una forma efectivisima de cobrar. Acá no hay cheque, no hay que llamar un día para saber cuándo nos pagan, no hay que mandar un cobrador, y ese título se descuenta en el banco con una tasa del 1,2% -como muy cara- y posibilita que las empresas argentinas financien producción argentina con tasas de interés brasileras. Entonces mejora la competitividad, amplía el mercado potencial y en un eventual cierre de la economía argentina, estando acá, el punto de salida para la producción, inclusive argentina hacia el resto del mundo.
Este es uno de los motivos por los cuales entendemos que Brasil va a traccionar y puede salvar a la economía argentina y a los productores argentinos.
¿Cuál es el problema de esa buena noticia? La cantidad de empresas argentinas que hoy exportan a Brasil, que son muy limitadas. Aún no tengo el número exacto de las empresas que exportaron a Brasil en el 2019, pero sí tengo las cifras del 2018: fueron 2684. Y de esas 2684, sólo 4 de ellas exportaron el 29% del total exportado por el país. Y son YPF, VW, Toyota y Ford. El 1%, a números redondos, 28 empresas, representaron el 70% del total exportado. Y el resto, exportaron el 30%. Quiere decir que tenemos pocos players exportando para Brasil. Entonces se hace necesario una política de estado en Argentina para que se amplíe la cantidad de empresas exportadoras y para que se amplíe la cantidad exportada de las que ya lo hacen.
Debo decir, a pesar de mis diferencias ideológicas con el Presidente Alberto Fernández, que el embajador no asumido como embajador -Daniel Scioli-, generó un trabajo muy interesante de los consulados que iba a presentarse en abril.
Ahora, sin que Argentina mejore su macroeconomía, será difícil vender, y mucho más con un dólar de $120, pero con un dólar efectivo de $68 y con una retención además. Los industriales argentinos podrán decir si les cierra el negocio de exportar en estas condiciones.
El mercado brasileño está y continuará creciendo. Un sector que puede traccionar es el de la construcción civil, que no paró a pesar del Covid -19. Todo lo que sea construcción al aire libre está habilitado. Acá se está construyendo muchísimo por la previsión de crecimiento del país.
Brasil debe ser un buen fundamento para las exportaciones argentinas, pero tengo algunas dudas de que Argentina haga su parte, sobre todo en sus políticas de estado.
Claro que uno puede decir, Brasil está importando pero seguramente se comprimirá la demanda doméstica y con ello habrá una retracción en la compra. y eso es posible. Pero el dólar caro que hoy tiene Brasil es caro para todos los que exportan a Brasil, no es más caro para nosotros, el costo es caro para todos y Argentina continúa teniendo mejores perspectivas porque no paga impuestos de importación y tiene mucha mejor logística. Estando al lado cualquier problema de importación es más fácil resolver.