Una colaboración exclusiva para ON24 , del Analista Internacional Marcelo Montes
La reciente muerte del Fiscal Nisman, ya sea suicidio inducido o crimen, es un duro golpe a la credibilidad de las ya debilitadas instituciones republicanas en Argentina, poniendo al país al borde del perfil de un Estado cuasi mafioso. Faltando algunos meses para la entrega del poder, suena absurda la hipótesis de que el propio gobierno haya encabezado la “operación” de hacer desaparecer al Fiscal, porque tenía pruebas contundentes de 300 CDs, sobre la trama ilegal y secreta de altos funcionarios, incluida la propia Presidenta y allegados, con los responsables políticos y militares iraníes de Hezbollah, acusados de perpetrar el atentado de la AMIA (la mutual de la comunidad judía de Buenos Aires) en 1994 y se aprestaba a denunciarla y detallarla esta tarde en el Congreso Nacional, ante el oficialismo y la oposición parlamentarias. Resulta mayormente creíble, que este gobierno, que gozaba de una nueva “luna de miel” con la opinión pública de vacaciones y tras un diciembre económicamente tranquilo, con un dólar “planchado”, lejos de los pronósticos agoreros de algunos, cuyo estilo es superar los momentos más complejos y cometer torpezas en los más apacibles, se autoinflingió esta puñalada. En ese tranquilo fin de 2014, enfervorizado, el oficialismo K acometió dos acciones políticas que hasta anoche habían puesto al Fiscal Nisman, otrora delfín judicial del propio Néstor Kirchner, en una intersección peligrosa. Por un lado, el poder otorgado a la Procuradora Fiscal General de la Nación o “Jefa de Fiscales”, la abogada Alejandra Gils Carbó, para nombrar masivamente varios fiscales “leales” y por consiguiente, motivar el desplazamiento de los “díscolos”, entre ellos, Nisman. Por el otro, desde la Casa Rosada, se lideró otra “cruzada”, esta vez, mucho más peligrosa por sus imprevisibles consecuencias: la cúpula de la “comunidad de inteligencia”, colocando al ultra K Parrili, al frente del liderazgo político de la ex SIDE, desplazando a la dupla Icazuriaga-Larcher. Ese movimiento de pinzas puso a Nisman, en una encrucijada que lo condujo finalmente a llamar indagatoria a la propia Presidenta y sus allegados. Debía luchar para sobrevivir en su cargo “porque iban por él” pero además tenía acceso por primera vez, a una enorme cantidad de pruebas que le ratificaban que estaba en lo cierto respecto a las denuncias del famoso pacto con Irán (canje de libertad política a acusados por petróleo) que hacía algunos años había planteado, con el apoyo de la propia comunidad judía porteña. Si declaraba hoy en el Congreso, Nisman, podría haber ocasionado un duro golpe al gobierno, al estilo de las denuncias por las carnes en el Senado de la Nación, por parte de los demoprogresistas Bordabehere (de también trágico final) y De la Torre en 1935 o el propio “caso Yabrán”, en el ocaso del menemismo en 1998. Su muerte lo impidió y el propio gobierno no sale de tu estupor. Fingido o no, le “hayan tirado el muerto” o no, algún sector de inteligencia caído en desgracia, por el desplazamiento político de diciembre de 2014, lo cierto es que, semejante hecho puede ser una bisagra política e institucional de gran envergadura que amenaza con complicar sobremanera al gobierno de una manera impensada y así, cambiar todo el escenario de este año. Desde el punto de vista republicano, parece despertar la sociedad civil argentina, convocando a protestas que serán importantes, presionando para esclarecer el luctuoso hecho; la oposición que convoca a una reunión de urgencia en el Congreso, para reclamar justicia y la verdad sobre la relación con Irán y la muerte de Nisman y, finalmente, la propia justicia, que a través de sus máximos representantes, los Jueces, como el propio Lijo, deberán mantener y preservar a resguardo, la continuidad de la denuncia de Nisman, para que su muerte no sea en vano. Esa reacción social y política es imperiosa para terminar con el predominio de mafias y opacidad estatal que permite que, mientras en Gran Bretaña, España y Francia, se hayan esclarecido sus atentados terroristas en pocas horas, aquí hayan transcurrido dos décadas con los asesinos absolutamente impunes.