Las elecciones se acercan y las definiciones de alianzas y partidos comienzan a salir a la luz. Sin embargo, aún no está claro cuál será el desenlace y quién ocupará los lugares de poder a partir de diciembre. Esto se entiende, según lo expone el analista político y consultor Lucas Klobovs, por la “desazón” que se percibe en la sociedad. “La famosa grieta entre kirchneristas y macristas se está reemplazando por una grieta entre la sociedad y toda la clase política. Esto genera un clima socialmente complicado”, aseguró el jefe de investigaciones políticas y de opinión Pública de Poliarquía Consultores.
En diálogo con “Con Sentido Común” de CNN Rosario, el especialista ubicó a la “agenda política por un carril y a la opinión pública por otro”, según los análisis previos al 2023. Con los primeros meses de este año ya en el pasado, notó una “profundización de este aspecto con la falta de empatía de los dirigentes con el ciudadano medio”.
“Es algo que venimos registrando hace unos meses donde hay un contexto social y económico muy adverso, eso se traduce, en una primera instancia, en una población desanimada y sin expectativa. Pero ahora a ese desanimo se le agregó bronca, enojo”, explicó Klobovs.
Uno de los recientes estudios de Poliarquía mostró que el 40% de los encuestados reconoció a un integrante de su hogar con “problemas de empleo” (desempleo, no llegar a fin de mes, trabajar menos de lo esperado): “Eso revela un clima muy complicado y si los dirigentes no toman conciencia de esto, esa grieta entre sociedad y políticos se va a agudizar más y así vamos a ir a votar”.
En este contexto, identificó al “fenómeno Milei” y lo desligó de su postura ideológica. “El crecimiento en las encuestas es porque canaliza la bronca de los ciudadanos. La síntesis es que la población está enojada con los políticos y cuando Milei habla, también está enojado con los políticos. En el inconsciente del ciudadano se expone que ‘al fin apareció alguien que le pone voz a lo que siento’”.
De todas formas, describió tres escenarios posibles: “Habrá que ver si toda la bronca se canaliza en Milei, en menor participación electoral o en voto blanco”.
En esta misma línea, Klobovs afirmó que el pesimismo viene en aumento en Argentina desde 2011, aunque se produndizó a partir de 2019, y especialmente en el último año. “Si se toma el promedio de encuestados que señalan que el país mejorará el año siguiente, en el inicio del año de la elección de Cristina Kirchner, el 49% se expresaba en tal sentido. Esta creencia fue perdiendo adeptos cada cuatro años (-5 puntos en 2011 y -2 puntos en 2015) y en 2019, registra un marcado descenso del optimismo: un poco más de un tercio de los argentinos manifestaba que el país mejorará al año siguiente. La crisis financiera de 2018 trajo una devaluación del peso y la preocupación por el futuro se hizo más notoria”, describe en una publicación propia.
En lo que respecta a 2023, solo un 28% de los argentinos se muestran esperanzadas respecto al destino del país luego de la elección presidencial.