Juan Pablo ll defendió la libertad y el futuro, Francisco defiende el atraso y el pasado

Bergoglio es todo lo opuesto a Wojtyla. La Iglesia Católica pasó de tener un líder estratégico para el mundo a uno que se ocupa de temas sindicales que están dentro de la discusión política argentina.

Hay una historia que me parece fascinante. En 1979 era Papa Juan Pablo ll, el primer Papa polaco. Polonia estaba bajo el comunismo hacía muchos años, la población vivía sojuzgada y muchos anhelaban una salida hacia la libertad.

En ese año Juan Pablo ll decidió ir a su país. Tanto el régimen polaco como el soviético se alteraron por esa visita, pero no podían hacer mucho más que espiar (más de lo que ya lo hacían) a los organizadores del viaje y a los ciudadanos que deseaban concurrir a las misas.

El Papa aterrizó en Varsovia el 2 de junio de 1979 sabiendo que sus compatriotas estaban agotados del comunismo. Sin embargo, nunca hizo declaraciones políticas, aunque él también era un defensor de las sociedades libres y fraternas en Europa.

Con la sutileza y la inteligencia que lo caracterizaban, en un momento de su homilía dijo: “Descienda tu espíritu y renueve la faz de la Tierra” y también con mucha sutileza agregó al final “de esta tierra”. Nada más que eso.

Dos años más tarde empezó el movimiento Solidaridad, liderado por Lech Walesa, que enfrentó al comunismo. Diez años después, cayó el Muro de Berlín. El comunismo se derrumbaba y Juan Pablo ll entendía que las sociedades querían recuperar la libertad que les habían robado. Se colocó del lado del futuro y de la libertad, sin perder nunca el nivel, respetando su investidura y no cayendo en panfletos políticos. Fue muy importante para el mundo y fundamental para la libertad y dignidad de su país.

Bergoglio y la Iglesia

Bergoglio es todo lo opuesto a Wojtyla. Defiende el atraso y se coloca en el pasado nefasto de la Argentina en contra de la idea de esperanza y de futuro.

Hace días, se reunió con sindicalistas de Aerolíneas Argentinas y, en el colmo del patetismo, se sacó fotos con ellos que portaban banderas sindicales. La Iglesia Católica pasó de tener un líder estratégico para el mundo a uno que se ocupa de temas sindicales que están dentro de la discusión política argentina. El downgrade es fabuloso.

Los primeros perjudicados por estos actos disparatados son los católicos argentinos, que ven como aquel que supuestamente debe representar la fe de todos predica para los que le caen bien ideológicamente.

A los pocos días, ¨casualmente¨ el día que se votaba el proyecto de ley Bases, Bergoglio se reunió con Kicillof, que al salir de la reunión contó que habían hablado de las “consecuencias de la Ley Bases”.

Días después, algunos amigos de Bergoglio, como Juan Carlos Molina, ponían en sus redes sociales un video en una misa, donde los presentes cantaban “la Patria no se vende”.

Bergoglio y sus amigos están trabajando para que su accionar en la iglesia argentina esté marcado por el bajo nivel mediante la defensa de las ideas políticas que condujeron a la decadencia argentina y el profundo desprecio por los católicos que votaron en contra de esa decadencia. Todo lo que hacen y sus pronunciamientos políticos van en contra de la mayoría de los feligreses argentinos.

Bergoglio habla mucho de la lucha contra la pobreza y todos debemos aportar ideas para luchar contra ese flagelo.

Me permito, con humildad, hacer un par de aportes para tan magna labor. Aerolíneas Argentinas, así como está, con su monstruoso déficit y su histórica corrupción, es una inagotable transferencia de dinero de los pobres a los que pueden viajar.

Los pobres pagan impuestos cuando compran comida para mantener una empresa que, por ser pobres, no pueden usar. Dejar de esquilmar a los pobres puede ser una buena cosa en defensa de los que menos tienen.

Otra cosa que puede ser buena es que los tipos como Kicillof dejen la política. Malas decisiones de Kicillof le vienen generando a la Argentina pérdidas enormes de dinero, entre lo que le pagó a Repsol por la expropiación, el juicio en New York que le costó al país más de 12.000 millones de dólares, la pésima negociación con el Club de París y la mala negociación con los bonistas de la provincia.

Alfonso Prat Gay hizo el cálculo de las espantosas decisiones de Kicillof que le llevan haciendo perder a la Argentina 40.000 millones de dólares. Es inimaginable lo que se podría hacer con esa cifra en defensa de los pobres.

El populismo trae esos traumas. Un grupo de idiotas toman decisiones enmarcadas en discursos ideológicos progres y el país se hunde cada vez más en la pobreza. El Papa aportaría mucho en su lucha contra la pobreza si cada vez que se reúne con los kirchneristas, que a él le gustan tanto, les pidiera, con la confianza que tienen, que se alejen de la función pública para no seguir hundiendo en el lodazal a la Argentina. Ese sería un gran aporte a la lucha contra la pobreza.

Juan Pablo ll defendió la libertad y el futuro. Francisco defiende el atraso y el pasado.

La gran pelea de la Argentina es la defensa de un pasado malo frente a la posibilidad de un futuro bueno.

El jueves pasado se vio en plenitud esa pelea. La Argentina democrática defendía en el Congreso un programa de reformas. La Argentina autoritaria usaba la violencia en la calle para provocar que se levantara la sesión.

La democracia se defendió dentro del Senado y en la calle, reprimiendo a los que prendían fuego la ciudad.

Nunca hay que confundirse: violentos son las minorías que usan la violencia para alterar el funcionamiento de las instituciones. Lo que hace la represión a los violentos es defender a las instituciones y a los ciudadanos que necesitan que haya normas que mejoren su situación.

Nunca más hay que dejarse llevar por las minorías que defienden negocios y un modelo de atraso.

 

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