Freno a la inversión y al trabajo en Funes

 

Un controvertido proyecto de ordenanza ingresó días pasados al Consejo Deliberante de la Municipalidad de Funes. Se trata de la propuesta del edil Mauro Miguez (Unidad Popular), para derogar las normas que permitieron el desarrollo de barrios cerrados y clubes de campo y que, a juicio del legislador saliente, representan un fuerte contraste con el ordenamiento urbano de la ciudad.

En diálogo con ON24, Juan Félix Rossetti, desarrollador de la gran mayoría de los complejos cerrados que hasta el momento se construyeron en esta localidad, detalló algunas “cifras duras” que representan el impacto económico y social de los emprendimientos en esa comunidad:

 “Actualmente hay seis barrios cerrados y clubes de campo, en los que se levantaron 1.350 casas aproximadamente. Estamos hablando de una inversión de 400 millones de dólares, solo en la construcción de esas viviendas.

La tasa General de Inmuebles que pagan los barrios es de alrededor de 1 millón de pesos mensuales, y lo que la municipalidad gasta como contraprestación llega al 30% en concepto de alumbrado público externo y recolección de residuos”.

En relación a la mano de obra generada por los desarrollos urbanísticos, el empresario aportó: “Trabajan alrededor de 300 personas empleadas directamente o tercerizadas por las administraciones de cada barrio”.

Otros números estimativos que reflejan el impacto positivo en la generación de empleo, tienen que ver con el personal contratado en forma directa por las más de 1.300 viviendas mencionadas: servicio doméstico, de mantenimiento de parques y piletas, y oficios varios relacionados al funcionamiento de las propiedades, llegan a unos 900 trabajadores que prestan algún tipo de servicio a estos hogares.

Lo cierto es que más de 5.000 ciudadanos optaron por vivir en el sistema de barrios privados, regidos por la ley de propiedad horizontal bajo estrictas condiciones que tienen que ver con el cuidado de los espacios públicos, la convivencia entre vecinos, el orden, la limpieza y el respeto a toda norma establecida en ese consorcio.

Se trata de familias, en su mayoría matrimonios jóvenes, que se han integrado a la trama social de la ciudad, enviando a sus hijos a colegios locales, consumiendo servicios e incluso iniciado exitosos emprendimientos comerciales para llevar una vida cien por ciento funense.

Así, muchos comercios tradicionales de la ciudad supieron crecer en forma exponencial gracias a un aumento de la demanda de una clase media que compra en la ciudad, y otros empresarios se vieron motivados a invertir en paseos comerciales, locales gastronómicos, gimnasios, remiserías, supermercados que generan trabajo genuino a Funes, en un contexto nacional de sostenida recesión con generación solo de empleo público.

 “Sería muy importante que el o los autores de esta ordenanza sean capaces de detallar objetivamente los motivos que los llevaron a impulsarla”, agregó Juan Félix Rossetti, instando a levantar el nivel del debate de los proyectos que se presentan en el municipio, objetando inversiones privadas responsables. Recordando además que los políticos deben escuchar la voz de sus electores que se volcaron mayoritariamente hacia un cambio de visión de ciudad.

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