Alrededor de 15.000 personas se autoconvocaron en el Monumento a la Bandera, el verdadero centro cívico de la ciudad que brindó un marco imponente para la Marcha del Silencio en homenaje al fiscal Alberto Nisman. Pero además la gente encontró en la seriedad de la convocatoria ciudadana un espacio para pedir por seguridad y justicia para las víctimas del crimen.
Mezclados entre banderas blanco y celeste, despuntaban carteles con fotos de rosarinos que ya no están, y en nombre de ellos sus familiares y amigos pedían que sus criminales sean juzgados.
El entorno fue claramente desfavorable para la presencia del Gobernador Antonio Bonfatti, y es esta la auténtica explicación de su ausencia. De igual modo, para la intendente Mónica Fein, la situación era prácticamente idéntica.
Sí estuvieron presentes algunos funcionarios provinciales de muy bajo perfil, que observaron cuidadosamente la manifestación y tomaron debida cuenta de lo que piensa y pide la calle, más algunos candidatos, en su mayoría, concejales en funciones.
Curiosamente, y pese a la sensación de orfandad que siente la gente ante tanta desprotección e impunidad, muchos asistieron con niños, los ancianos contrastaban entre los rostros de adolescentes que marcaron presencia en igual proporción.
En definitiva, fue la foto de una gran familia, la familia rosarina que con mucha altura y en silencio dio un fuerte mensaje en pleno año electoral.