Por unas horas, El día de la madre quedó desplazado por la fiesta que se vivió en el Gigante de Arroyito. Después de tres años los eternos rivales, Rosario Central y Newell’s Old Boys, se volvieron a enfrentar para jugar, la mejor fiesta que tiene la ciudad: el clásico. Muchas especulaciones rondaron los días previos, el campeón visitaba al canalla que no venía transitando su mejor momento. Pero el equipo de Miguel Ángel Russo sorprendió, se acomodó, atacó y convirtió. Con goles de Donatti y Encina la locura auriazul se desató.
“Central es un club grande que se merece esto. Hacía tiempo que no teníamos una alegría como ésta. La gente venía golpeada por los años que pasó en la otra categoría y por eso disfrutamos este momento”, expresó un exultante Russo. En cambio, el análisis rojinegro estuvo de la mano del capitán Lucas Bernardi: “Nuestros objetivos son más grandes que el clásico”. De su parte Heinze, analizó: “Hay que levantar la cabeza, estar unidos y tenemos que entender que el futbol no es un partido solamente”. Ambos, profesionales y respetuosos reconocieron sus errores y destacaron la habilidad de Rosario Central.