A siete años del primer y último Mundial celebrado en territorio africano, el estadio Moses Mabhida de Durban mutó en diversos atractivos turísticos fuera del fútbol, con el objetivo de no abandonar el escenario deportivo.
Y es que, luego de albergar más de siete partidos internacionales, el estadio dejó de tener encuentros oficiales regularmente, motivo por el cual se aprovechó la infraestructura del estadio para trazar un circuito de poleas que forman una tirolesa para quienes quieran experimentar el atractivo por 50 dólares.
Asimismo, se supo que otras sedes de Sudáfrica 2010 tales como el MBombela de Nelspruit, se encuentran también en estado de abandono luego de la Copa del Mundo.
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