El titular de MSR Inversiones y Desarrollos, Gabriel Redolfi, se manifestó contrario a cualquier posibilidad de volver a frenar el sector de la construcción privada, como ocurrió el año pasado con una cuarentena desmedida que golpeó de manera feroz a una actividad económica que genera cientos de miles de puestos de trabajo. “Estamos totalmente opuestos a las medidas que se están hablando en cuanto a la paralización de la obra privada”, afirmó.
“Luego de que volvimos a trabajar tras la cuarentena, demostramos, de forma totalmente inapelable e indiscutible, la responsabilidad y la seriedad con las que cuidamos a nuestros operarios y a sus familias”, subrayó Redolfi. “Volvimos a invertir y a dar trabajo y no hay tasas de contagios en las obras”, remarcó y recordó que el transporte de los operarios no se realiza a través de medios propios, sino mediante movilidad propia que disponen las empresas.
El empresario local indicó que se está hablando de que hay unos 2.000 operarios en todo el país contagiados de covid -de forma comunitaria, no laboral-, contra 300.000 registrados bajo el sindicato de la Uocra. Es decir, apuntó el presidente de MSR, que “sería un error gravísimo frenar la construcción porque dejarían a 300.000 personas más expuestas al covid”.
En ese sentido, Redolfi explicó que las empresas constructoras “estamos cumpliendo una función no sólo económica, sino también social y sanitaria muy importante, al ser control y detección de posibles casos, porque todos los días tomamos temperatura y le hacemos un seguimiento a cada uno de los operarios con los protocolos aprobados por todos los organismos, la Uocra y la Cámara Argentina de la Construcción”.
“Y en el caso de que los operarios se queden nuevamente en sus ámbitos barriales, va a ser una eclosión de contagios comunitarios. Porque en la obra el operario ingresa a las 7 am, se cambia, se controla y se higieniza para trabajar bajo muy estrictos controles de seguridad e higiene. Y en la obra, no comparten mate ni herramientas de trabajo y, además, está capacitado por las empresas”, resaltó.
En cambio, añadió, “el mismo operario, en su entorno barrial, corre mucho más riesgo de contagio que en la obra. Entonces, no solamente vamos a perder trabajo, sino que, además, vamos a perder educación, control y la actividad docente que hemos desarrollado para proteger a los operarios”, enfatizó.
Por otra parte, cuestionó que “si va a seguir abierta una fábrica, por ejemplo, ¿por qué la obra en construcción, que tiene bajísima densidad de operarios por metro cuadrado, no?”. Y finalizó: “En un edificio de 5.000 m2, podés tener 30-40 operarios, con las áreas controladas, con turnos para las comidas y con inspecciones periódicas, que no son punitivas sino educativas para mejorar lo que se está haciendo. Entonces, esa cultura también la perderíamos si cerraran las obras en este momento”.
REDACCIÓN ON24