Tras quince años de presencia en el sector, La Toscana ya trabaja en su segunda sucursal con un espacio más amplio y un formato renovado. La nueva sucursal se ubica en Santiago 150, en pleno corazón gastronómico del barrio.
El local, de 400 metros cuadrados, mantiene el concepto de vinería y fiambrería que ha caracterizado a la firma, pero en una escala mayor. A diferencia del primer establecimiento, que cuenta con 100 metros cuadrados, este nuevo espacio incorpora una cava en un antiguo horno de panadería, donde los vinos serán organizados por añada.
“La idea era expandirnos y encontramos en Pichincha una oportunidad interesante. Es un público joven, con interés en probar cosas nuevas, y además notamos que, a diferencia de otras zonas, la oferta de vinerías es menor”, explicó una de las responsables del negocio.
Si bien el espacio incluye un bar, su funcionamiento se orienta principalmente a la cafetería. No obstante, los viernes y sábados se organizan descorches en los que diferentes bodegas presentan vinos para degustación, acompañados por opciones de fiambrería.
El crecimiento del consumo de vinos de alta gama también ha sido un factor clave en la evolución del negocio. “Hace 15 años la gente solo diferenciaba entre tinto y blanco. Hoy se interesa por las cepas, las variedades y busca calidad. No ha subido el consumo de vino en general, pero sí el de etiquetas premium”, señaló Soledad.
La propuesta también incluye la comercialización de tablas de fiambres y quesos, tanto en formatos individuales como para eventos empresariales. En ese sentido, el nuevo local dispone de un espacio exclusivo con capacidad para 34 personas, pensado para catas privadas y presentaciones de productos.
En cuanto a la posibilidad de expandirse mediante franquicias o nuevas aperturas, los dueños prefieren avanzar con cautela. “Nos han propuesto llevar la marca a otras ciudades, pero por ahora queremos consolidar este nuevo espacio. Nos gusta estar presentes en el día a día del negocio”, concluyeron.