Sin dudas, la aproximación más precisa a la que se puede llegar para conocer cuáles serán los números que arrojará el campo este año, está en manos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Repasamos con Julio Calzada, su Director de Informaciones y Estudios, las estimaciones de la prometedora campaña 2018/2019 y su impacto en la economía, eje temático de un año electoral.
¿Qué puede pasar con la cosecha de maíz y soja?
Todo parece indicar que Argentina alcanzará rindes record este año tras la sequía histórica de la campaña pasada. La soja se encumbraría a 54 Mt en esta campaña 2018/2019 y el maíz a 47,3 Mt según el último informe de GEA-BCR. Por primera vez la soja podría alcanzar la cifra record de 32 quintales por hectárea a nivel país y el maíz los 83,6 QQ/ha. Todo un logro para nuestro país que esperemos finalmente se concrete.
Recordemos que el año pasado la producción de soja se situó en 35 Mt. Este año tendríamos unas 19 Mt más de poroto, lo cual implica un incremento del 54% respecto del año anterior. Y en maíz el año pasado estuvimos en 32 Mt, lo cual implica que este año podríamos tener 15 Mt más que el ciclo anterior. Son cifras que alientan la esperanza en un momento donde se necesitan imperiosamente las divisas y los ingresos que generan los hombres y mujeres de campo.
¿Cuál sería el impacto en las exportaciones nacionales de esta excelente cosecha?
Importantísimo. En un trabajo de nuestro equipo liderado por nuestro especialista Federico Di Yenno, hemos estimado que las exportaciones del complejo agroexportador que comprende soja, maíz en grano, trigo, girasol, cebada, harinas, aceites y otros subproductos alcanzarían un total de 28.000 M USD en el año 2019. Queremos ser cautos por el clima, pero nuestras cifras son aún más optimistas que las del Gobierno Nacional. De este total, se espera que 18.400 millones de U$S provengan del complejo soja (poroto de soja, harinas, aceite y biodiesel) y un poco más de 9.600 provenga del resto de los productos.
En comparación al año 2018, esto equivale a un aumento de 4.800 millones de dólares en exportaciones. Si se consideran las menores importaciones de soja que seguramente se van a dar en este año 2019, el saldo neto sería un aporte adicional del sector de 6.400 millones de dólares. Son cifras alentadoras para sustentar un mayor equilibrio en el mercado cambiario en un año electoral donde la incertidumbre lleva a dolarizar muchas carteras de inversión.
El aporte del campo y la agroindustria es fundamental para Argentina. Tengamos presente que en los últimos 5 años, las exportaciones del complejo agroexportador que comprende soja y subproductos (incluyendo biodiesel), maíz en grano, trigo y harina, girasol, cebada y sus subproductos, representaron alrededor del 41 % de las exportaciones anuales de Argentina, oscilando entre el 38 y 46 % del total en dicho período. El principal producto de exportación en dicho período, la harina de soja, representa el 17 % de las exportaciones totales.
¿Qué otros beneficios traería la cosecha en la macroeconomía argentina de este año?
Muchísimos. Pensemos esto: la agroindustria contribuye con el 8% del “Valor agregado bruto” de Argentina”, lo cual implica que este año va a aportar cerca de 50.000 millones de dólares anuales.
En materia de empleo, en los buenos años, el campo y las cadenas agroalimentarias generan 2,7 millones de puestos de trabajo. Cerca del 70% del total de estos puestos de trabajo corresponde a la agroindustria: alrededor de 2 millones de personas. Esto representa cerca del 11% de la Población ocupada de la República Argentina (casi 18 millones de personas). En Santa Fe el campo y los agroalimentos generan 1 de cada 4 empleos registrados. Son cifras que impactan.
Por otra parte, la mayor facturación del campo va a permitir cubrir las operaciones internas de financiamiento. Anualmente en Argentina los 6 cultivos principales generan anualmente créditos y préstamos de todo tipo por 7.300 millones de U$S. Una buena cosecha de trigo, soja y maíz es clave para el cumplimiento de estos compromisos y las deudas que quedaron de la sequía anterior.
No hay que olvidar la importancia del transporte en el interior del país. El modo camión que transporta granos genera todos los años cerca de 2,5 millones de viajes y 4.000 millones de U$S de fletes. Este flujo aceita todo el engranaje del transporte en el país y las economías regionales. Y ni hablar del tremendo movimiento en los otros modos que generan los granos y subproductos: 240.000 vagones ferroviarios, 4.300 barcazas por el Río Paraná y 3.000 buques de ultramar.
En Energía hay un aporte muy interesante. El campo y la agroindustria aportan el 5,5% de la producción nacional de energía secundaria de Argentina. El sector agropecuario argentino consume anualmente 3.800 millones de litros de Gas Oil y es responsable del 22% del consumo total de gas oil de nuestro país. La producción de granos en Argentina –solamente- y su transporte son responsables del 12% del consumo de gasoil en nuestro país. Unos 2.000 millones de litros con un gasto de 2.300 millones de U$S.
Son todos indicadores elocuentes de lo que va a ayudar esta cosecha, si finalmente se obtienen los números que se esperan.
¿Ya es segura esta cosecha? ¿Qué puede pasar con el clima?
Este es la pregunta clave y central del momento. Si el clima va a ayudar o no a consolidar este excelente resultado productivo. Argentina viene sufriendo fuertes eventos climáticos en las últimas campañas con sequías, inundaciones, fuertes lluvias, golpes de calor, heladas y granizada de todo tipo. Revisemos lo sucedido en los últimos 10 años.
Las sequías en Argentina en las campañas 2008/2009 y 2011/2012 trajeron fuertes pérdidas en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. En esas dos campañas se perdieron US$ 8.700 millones, de los cuales US$ 1.600 millones los perdió Santa Fe.
Luego llegaron esos fatídicos 21 días de lluvias de abril del 2016, cuando todos los productores estaban contentos y esperaban una hermosa cosecha de soja. La caída en los rindes en la provincia de Santa Fe provocó 2,4 Mt menos de producción de soja con pérdidas de 910 millones de U$S. Las pérdidas de calidad en el poroto fueron enormes. A nivel país se perdieron 3,3 Mt pero lo peor le tocó a Santa Fe.
El año pasado, en el ciclo 2017/2018, llegó la peor sequía de los últimos 50 años con enormes lluvias al momento de la cosecha. Hubo pérdidas económicas para el país de 8.000 millones de U$S y se perdieron cerca de 20 Mt de soja y 8 de maíz. Hubo que importar poroto de soja para las fábricas, algo que hacía años que no se veía.
Y en esta campaña le tocó la desgracia al norte de Santa Fe. Los 4 departamentos del norte santafesino sufrieron fuertes lluvias e inundaciones y los productores dejaron de percibir 237 millones de U$S en soja, maíz, sorgo, girasol y algodón. Otros lugares como Marcos Juárez o Leones en Córdoba también sufrieron el embate de las lluvias.
Y un detalle negativo que pasa desapercibido en esta campaña: a nivel nacional en soja las lluvias ocasionaron pérdidas importantes por excesos hídricos. Afectaron siembras y resiembras que fracasaron y lotes implantados que se anegaron totalizando 1 M de ha sin cosechar. A un rinde de 32qq/ha podemos decir que se perdieron 3,3 Mt en este año. El clima se ha transformado en una verdadera preocupación. Esperemos que nos dé un respiro. Toda la economía de alguna forma lo espera.
¿Qué sucede en el escenario internacional con soja y el maíz?
El comercio exterior de granos continúa dominado por el conflicto comercial entre Estados Unidos y China. Si bien al momento el mercado descuenta una resolución favorable de las negociaciones, lo cual erosionó la brecha que existía entre el precio de exportación de la soja estadounidense y el de Sudamérica, aún continúan las conversaciones entre ambas delegaciones.
Hay algunos indicios positivos. Comenzaron a aparecer tímidamente las primeras compras chinas de poroto norteamericano de los últimos meses, pese a lo cual el USDA aún estima que los embarques estadounidenses de este año se ubicarán en el menor nivel de las últimas cuatro campañas. Del lado de la industrialización, si bien se proyecta que el crushing de soja en EEUU alcance un volumen máximo histórico en la campaña 2018/19, éste no sería suficiente para absorber el aumento en la oferta y el stock final en EEUU alcanzaría los 24,5 millones de toneladas, un récord histórico que más que duplica los inventarios al final de la campaña previa. Este indicador parecería no alentar la esperanza de un mejoramiento importante en los precios internacionales de la oleaginosa. Sin embargo, la reactivación de las compras de poroto por parte de China hizo que el precio en el mercado de Chicago haya comenzado a recuperarse desde el mínimo relativo que tocó el último septiembre de US$ 300/t hasta los US$ 333/t a los que opera el contrato más cercano hoy.
Emilce Terré, nuestra Jefa de investigaciones, opina que la producción mundial de soja aumentaría en 20 millones de tonelada a 360 Mt, de las cuales Argentina sola explica 17,2 Mt por la recuperación luego de la sequía. El consumo mundial, en tanto, aumentaría 10,5 Mt, por lo que los stocks al cierre de la campaña pasarían de 96 Mt en la 2017/18 a 107 Mt en la 2018/19, destacándose el mencionado aumento de inventarios de EEUU. Demasiada oferta y stocks como para que los precios registren alza de consideración en los próximos meses. Pero en el mercado todo puede suceder.
Con respecto al maíz, la producción global de la campaña 2018/19 aumentaría en 25 millones de toneladas (de las cuales 14 millones de toneladas se explican por la mayor producción argentina), en tanto que el consumo mundial subiría en 48 millones de toneladas, especialmente por el mayor uso para forraje. Con ello, el stock final en el mundo podría caer a su menor nivel en 4 años, a 308,5 millones de toneladas. Y esta caída podría sostener a los precios del cereal, en beneficio para Argentina que podría exportar este año cerca de 30 Mt de maíz.