Bajo el nombre artístico Paulina G. Roca, una socióloga argentina comenzó a trabajar desde Barcelona en un blog personal con recetas de cocina. Con una cámara, grabó una introducción y luego la preparación de un pastel de papas, la cual todavía puede verse en su canal de YouTube. Actualmente, es la dueña de Paulina Cocina, el canal argentino de cocina con mayor cantidad de suscriptores en la plataforma. Durante su visita a Rosario, el pasado 31 de octubre, la influencer desgranó su historia y cómo llegó a su posición actual.
Desde sus primeros videos en 2008, hasta la comercialización de su canal, trabajó sin remuneraciones en hallar su contenido y su audiencia. “Lo primero que hice fue enfocarme en encontrar mi voz en internet, que es muy grande y hay de todo”, explicó. Mientras publicaba sus producciones audiovisuales, también escribía un blog de cocina. Para marcar una diferencia con el resto de los blogs del rubro, comenzó a agregar historias a sus recetas. “Cada vez que hice algo que me terminó definiendo, dudé. Ese tipo de decisiones implican volantazos”, narró.
Luego de varios posteos, logró viralizar una particular receta de San Valentín. “El menú definitivo para garchar como locos”, fue el título del artículo que fue muy compartido allá por 2014. “Recuerdo que llamé a un amigo y le pregunté si debía publicarlo o no. Obviamente llamé a ese amigo que siempre te dice -con voz burlona- ‘sí, dale, pulbicalo’”. narró.
Más allá del éxito de aquella receta, su comunidad todavía no era lo suficientemente grande para captar la atención de los anunciantes. Según comentó, una de las consultas más frecuentes que recibe es: “Contanos cuándo explotó”. La respuesta: “Es un mito. Internet no explota; hay que remarla todos los días y crecer de a poco. Si explota, preocupate, porque sostener ese nivel no es fácil”.
La construcción de la comunidad fue el proceso más lento, pero también el que proporcionó la base sobre la que se mantiene Paulina Cocina. “Es una comunidad de intereses, no de una marca”, explicó. Según comentó, el proceso consiste no solo en generar una audiencia, sino en lograr una retroalimentación con ella. “Hay que escuchar mucho, desapasionarse un poco y prestar atención a lo que nos dice la audiencia. También hay que tener cuidado con no dejarse arrastrar y entender que a veces los cambios no gustan a la primera”, afirmó.
Luego de tres años de trabajar en su blog y en YouTube de forma constante, logró comercializar su producto. “Fue muy difícil explicarles a las marcas lo que yo hacía. No entendían cómo aprovecharlo y se confundía con la publicidad tradicional”, recordó. Si bien dijo que hoy en día “es un poco más fácil”, destacó la importancia de respetar a los anunciantes: “Es necesario presentar informes, explicar todo, mostrar estadísticas y todo lo que haga falta para que ambas partes tengan en claro cómo se están beneficiando mutuamente”.
Mientras se despedía de la multitud que se congregó en la Bolsa de Comercio para escucharla, dejó dos recomendaciones fundamentales. La primera, insistir haciendo lo que a uno le gusta, porque “en algún momento la vida por cansancio termina diciendo que sí”. La segunda: “Cuando consulten, llamen a ese amigo que siempre les dice ‘sí, dale, publicalo’”.