POR EMMANUEL PAZ – e.paz@on24.com.ar
El Paseo del Siglo, como buena parte del centro rosarino, muestra en sus calles la permanente dualidad de los comercios que se han abierto paso entre la arquitectura de fines del siglo XIX. Tras haber quedado relegada durante los últimos años, hoy encara un proceso de puesta en valor y redescubrimiento de su propio potencial. Con locales de todos los rubros, busca instalarse como un centro comercial a cielo abierto, al mismo tiempo que propone reivindicarse como espacio cultural, histórico y turístico.
La zona comprendida entre las calles Rioja, Oroño, San Lorenzo y Paraguay acumula locales de todos los rubros, bancos, un shopping, dos plazas, la Facultad de Derecho, la Biblioteca Argentina, el Colegio Normal 2, la Delegación del Gobierno Provincial, el nuevo edificio de la Bolsa de Comercio, entre otras construcciones de gran valor patrimonial.
En tiempos en que los inversores se han enfocado en barrios periféricos, como Pichincha o Puerto Norte, el centro sigue pujando por mantener su identidad y oferta comercial. En este contexto, la Asociación Civil del Centro Comercial a Cielo Abierto Paseo del Siglo y los comercios emplazados en la zona son quienes asumen el desafío de seguir invirtiendo en ella. Con cada testimonio de estos empresarios se va trazando el perfil de un área que tuvo vital importancia en la expansión de la ciudad.
Sus dos plazas, Pringles y San Martín tuvieron un rol clave en el desarrollo y la expansión del Paseo. Establecidas sobre calle Córdoba, fueron respectivamente las segunda y tercera en fundarse, detrás de la plaza 25 de Mayo. Originalmente, plaza Pringles se denominó Independencia, mientras que la San Martín fue en 1884 “plaza de las Carretas del Interior”, llamada así por tratarse de un predio dedicado al tráfico de carretas que se dirigían al oeste y norte del país. Tras la inauguración en 1892 del Palacio de Tribunales y en 1916 de la Jefatura de Policía, el perfil que por entonces tuvo el barrio quedó definido y, junto a la cercanía con el Boulevard Oroño (entonces Boulevard Santafesino), alentaron la llegada de las grandes mansiones.
En la actualidad, el Paseo del Siglo se ha extendido un poco más allá de la calle Córdoba. Miguel Marcogliese, tesorero de la agrupación antes mencionada, explicó que al momento de crear su estatuto decidieron extender el alcance de la zona, buscando una mayor integración. “Parece chica, pero cuenta con 21 manzanas, de las cuales dos son plazas. Alberga 525 comercios, de los cuales sesenta están asociados directamente a la agrupación”, dijo quien es comerciante de la zona desde 1995 y también vecino del barrio.
Los vestigios de la expansión del siglo XIX y de la bonanza de principios del siglo XX pueden observarse por toda la zona. La combinación con la instalación de comercios en toda su superficie podría resultar en un cocktail del éxito, pero al barrio todavía le quedan desafíos por afrontar. El Paseo disputa hoy el mercado con los shoppings. “Son competidores muy difíciles para nosotros porque ofrecen seguridad y estacionamiento para los clientes, dos cosas que aquí cuesta conseguir”, afirmó Marcogliese.
La apuesta de la agrupación desde su creación en 2017 ha sido encarar una puesta en valor basada en tres ejes de trabajo: higiene, seguridad e infraestructura. Con nuevo alumbrado LED, plazas más limpias, sendas para no videntes y varios avances en la mejora de la seguridad de los peatones, la zona parece adentrarse en una etapa de redescubrimiento.
Los empresarios que instalaron allí sus comercios comparten la visión de un Paseo del Siglo como punto de referencia para los rosarinos. “Todo el mundo viene al centro”, comentó Gabriel Lancellotti, socio gerente de La Fazenda; mientras que Franco Sguassero, titular de Spazio Sguassero, ratificó: “Soy un convencido de que el centro va a seguir siendo siempre ‘el centro’”. Sin embargo, también admiten la necesidad de garantizar mejores condiciones para el público. El pedido de mayor seguridad se repitió una y otra vez en diferentes voces, así como la descongestión del tránsito, la instalación de nuevas cocheras y la llegada de eventos que traccionen la llegada de mayor cantidad de personas, como muestras artísticas y espectáculos culturales.
Paseo del Siglo está ante la posibilidad de renovar su cara y salir en busca de su propio redescubrimiento, siguiendo el ejemplo de otras zonas que adquirieron gran valor luego de años de relegamiento. ON24 propone un recorrido por una de las zonas más ricas y emblemáticas de Rosario, analizando su peso histórico y su perfil comercial.
De “Ilustre Villa” a ciudad
A diferencia de otras ciudades principales de Argentina, la historia de Rosario no está vinculada a un fundador, ni tiene una fecha de fundación. Su aparición y su crecimiento tiene más que ver con una concatenación de eventos particulares y al constante accionar de sus habitantes, que con la tradición colonialista. Según relata Juan Álvarez en Historia de Rosario (1689 – 1939), el primer antecedente de población de la zona data de 1689 cuando el capitán Luis Romero de Pineda recibió en donación del rey de España un terreno de 27 leguas comprendido entre el Paraná, el arroyo Ludueña y Arroyo Seco. Allí estableció la estancia de la Inmaculada Concepción. A ese área perteneciente a Romero de Pineda se la denominaba por entonces Pago de los Arroyos.
Alrededor de la estancia y del pequeño oratorio levantado por los descendientes del capitán se instaló un incipiente caserío que tuvo su primer alcalde en 1725, designado por cabildo santafesino: Don Francisco de Frías. En 1740 el capitán Santiago Montenegro compró una franja de terreno comprendida entre el Saladillo y el arroyo Ludueña, para luego donar en 1757 el terreno que sirvió para levantar el templo de la santísima Virgen del Rosario y la actual plaza 25 de Mayo. Recién en 1823, la legislatura de Santa Fe dio a la Capilla del Rosario el título de “Ilustre y Fiel Villa”.
“Desde 1852 Rosario no ha parado de prosperar, pero antes de esa fecha y durante más de un siglo vegetó oscuramente como pequeña población de campaña”, describe Álvarez en su libro. Ese año tuvo lugar precisamente la apertura de su puerto al comercio internacional; en 1870 se inauguró el Ferrocarril Central Argentino con su servicio Rosario-Córdoba, cuyas instalaciones son hoy el Distrito Centro. El tráfico constante de viajeros y mercancías potenció la expansión urbana y la prosperidad comercial de la ciudad.
La calle Córdoba fue la arteria principal de aquella Rosario emergente y, por ende, la calle sobre la que comenzaron a instalarse las principales instituciones y negocios. A la plaza 25 de Mayo le siguió la Independencia, actual Pringles, y luego la plaza de las Carretas del Interior inaugurada en 1884, actualmente San Martín. Posiblemente fue esta última el factor clave para la consolidación del perfil comercial del Paseo del Siglo; se trataba de un predio en el que se estacionaban las carretas que iban y venían desde y hacia el oeste y el norte del país. A su alrededor y en su interior, se desarrollaban todo tipo de actividades relacionadas con la compra y venta de bienes que provenían de otras regiones.
En 1892 se inauguró frente a la plaza el Palacio de Justicia, proyectado y construido por el arquitecto inglés Herbert Boyd Walker. La construcción de estilo ecléctico de fines del siglo XIX alberga hoy la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario y la Biblioteca Rodolfo O. Fontanarrosa. En 1916 se estableció la nueva Jefatura de Policía en el edificio que ocupa la manzana comprendida por calles Santa Fe, San Lorenzo, Moreno y Dorrego, donde actualmente funciona la sede del gobierno provincial.
Estas dos edificaciones terminaron de consolidar al sector y atrajeron la llegada de grandes mansiones y palacios. En las primeras décadas del siglo XX se construyeron sobre Córdoba el Palacio de Correos, la Bolsa de Comercio, el Palacio Minetti y la Escuela Normal N°2, provocando el fuerte aglomeramiento urbano a lo largo de su traza, hasta el Boulevard Santafesino, hoy mejor conocido como Boulevard Oroño.
Las marcas del cambio de siglo
Paseo del Siglo vive la dualidad permanente de ser un recorrido histórico y un centro comercial a cielo abierto. Muchas de las grandes mansiones y construcciones antiguas fueron reemplazadas por edificios de departamentos y nuevos comercios, mientras que otras se mantienen tan imponentes como antaño, aunque han modificado su función. Recorrer las calles del barrio puede ser un verdadero viaje en el tiempo hacia la transición entre los siglos XIX y XX, cuando Rosario se debatía entre la pujanza del cosmopolitismo y el carácter provisional de su origen criollo.
Algunas edificaciones correspondieron a instituciones que luego se mudaron a nuevas zonas, otras fueron mansiones pertenecientes a importantes familias. La casa del Colegio de Escribanos, ubicada en Córdoba 1852, es un ejemplo de este último caso, construida entre 1911 y 1913, perteneciente a la familia de Don Casiano Casas y Doña Adela Echesortu. Casiano y Ciro Echesortu eran los dueños de la firma Echesortu & Casas S.A., dedicada en primera instancia a remates y comisiones y consignaciones, aunque llegaron a abarcar negocios inmobiliarios, mercantiles e industriales. Es un palacete inspirado en el estilo neobarroco francés, que en su interior alberga vitrales de motivos florales, pisos de brocato francés, una escalera con acabado en madera y hierro forjado, puertas secretas tapizadas en telas como las paredes de las habitaciones y mobiliario de estilo francés Luis XIV, Luis XV, Luis XVI y Directorio.
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Publicado por Paseo del Siglo en Domingo, 7 de abril de 2019
En esta misma línea también puede mencionarse la mansión que fue propiedad del empresario José Firpo, quien la mandó construir en 1912, en Córdoba al 2035. Cuenta con 800 m2 y presenta un estilo inspirado en el academicismo francés. Tras servir como casa de familia para varios propietarios que se sucedieron con los años, fue reacondicionada y adaptada para ser utilizada como coworking por la firma Punto Ian Co.
Publicado por Paseo del Siglo en Sábado, 4 de mayo de 2019
Este tipo de construcciones comenzaron a llegar a la zona tras la instalación de algunas instituciones como la Jefatura de Policía y el Palacio de Justicia, así como de ciertos lugares de esparcimiento, como la plaza de toros que funcionó en Córdoba entre Dorrego e Italia entre 1899 y 1910. La iniciativa no prosperó debido a la oposición de la Sociedad Protectora de Animales, por lo que no superó la primera década del siglo XX. Estaba construida de madera y tenía espacio para seis mil espectadores.
Descubriendo Rosario"1899 , la Plaza de Toros que no sobrevivió"Rosario tuvo su plaza de toros, el “Coliseo taurino”…
Publicado por Paseo del Siglo en Domingo, 10 de marzo de 2019
Claro que uno de los edificios que más representa al Paseo es la Biblioteca Argentina Dr. Juan Álvarez, ubicado frente a la emblemática Plaza Pringles. Fue inaugurada en 1902 y lleva ese nombre desde 1956, en honor a su fundador y uno de los historiadores más importantes de la historia de la ciudad. Allí funcionó por primera vez El Círculo, nacido como un centro de conciertos, conferencias y muestras de arte. Recientemente, se reinauguró tras culminarse la obra de remodelación de más de 5000 m2 y el agregado de 1000 m2 nuevos. Se instaló un bar literario, una nueva sala de hemeroteca, estaciones de autoconsulta, sala Naciones Unidas, sala para investigadores, boxes de estudio, entre otras facilidades.
A las construcciones ya mencionadas, se suman la Escuela Normal N°2 (Córdoba y Balcarce), el edificio Castagnino (Italia y San Lorenzo), el edificio Casa de los Padres donde funciona actualmente el Museo de la Memoria (Córdoba y Moreno), la sede del Arzobispado de Rosario (Córdoba 1677), entre otros. Mezclándose con ellas, los comercios tomaron un rol protagónico en el paseo, convirtiendo aquel barrio de palacios y mansiones en un centro comercial a cielo abierto.
Ciudad de “fenicios”
De los relatos de Juan Álvarez y otras recopilaciones históricas se desprenden descripciones de la percepción que se tenía de la Rosario del siglo XIX. Incluso después de haber sido declarada ciudad en 1852, se la acusaba de “ser una ciudad sin glorias ni honores, sin cuna ni raigambre, absolutamente desvinculada de las tradiciones hispánicas o criollas y habitada por fenicios que se ocupaban únicamente y obsesivamente de lucrar, comerciar y especular”. Así lo relata la historiadora Alicia Megías en el prólogo de Historia de Rosario (1689-1939).
Si bien hacia 1900 no habían florecido todavía en Rosario espacios culturales o de recreación, como lo serían más adelante el Parque Independencia y el Parque Nacional a la Bandera, lo cierto es que mostraba pujanza en sus actividades comerciales y productivas que traccionaban su vertiginosa expansión. La conectividad que permitía la calle Córdoba y su peso institucional propiciaron la aglomeración urbanística a lo largo de su traza. La Plaza de las Carretas del Interior, actual San Martín, fue el punto de convergencia para los mercaderes y transportistas que provenían del resto de la provincia y el país, generando su propio polo de ferias y comercio.
En 2017 se constituyó la Asociación Civil del Centro Comercial a Cielo Abierto Paseo del Siglo, con el objetivo de afrontar la puesta en valor de la zona comprendida entre Boulevard Oroño, San Lorenzo, Paraguay y Rioja. Aproximadamente 525 comercios desarrollan su actividad en las 21 manzanas comprendidas en ese perímetro, sesenta de los cuales son asociados directos a la organización. En sintonía con el plan de revitalización del Casco Histórico encarado por la Municipalidad de Rosario, este grupo de empresarios se alinearon para reivindicar el valor cultural, institucional y comercial del paseo.
Hoy en día, el área registra actividad de prácticamente todos los rubros, incluída la presencia de bancos, telefónicas, centros de salud, cines, hotelería, supermercados y, por supuesto, el Shopping del Siglo. El perfil comercial es tan heterogéneo como exclusivo; marcas locales han hecho del Paseo el barrio de su casa central, mientras que otras han instalado allí su única vidriera.
La franquicia rosarina de heladerías Bajo Cero es, por caso, una de las firmas que allí nacieron y crecieron. “Tenía tres años cuando mi papá compró esta esquina (Santa Fe y Presidente Roca). Era un lugar céntrico, tradicional y pasaban los colectivos que iban al Jockey”, recordó Cristian Cacciabue, uno de los dueños actuales. Hace unos 25 años, junto a su hermano Ciro compraron también el local de Córdoba y España, el segundo para la marca que hoy acumula doce contando sus franquiciados. “En aquel momento el movimiento del Paseo del Siglo era similar a lo que hoy se ve en Pichincha”, añadió Cacciabue.
Cruzando calle Presidente Roca, en la esquina noreste de la intersección, se levanta la imponente fachada del viejo Hotel Rex, detrás de la cual funciona La Fazenda desde 1996. La marca nació en Urquiza entre Roca y España, pero llegó al Paseo en busca de tener mayor impacto. “Quisimos poner un local bandera en los años 90s, cuando la venta de café molido a la vista y las máquinas de café eran algo que no existía en Rosario”, relató Gabriel Lancelotti, socio gerente de la firma familiar que administra junto a sus hermanos. El edificio pertenece desde entonces a su familia, quienes participaron del programa de preservación del patrimonio histórico, lo restauraron y pusieron en valor. “Nuestra actividad se multiplicó desde que llegamos acá. La zona creció desde el 96 y hay cada vez más gente”, subrayó.
La variedad de ofertas bien le valen a Paseo del Siglo la denominación de Centro Comercial a Cielo Abierto propuesta por la Agrupación. Sin embargo, el tesorero Miguel Marcogliese comentó: “Queremos posicionarnos como distrito de la moda. Tenemos un perfil muy diferente al de calle San Luis y a la Peatonal Córdoba”. Las vidrieras con indumentaria se suceden unas a otras sobre la calle Córdoba, y también en Rioja. Locales de marcas como Kevingston, Cardon, Hardfield, Solido y Tannery conviven con negocios rosarinos como Sport 78, Si Supieras Vida Mía, Lips y Elda La Fratta, entre otras.
Eileen Cowes diseña y confecciona ropa de su propia marca, la cual lleva sus mismos nombre y apellido. Su local, Si Supieras Vida Mía, con su llamativa vidriera y una impronta muy particular, se encuentra ubicado en Córdoba 1773. “Hace doce años que estoy acá. Desarrollé aquí un multiespacio donde no sólo hay diseño, sino que también hay una galería de arte. Me gusta que sea una vidriera para artesanos y artistas. Trabajamos con materia prima argentina y nuestra marca está inspirada en el Paraná”, describió. “La calle Córdoba es neurálgica y significa estar en la mejor zona de Rosario. Te da seguridad saber que habrá gente transitando”, destacó la comerciante que además reside en el barrio desde niña.
En Córdoba 1555 se encuentra Spazio Sguassero, referente en estética y moda en Rosario. “La empresa familiar comenzó con mis padres en 1981. Fueron unos visionarios al instalarse acá, ya que en aquel momento el mayor movimiento pasaba por calle Maipú o San Lorenzo”, relató Franco Sguassero. El estilista se incorporó al emprendimiento de sus padres cuando tenía quince años y continúa hasta hoy. Hace una década se instaló en el edificio de patrimonio histórico que fue conocido como la casona de Sara, a metros del nacimiento de la peatonal. “El Paseo del Siglo ha sufrido una transformación muy positiva desde entonces. Soy un convencido de que el centro va a seguir siendo siempre el centro”, afirmó.
En el límite del barrio, en la esquina de San Lorenzo y Roca, se levanta el antiguo edificio hoy ocupado por Bar Victoria. Antiguamente fue un almacén de ramos generales, pero hoy en día funciona como un local gastronómico administrado por Diego Pregot desde 2011. “Se ha logrado traccionar gente para estas calles que están en la frontera del paseo. Han llegado varios comercios, incluso algunos gastronómicos que ya no tienen lugar para invertir en la peatonal o que no pueden afrontar los costos de alquilar allí”, explicó. “Me gustaría que se siga mejorando la experiencia de las personas con veredas anchas y en condiciones, y seguridad”, expresó.
La necesidad de redescubrir
“Un pueblo que nace espontáneamente sin que nadie se cuide en fundarlo, librado en gran parte al efecto de factores naturales favorables o iniciativas individuales (…)”, describe el doctor Juan Álvarez en su reseña. A partir de esa falta de planificación inicial o, al menos, de la escasez de la misma quizás pueda establecerse una relación de causalidad con la necesidad de los rosarinos de redescubrir sus propios barrios. Pichincha, olvidado por años y estigmatizado como barrio prostibulario y de conventillos, hoy apunta a convertirse en un polo gastronómico y comercial; Puerto Norte, ha concentrado algunos de los mayores desarrollos urbanísticos de la ciudad y ahora puja por captar la atención de turistas y locales para que disfruten de sus vistas y comercios. “Crecía desbordante, conservando aspectos de ciudad desaliñada y a medio hacer (…)”, el relato de Álvarez ya daba cuenta de los defectos de la expansión local.
El Paseo del Siglo no es la excepción a esta tendencia. Los comerciantes de la zona coinciden en que la llegada del Shopping del Siglo y su local de McDonald´s marcaron un primer punto de inflexión en la zona. Sin embargo, con el paso del tiempo la congestión del tránsito, la falta de cocheras, el poco énfasis en la preservación del patrimonio histórico, la falta de incentivos para abrir los fines de semana, entre otros factores terminaron por impedir que la zona mantenga la importancia comercial que tuvo en las épocas de la Rosario incipiente.
Su puesta en valor bajo la gestión de la Asociación Civil del Centro Comercial a Cielo Abierto Paseo del Siglo en coordinación con el municipio comenzó, al menos formalmente, en 2017. Nueva iluminación LED, sendas para no videntes y proyectos de limpieza fueron algunas de las iniciativas que partieron desde la agrupación y ejecutadas por la Municipalidad. “Cuando tomamos la posta de hacer esto veíamos que la zona estaba relegada. Nuestros competidores, los shoppings, nos estaban destrozando”, expresó Miguel Marcogliese, tesorero de la organización.
La inseguridad es el tema que se repite una y otra vez en cada charla. “Hemos logrado desplazar en parte a las patotas de trapitos, aunque sigue siendo un tema en el que seguimos trabajando”, explicó Marcogliese. Los empresarios afirman que la creación de la agrupación les permitió mejorar la interacción entre sí y estar al tanto de todo lo que ocurre en la zona. “El sólo hecho de llamarnos Paseo del Siglo ya es algo muy importante. Como comerciante, uno se siente amparado bajo ese paraguas”, detalló Franco Sguassero.
El tráfico es el otro punto a solucionar apuntado por los comerciantes. Si bien hay consenso en que el flujo de peatones está de algún modo asegurado durante los días laborales, la capacidad de estacionamiento actual no suele ser suficiente para alentar la llegada de visitantes en horarios de ocio. Algunos, como Gabriel Lancelotti, socio gerente de La Fazenda, entienden además que los carriles exclusivos y la fuerte concentración de líneas de colectivos sobre Santa Fe han perjudicado a los locales de venta a la calle.
Esa búsqueda de un mayor flujo de visitantes desembocó además en otro punto de interés que la agrupación ya trata con la Municipalidad. Se trata de la promoción de actividades culturales en las plazas públicas durante los fines de semana, el momento más bajo en cuanto a circulación de personas en el centro. “En el imaginario, Rosario tiene la percepción de ser una cuna de artistas y músicos, además cuenta con lindos museos”, opinó Eileen Cowes, mientras que Marcogliese destacó la importancia de atraer arte y ferias a las plazas, “respetando y cuidando la convivencia con los vecinos que residen en la zona.
En relación directa con el punto anterior, se trajo a colación el incentivo para abrir más comercios durante los sábados y domingos por la tarde. Lancelotti opinó al respecto: “Creo que tenemos que tener un acuerdo entre todos para abrir los fines de semana. Estamos en tratativas con la Municipalidad para convertir Plaza Pringles en un núcleo de actividades artísticas y exposiciones para atraer más gente”.
Por otro lado, pese a los puntos a mejorar identificados por los comerciantes, el Paseo del Siglo ya dio algunos buenos pasos en su revitalización. En marzo de este año se inauguraron las obras que comprendieron la renovación de veredas, ejecución de rampas, incorporación de iluminación LED, remodelación de plaza Pringles, la construcción de desagües pluviales y la instalación en Córdoba entre Oroño y Paraguay de sendas para la circulación de personas con discapacidad visual.
La agrupación de los negocios bajo la denominación de Centro Comercial a Cielo Abierto puede ser un importante primer paso hacia la unificación de criterios del barrio. Este punto, fundamental para la atracción del público y, especialmente, del turismo, podría convertirse en el puntapié inicial para el despegue del Paseo. Tal como ocurrió en Pichincha con sus nuevos bares o como pasa en Puerto Norte con la arquitectura de vanguardia, una zona comercial en la que se aglomeran comercios de rubros diferentes, pero de estética similar, y que además pueda convivir con el patrimonio histórico y explotar su riqueza cultural, tiene el potencial para cautivar a los consumidores. Tanto empresarios como Municipalidad se encuentran ante el desafío de dejar en el pasado la época del crecimiento “desbordante” y las “iniciativas individuales”, para reivindicar el Paseo del Siglo y aprovechar su potencial. “La zona está hermosa. Está para venir a visitarla, aunque todavía nos falte bastante para ponerla en valor”, concluyó Marcogliese.