Pablo Paladini cree que el mercado interno saldrá muy golpeado de la crisis, que el mundo cambiará sus reglas de juego y que en este nuevo orden, Argentina tiene que encontrar un equilibrio en la apertura de su economía.
El Director de la tradicional compañía rosarina de alimentos dialogó con ON24 y dio su visión sobre el contexto, los cambios que se gestan y los desafíos de un mundo que no será igual luego de la pandemia.
¿Cómo está trabajando Paladini hoy y cómo se adaptaron a la nueva normativa?
Siendo una empresa de alimentos venimos con estándares sanitarios, de inocuidad y certificaciones de normas que facilitan la adaptación. Sí hubo cambios en la administración, donde aumentamos los niveles de limpieza; además, adaptamos el funcionamiento del comedor asegurando el distanciamiento social en todo momento.
Yo soy un convencido que un trabajador tiene que sentirse tan seguro en la planta como en su casa y hay que tener en cuenta que tenemos 2.456 empleados y 1.250 de ellos están la fábrica.
¿Las nuevas formas de trabajo tienen algún impacto en la rentabilidad final?
Si, pero no por el distanciamiento de la gente sino porque hay que hacer ciertas inversiones. Por ejemplo, en faena y despostada pusimos un acrílico separando a cada persona, a ese acrílico hay que limpiarlo y mantenerlo permanentemente. Estos gastos son imprevistos y no se pueden trasladar a precios.
¿Qué opinás de la cuarentena? ¿Te parece controversial?
Desde el punto de vista de un empresa que está en actividad, tengo una visión de la cuarentena quizás mucho más benévola que otro que no está trabajando. Tengo empresarios amigos que la están pasando muy mal.
Me parece una medida correcta pero tenemos un ovillo que hay que desarmar para volver a una nueva normalidad. La industria tendrá que adaptarse, algunos sectores más que otros. Por ejemplo, no sé cómo será el entretenimiento y los espectáculos masivos de ahora en más.
¿Pidieron asistencia del Estado para el pago de sueldos?
No. No obstante, si bien apenas se dispuso la cuarentena mejoramos nuestros niveles de venta, ahora vemos ya un freno en el consumo.
¿Hay alguna solicitud por fuera de lo salarial?
Me parece que se necesitan mesas de diálogo entre el sector público y privado. El gobierno tiene que entender que el verdadero generador de riqueza es el sector privado y que hay que atenderlo, no solo con subsidios. Y es también responsabilidad de nosotros -los empresarios- generar acompañamiento. No hay país exitoso sin una política exitosa.
¿Cómo cambiaron los planes de la empresa con la irrupción de la pandemia?
Esto hizo frenar la pelota, levantar la cabeza y ver dónde estamos parados. Por ejemplo, nosotros teníamos asistencia a locales de gastronomía, y eso es algo que va a cambiar rotundamente y tendremos que buscar la adaptación.
Imagino que el consumo será más aislado de los que estamos acostumbrados. Además, el mundo que ya exigía trazabilidad para garantizar origen, ahora exigirá la inocuidad del producto; y eso se va a aplicar a muchas cosas, no solo al consumo masivo.
¿Cómo ves la aceleración de la digitalización y el crecimiento vertiginoso -ahora obligado- de los deliverys?
Creo que mucho del consumo futuro será el delivery y el puerta a puerta; algo que nosotros podemos explorar a través de nuestros distribuidores o por línea directa. No obstante, todavía no hay una confianza plena en que -por ejemplo- un marketplace pueda asegurar la cadena de frío en la distribución en productos como el nuestro. Habrá que buscar la forma de mejorar este aspecto.
Nosotros como empresa estamos trabajando para digitalizar muchos procesos administrativos y tenemos un proyecto para trabajar online con clientes y proveedores.
En una entrevista que hicimos a fines del año pasado hiciste hincapié en la necesidad de fortalecer el mercado interno, ¿cómo lo ves luego de la pandemia?
Insisto en que para tener una economía que sea sostenible en el tiempo y pueda afrontar crisis, tiene que tener un mercado interno sólido. No podemos ser ni China ni Europa dependientes, tanto sea para la importación como la exportación.
Nuestro mercado interno está sufriendo el contexto en forma dramática en muchos casos. Y si no queremos mirar solo al empresariado, miremos los empleados que trabajan en esas empresas, que no saben si van a perder su trabajo o que -como mínimo- tendrán que modificar su forma de trabajar. Es acá donde el Estado tiene que acompañar, no solo con subsidios sino también con capacitación.
En lo que respecta a la apertura de la economía, entiendo que los extremos son malos. En los noventa vivimos una apertura total y eso perjudicó mucho a la industria nacional, pero cerrarse perjudica al consumidor final que se queda cautivo de ciertos productos. Además, el empresario que no se aggiorna, cuando se vuelve a abrir ese mercado queda desactualizado tecnológicamente.
Hay que buscar un punto medio porque hay productos que no vamos a poder fabricar nunca y otros que sí. Estoy convencido de que tenemos que fabricar alimentos para del mundo.
¿Cómo quedó el tablero de exportaciones?
Esta pandemia afecta a todo el sector de consumo de alto valor por tonelada. De Rusia quedó una pequeña porción de mercado y Europa está cerrada. China, por su parte, tiene un gran stock de congelados que los está utilizando y eso frena su consumo; además, ha bajado mucho el precio. Te diría que por fuera de los compromisos asumidos, hoy no es rentable la exportación a China.
Dólar escalando, inflación con un freno momentáneo pero con perspectivas de suba por la tremenda emisión monetaria, ¿cómo les pega?
Muchos de los insumos que consumimos están dolarizados, y eso atenta contra la rentabilidad de la compañía. Con respecto a la inflación, es un mal que nos pega fuerte, no todos los aumentos se pueden trasladar a precios, y mucho más ahora donde el bolsillo de la gente está tan castigado.
REDACCIÓN ON24
Por Mariano Fortuna /m.fortuna@on24.com.ar